México tiene dos grandes zonas productoras de frijol, con condiciones y rendimientos muy diferentes.La región templada semiárida del norte-centro del país con siembras en primavera-verano, bajo condiciones de temporal deficiente y de rendimientos bajos, de 531 Kg por hectárea.La otra región importante se ubica en el noroeste, con siembras en otoño-invierno bajo riego o humedad residual, con rendimientos de 1,248 kg por hectárea; representa el 21.47% de la producción nacional.
La siembra de frijol ocupa el segundo lugar en cuanto a superficie sembrada a nivel nacional, solo por debajo de la siembra del principal grano: el maíz.Los principales estados con mayor producción son: Zacatecas con 25%, Sinaloa con 16%, Durango con 13%, Chihuahua con 11% y Nayarit con 7% que conforman aproximadamente de 785 mil toneladas de frijol del total nacional.
Uno de los factores que causa la baja cosecha, que, consecuentemente se ha tenido son la cantidad y distribución de la precipitación durante el desarrollo del cultivo temporal, es el factor determinante en la productividad por unidad de superficie.En el caso de Chihuahua, por ejemplo, la muy baja productividad es por la helada que se registró, en algunas zonas de hasta 2.3 grados centígrados negativos como en el caso de Cosihuiriachi, Chihuahua, y, que, esta helada afectó principalmente el cultivo de frijol dejando a la reducción de un 40% menos.Se estima que solo se obtendrá un 20% de la proyección, es decir, que por causa de las malas temperaturas la productividad bajará un 80%.En el caso de Durango y Zacatecas, por la falta de lluvias desde el pasado 20 de septiembre.En Durango, no se tiene un estimado oficial de la producción de frijol, es posible que sea bajo debido a las condiciones climáticas irregulares.Hay algo más, que afecta directamente a los pequeños productores.En zonas de producción los compradores foráneos (coyotes) el precio de frijol por kilo de 12.20 pesos y 12.30.Dicen, tienen esperanza mejoren los precios.
Es necesario que las intervenciones estén focalizadas en contar con bienes públicos, el mejoramiento de la infraestructura vial, el suplemento de paquetes de tecnología y una mejor estrategia y política de distritos de riego están identificadas como las áreas de priorización, se requiere darle un impulso a la agricultura y a una mejor inserción del país al mercado internacional.
Según, la prioridad del actual gobierno en la nueva estrategia de apoyo al campo es apoyar a los pequeños productores; los gobiernos anteriores a él, se mantuvo por más de 25 años la política de destinar los apoyos para el campo a los medianos y grandes productores, sin que haya evidencia del impacto que esto tenía para la producción o la comercialización y, con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hay un viraje: los subsidios irán a los pequeños.Víctor Suárez, subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), explica que el cambio se hizo porque los grandes productores se llevaban hasta 40 mil millones de pesos en subsidios cada año.
Pero, con la desaparición de los fideicomisos destinados al campo, dejó desprotegidos a más de 27 millones de mexicanos que dependían de este sector, pues tan sólo el fideicomiso para la agricultura representa cerca de 20% del total de los 68 mil millones de pesos que los diputados de Morena aprobaron desaparecer hace unos días.Y, ¿dónde quedaron los 40 mil millones que se destinaban a los medianos y grandes productores, con ese recurso, realmente se están beneficiando a los pequeños productores? Si no es así, entonces, ¿todavía están gozando los grandes productores o dónde se quedaron esos recursos? Desde mi punto de vista, no se ve reflejado por ningún lado dichos recursos.
Sin duda alguna, todos los sectores del pueblo mexicano están sufriendo graves consecuencias de las políticas erróneas del gobierno federal.Es necesario que el pueblo entienda con sabiduría, y, sobre todo de manera consciente y organizada, que México debe ser gobernado por el propio pueblo para mejorar las condiciones de vida de todos los sectores más marginales, es decir, detonar recursos en dónde más se necesita.
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