MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Las palabras y los hechos

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Es una vieja práctica en política y de muchos políticos, usar palabras de contenido noble, de aceptación general, capaces de influir positivamente en el ánimo de los ciudadanos, para encubrir con ellas, propósitos diametralmente opuestos a éstas. Hacer esto, no solamente les ha reportado buenos resultados, sino que les ha permitido labrarse una imagen totalmente distinta a la que les corresponde de acuerdo con la esencia de su conducta y de sus acciones concretas. Existen políticos que en el discurso se muestran como los más empedernidos y fervientes partidarios del respeto a la ley, a los derechos humanos y defensores a ultranza de los menesterosos, pero en la realidad, se conducen como verdaderos dictadores y dueños del poder que detentan.

            Desde este punto de vista, las palabras son usadas, como simple disfraz para engañar a la opinión pública, deslumbrando a muchos, en particular a los necesitados y acuciados por las grandes carencias que padecen como la falta de empleo, vivienda, servicios básicos, salud, educación, etc.; el discurso melifluo, lleno de compromisos y promesas que no se piensan cumplir, en ocasiones, generan esperanzas de bienestar en los sectores empobrecidos que buscan sobrevivir en este mundo tan desigual, tan próspero para un reducido grupo de ciudadanos y tan miserable para las grandes mayorías.

Ha manipulado

            Así, el juego perverso del uso de las palabras, permite que los políticos manipulen la opinión ciudadana, llevándonos, a los hechos, a ser el país con mayor desigualdad en el mundo, donde las personas más acaudaladas concentren más de 57 por ciento de los ingresos nacionales, mientras que 50 por ciento de la población más pobre sólo tiene 9.2 por ciento; un país donde mientras la mitad de la población más pobre tiene en promedio ingresos por 42 mil 700 pesos per cápita por año, el 10 por ciento de los más ricos en el país ganan 1.3 millones de pesos cada uno, de acuerdo al informe "World Inequality Report 2022", realizado por el Laboratorio de las Desigualdades Mundiales.

            Pero quienes gobiernan este país les son indiferentes estos datos, es más, ellos tienen “otros datos”, y a pesar de que el titular del Ejecutivo Federal ha vertido a través de todos los foros a su alcance -que son muchos- que su Gobierno es y será “por el bien de todos, primero los pobres”; en los hechos, poco se hace por aliviar los males inferidos por la pobreza a los sectores vulnerables a los que le son negada de manera reiterada la solución a sus demandas de obras y servicios.

            El discurso del Gobierno de la 4T está plagado de palabras que denotan preocupación por los menesterosos, pero los hechos revelan que se les ha privado de programas que en algo paliaron algunas necesidades: Seguro Popular, Prospera, estancias infantiles, comedores comunitarios, refugios para mujeres violentadas, fideicomisos muy necesarios como el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) y otros, que sería largo enumerar. Tan sólo de 2018 a 2020, el número de pobres se incrementó en 3.8 millones de personas al pasar de 51.9 millones a 55.7 millones, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dato que demuestra que, aunque el actual Gobierno invirtió más en sus programas sociales emblemáticos, las vulnerabilidades sociales aumentaron.

Además, el mal manejo de la pandemia de la Covid-19, por parte del Gobierno Federal, que ha costado la vida a 300 mil mexicanos, deja cicatrices económicas que afectarán a los más pobres a causa de la pérdida de salud, empleos, incremento de la informalidad, rezago educativo, falta de infraestructura y servicios sociales, por mencionar algunas, afectaciones que podrán reducirse en la medida en que haya congruencia entre las palabras y los hechos de los funcionarios del Gobierno de la Cuarta Transformación.

En Yucatán, las cosas no son mejores, bajo la consigna, “Juntos transformemos Yucatán”, la actual administración estatal, encabezada por el Lic. Mauricio Vila Dosal, implementa una política cercana a la del Gobierno Federal; también aquí, a pesar de que, uno de cada dos yucatecos sufre pobreza -un millón 156 mil personas-, y que en su Tercer Informe de Resultados, el Gobernador se comprometió a abatir la pobreza en varios puntos de la entidad, porque "no puede haber dos yucatanes, uno pobre y otro en prosperidad, -y que- ese será el reto en el año 2022"; continúa negándose la solución de modestas demandas a un importante número de yucatecos pobres organizados en el Movimiento Antorchista.

También aquí la bondad del propósito de las palabras del Gobernador, sugiere un mejor porvenir para los yucatecos que sufren carencias y que este 2022 se terminarán; pero como los problemas se abaten con hechos y no con palabras, los antorchistas yucatecos solicitamos por enésima ocasión que, de ser sinceras las intenciones del jefe del Ejecutivo estatal, intervenga pronta y positivamente en favor de sus gobernados que hoy piden el auxilio de su Gobierno.

“Obras son amores que no buenas razones” reza un refrán popular, por lo que, si así no fuere, lo único que se pondrá de manifiesto, es que las palabras en boca de políticos y/o gobernantes, siguen sirviendo a intereses aviesos y divorciadas de los hechos; por tanto, es indispensable que el pueblo, lejos de desencantarse, afiance su unidad, y organizadamente, exija lo que por derecho le corresponde, el pueblo debe tomar en sus manos la honrosa tarea de hacer de este mundo más equitativo y más justo para aquellos que carecen hasta de lo indispensable. Así las palabras estarán acorde con los hechos.

Mientras tanto, el antorchismo yucateco seguirá denunciando la falta de sensibilidad y voluntad política por parte del Gobierno del Estado para resolver sus demandas.

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