MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Las promesas políticas no bastan

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La tormenta que azotó la ciudad de Tlapa el pasado 11 de julio dejó una estela de destrucción y dolor, exponiendo una vez más la vulnerabilidad de las regiones más empobrecidas de México. 

La tragedia que vivieron los habitantes de Tlapa y de la región de la Montaña de Guerrero no sólo evidenció la magnitud del desastre natural, sino también la insuficiencia de las respuestas gubernamentales en todos los niveles, desde el federal hasta el municipal.

Los daños son incalculables. Las familias afectadas, muchas de ellas indígenas que ya enfrentaban condiciones extremas de pobreza y marginación, ahora se encuentran sin hogar, habiendo perdido todas sus pertenencias en las violentas corrientes.

La angustia de estas personas, que no saben cómo recuperarán lo que el agua se llevó, es palpable y desesperante. La emergencia dejó a su paso una persona desaparecida y seis más lesionadas, quienes fueron rescatadas de las corrientes que arrasaron con vehículos y causaron inundaciones en la colonia Constitución, especialmente afectada por el desbordamiento de la barranca de los Chivos.

Ante esta situación, el llamado a la acción no puede ser más claro: el Gobierno estatal y municipal no pueden manejar por sí solos la magnitud de este desastre.

La ayuda inmediata e integral a la población de Tlapa de Comonfort y a la región de La Montaña es imperativa y debe fluir sin dilación. Sin embargo, la respuesta del Gobierno federal ha sido, como en tantas ocasiones, insuficiente o nula.

El presidente Andrés Manuel López Obrador y su sucesora, Claudia Sheinbaum, realizaron una visita a la zona de La Montaña en Guerrero, comprometiéndose a entregar mil millones de pesos anuales para el desarrollo de la región. 

Sin embargo, este compromiso, aunque “bien intencionado”, parece ser más una promesa política que una solución real y urgente a las necesidades inmediatas de la población.

El mandatario no especificó por cuánto tiempo se otorgará este apoyo, dejando en el aire la certeza de una ayuda sostenida en el tiempo. Además, señaló que los recursos provendrán de las empresas encargadas del mantenimiento de carreteras, fondos que en Gobiernos anteriores eran sumas millonarias.

Este tipo de anuncios, aunque suenan impresionantes, no abordan de manera directa la crisis actual que enfrenta Tlapa. La región no necesita promesas a largo plazo ni recursos condicionados; necesita ayuda inmediata y efectiva.

La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, también ha quedado a deber. Su administración ha mostrado una alarmante y preocupante falta de capacidad para responder a esta emergencia.

La coordinación entre los diferentes niveles de Gobierno ha sido deficiente, y la ayuda no llega con la rapidez ni en la cantidad necesaria para atender a los afectados. La población de Tlapa merece sentir el apoyo y la solidaridad del Gobierno federal en un momento tan crítico, similar a lo ocurrido en Acapulco con el huracán “Otis”.

La tragedia de Tlapa debería ser un recordatorio urgente para López Obrador, Sheinbaum y Salgado Pineda de que las promesas políticas no bastan. Los ciudadanos necesitan acciones concretas y efectivas.

La reconstrucción de Tlapa y la asistencia a sus habitantes deben ser prioritarias y ejecutadas con la diligencia y el compromiso que las circunstancias demandan.

Es momento de que el Gobierno federal, junto con el estatal y el municipal, actúen con la urgencia y la seriedad que esta tragedia exige, brindando el apoyo necesario para que las familias no sólo recuperen sus pertenencias, sino también su estabilidad social, económica y emocional.

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