En Córdoba, Veracruz, el supuesto "Gobierno del pueblo" encabezado por el morenista Juan Martínez Flores ha demostrado su verdadero rostro: un descarado desprecio hacia los más necesitados y una absoluta falta de voluntad para atender las demandas más apremiantes de la población.
Durante más de once días, colonos, estudiantes y maestros del Movimiento Antorchista han mantenido un plantón permanente frente al palacio municipal de Córdoba. Su exigencia es sencilla: que se aprueben y ejecuten once obras prioritarias en colonias populares y escuelas, obras que llevan años siendo prometidas pero jamás realizadas por la administración morenista.
Los regidores morenistas insultan la inteligencia de la ciudadanía al acusar a los manifestantes de buscar "fines político-electorales".
Desde la construcción de un muro de contención para proteger a alumnos y profesores, hasta la rehabilitación de espacios deportivos, pasando por la pavimentación de calles y la ampliación de redes eléctricas, las peticiones son básicas y reflejan las enormes carencias que aún prevalecen en Córdoba, a pesar de los supuestos "programas sociales" y las interminables promesas de Morena.
Ante esta justa protesta ciudadana, ¿cuál ha sido la respuesta del alcalde Martínez Flores y su camarilla de secuaces morenistas? Una serie de maniobras dilatorias, mentiras descaradas y un absoluto desdén hacia los manifestantes y sus demandas legítimas.
En un intento por aparentar buena voluntad, convocaron a una "reunión pública" para escuchar las peticiones. Pero al día y hora acordados, nunca se presentaron, dejando plantados a los antorchistas y a los medios de comunicación que acudieron a cubrir el evento. Una acción indigna que demuestra su total falta de seriedad y respeto hacia la ciudadanía.
Pero el cinismo no se detuvo ahí. En la más reciente sesión de Cabildo, los regidores morenistas rechazaron incorporar las obras solicitadas en los programas de inversión municipal, negándose rotundamente a atender las necesidades más urgentes de sus representados.
Y para rematar, uno de los funcionarios mintió descaradamente al afirmar que fueron los antorchistas quienes rechazaron un supuesto "ofrecimiento" de resolver las once obras. Una falacia burda que sólo evidencia la deshonestidad y falta de ética que impera en este "Gobierno del pueblo".
Ante tanta cerrazón e inflexibilidad, es inevitable preguntarse: ¿a quién sirve realmente la administración de Morena en Córdoba? Ciertamente no al pueblo, pues ignora sus reclamos más elementales. ¿Acaso sirve a los intereses particulares del alcalde y su círculo cercano?
La sospecha crece cuando se observa cómo, mientras las colonias populares se hunden en el abandono, el propio Martínez Flores construye una clínica privada para su beneficio personal. Una afrenta más a los cordobeses que votaron por Morena creyendo en sus mentiras.
Los regidores morenistas insultan la inteligencia de la ciudadanía al acusar a los manifestantes de buscar "fines político-electorales". ¿Acaso creen que dormir a la intemperie por más de once días, lejos de sus familias, se hace por ambiciones políticas? La firmeza de los antorchistas demuestra que su única motivación es la urgente necesidad de obras y servicios en sus comunidades.
Morena ha traicionado a Córdoba. Ha incumplido sus promesas, ha despreciado al pueblo y ha demostrado ser un partido más de la añeja política mexicana: mentirosa, corrupta y alejada de las verdaderas necesidades populares.
En medio de esta crisis, la verdadera cara del Gobierno morenista ha quedado al descubierto. Su supuesta ideología de izquierda se desvanece ante la realidad de su incompetencia y corrupción. Mientras tanto, la ciudad sufre las consecuencias de su negligencia: inseguridad creciente, servicios públicos deficientes y una población abandonada a su suerte.
Los antorchistas han advertido que esta lucha va para largo. Y tienen razón, pues sólo con resistencia y movilización genuina se podrá vencer la indiferencia y el desdén de quienes se hacen llamar "Gobierno del pueblo".
Es hora de que los ciudadanos de Córdoba, y de todo México, exijan cuentas a este Gobierno que ha traicionado su confianza. Es hora de poner fin a la mentira y el engaño, y exigir un cambio real que ponga los intereses de la gente por encima de los intereses partidistas y personales.
No están solos compañeros de Córdoba, los antorchistas guerrerenses estamos prestos para emprender una lucha nacional, sepan que desde aquí hacemos un llamado muy enérgico a las autoridades a resolver las demandas del pueblo pobre trabajador, pues el mismo pueblo fue quien los puso en donde están, pero no se les olvide que también el pueblo quita.
¡Adelante compañeros cordobeses, no desistan de su lucha!
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