MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Las becas Benito Juárez no combaten el rezago educativo

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En estos días está en marcha el proceso de inscripción para las becas Benito Juárez, programa iniciado en el anterior sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador y que consiste en proporcionar un apoyo bimestral de mil 900 pesos a todos los jóvenes que cursan la preparatoria, a través de una tarjeta individual. El objetivo oficial de la beca es apoyar a los estudiantes para concluir sus estudios y costear algunos gastos como uniformes o útiles; sin embargo, datos de centros de investigación y del propio gobierno demuestran que dicho objetivo no se está logrando del todo.

La entrega de dinero en efectivo a los jóvenes está fomentando el individualismo y el egoísmo, así como un desinterés generalizado por los problemas educativos que enfrenta el país.

El secretario de Educación, Mario Delgado Carrillo, informó que para 2025 el gobierno de México destinará 892 millones de pesos (mdp) adicionales a la educación media superior. También dijo que el monto de las becas Benito Juárez se incrementaría en 60 pesos por alumno para pasar de mil 840 pesos bimestrales a mil 900 y que, a partir de este año, se invertirían 25 mil mdp en el programa La Escuela Es Nuestra para construir infraestructura en las escuelas con el dinero administrado por los padres y maestros; anteriormente, este programa solo funcionaba en el nivel básico.

Si bien las becas son de gran ayuda para las familias de escasos recursos, el problema es que muchas veces los jóvenes no utilizan el dinero para fines educativos, pues este es manejado de forma individual por ellos y no por sus padres, por lo que no se observa una mejoría en la lucha contra la deserción escolar en el nivel bachillerato.

Por ejemplo, la doctora Arcelia Martínez Bordón, académica de la Universidad Iberoamericana, señaló durante el foro “La educación media superior en México siglo XXI” que la tasa de deserción escolar en alumnos de bachillerato fue de 8.1 % en el ciclo escolar 2023-2024. Esto significa que, durante el ciclo escolar más reciente, alrededor de 430 mil alumnos entre los 15 y 18 años dejaron la escuela, lo que equivale a 117 estudiantes por día en todo el país, precisó la académica. Esto demuestra que las becas no están cumpliendo uno de sus propósitos centrales.

Al contrario, las becas Benito Juárez, en lugar de combatir los problemas educativos del país y elevar la preparación de los jóvenes, es muy probable que estén provocando el aumento de graves problemas como la drogadicción.

Un indicio de esto es que el año pasado tuvieron que publicarse los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Mental y Adicciones, cuya muestra se levantó entre octubre de 2023 y mayo de 2024; pero, según informó el secretario de Salud, David Kershenobich, “por errores en la metodología”, la mencionada encuesta no sirvió, por lo que se volverá a realizar.

Llama la atención que dicha encuesta estuvo a cargo del extinto Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) en colaboración con el Consejo Nacional de Salud Mental y Adicciones, instituciones de mucho prestigio y que nunca fueron acusadas de incompetentes ni irresponsables. ¿Será cierto que la encuesta no sirvió?

Sinceramente, creo que el problema consiste en que, en la encuesta, seguramente se revelaron datos sumamente alarmantes sobre el incremento de las adicciones entre los jóvenes y, por ello, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum decidió censurarla y no dio a conocer los resultados.

Otro hecho que refuerza este planteamiento puede rastrearse en el aumento de jóvenes adictos que llegan a los centros de rehabilitación. 

En julio de 2024 leí un reportaje publicado por el Diario de Xalapa en el que se informaba que, en los Centros de Reintegración Juvenil ubicados en la capital del estado, pertenecientes a la Secretaría de Salud, se había incrementado el número de pacientes internados hasta en 35 jóvenes de entre 14 y 18 años por mes.

Como mencioné más arriba, otro problema observado es que, con el reparto de becas, los gobiernos de todos los niveles se han desentendido de su obligación de mejorar las instalaciones educativas. 

Por ejemplo, en la preparatoria a la que asisto existe un laboratorio en donde la mayor parte de los instrumentos para experimentación están obsoletos, rotos o en muy mal estado; es imposible aprender biología, física o química con ellos, y es hasta peligroso que los jóvenes los manipulen. El resto de la escuela también está en mal estado y cayéndose a pedazos.

Lo mismo puede decirse de la inmensa mayoría de bachilleratos que existen en la ciudad capital, incluyendo los de mayor prestigio, ni hablar de las escuelas ubicadas en las colonias populares o pueblos más lejanos.

Aparte de estos problemas, he podido observar que la entrega de dinero en efectivo a los jóvenes está fomentando el individualismo y el egoísmo, así como un desinterés generalizado por los problemas educativos que enfrenta el país y por el resto de problemas colectivos que enfrenta la sociedad. Esto los vuelve apáticos y vulnerables a la manipulación ideológica y electoral de los políticos morenistas, que intentan pintarnos la realidad de color de rosa, diciendo que se están combatiendo males graves como la pobreza, la desigualdad social, la delincuencia y el rezago educativo.

De esta manera, se inhibe la participación consciente de los jóvenes en la política y en la lucha social por mejorar sus condiciones de vida, algo muy preocupante.

Es claro que uno de los fines principales es lograr el voto fácil de los jóvenes, porque, a diferencia de otras becas y programas instrumentados en el pasado, ahora no se les exige a los beneficiarios comprobar su asistencia a clases, buenas calificaciones, revisiones periódicas de salud ni algún tipo de trabajo social. El único requisito es estar matriculado en una preparatoria.

Ahora bien, no es que las becas estén mal y tampoco que no sean necesarias; el problema es que nos quitan otros derechos necesarios para nuestro desarrollo, se empeora el sistema educativo y pretenden manipularnos. Asimismo, es muy irresponsable entregarles el dinero a los jóvenes sin ningún tipo de supervisión, algo que debería cambiar.

La juventud debe comprender muy bien esta realidad, prepararse para tener una visión crítica de estos problemas y no asumir una actitud apática e individualista ante ellos. Debemos estudiar en las aulas y fuera de ellas, y preocuparnos por lo que ocurre en todo el país y el mundo, porque de eso depende nuestro futuro. No debemos vender nuestro futuro por mil 900 pesos bimestrales.

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