La música es una de las primeras artes que se empezaron a practicar desde la aparición del hombre, ya desde el silbido, desde la combinación de las palabras y el sonido que estas llevaban, o el tararear que se producía en el sonido de nuestros ancestros; el canto ha sido una de las artes que han tenido verdaderas transformaciones, en un principio contaba las grandes hazañas del pueblo, las tragedias y los momentos más felices; a lo largo de los años y siempre sirviendo a los intereses de la clase dominante.
La música ha servido como forma de sometimiento y siempre jugando el papel de descomposición de la sociedad, de los jóvenes en la actualidad, principalmente, pues, como dijo alguien, la buena música ya no existe, hoy los cantantes ya no hablan de la necesidad de trabajar por una patria justa, ya no se habla del verdadero amor, ya no se habla siquiera de una desilusión amorosa y el tormento de la persona que lo vive.
En la actualidad, la música es solo un ejemplo del rezago social que deja el capitalismo, música que invita a la sociedad a consumir drogas, alcohol, donde el sexo y el dinero son el principal factor para la vida y el proyecto de los jóvenes; esto sin hablar de los corridos y narcocorridos que invitan a los jóvenes a esa vida de bandidaje y a entrar al narcotráfico. Quien tenga un oído limpio y un poco de noción de lo bueno y lo malo, podrá escuchar, al momento de prender la radio, la televisión, de poner el YouTube, que no existe una verdadera oferta de música, sino que te dan a escoger entre lo más bajo de lo bajo.
En fin, la música se ha hecho absolutamente necesaria porque no todo se ha podido expresar con la palabra. Por ello se recurrió a la magia de los sonidos; el arte más universal y más generoso.
Sin embargo, no todo lo que escuchamos en la actualidad es música realmente. Pues cuando es auténtica, aunque de su difusión se deriven ganancias económicas, no es una mercancía ni es vulgar o excluyente, un artículo de ornato o una moda que ofende a la inteligencia y a la sensibilidad humanas.
Por el contrario, la música como arte es constructiva socialmente y edificante para la cultura, ayudándonos con sus potencialidades a la construcción de una sociedad plenamente humana. Impresiona la facilidad con que buscamos el encuentro con la música, ya sea contratando alguna agrupación musical; o bien, oprimiendo un botón, girando una perilla o mediante un clic en nuestro equipo. Así, la música se hace presente en los más diversos contextos acompañándonos desde el nacimiento a la muerte de manera inseparable; en los eventos solemnes, sociales, espirituales y festivos, a los que da un toque especial ya sea con su ejecución en vivo o mediante las diferentes de la reproducción.
Para el Movimiento Antorchista, rescatar la cultura y la verdadera música ha sido una tarea difícil, pero poco a poco ha trabajado y construido un proyecto para lograr este objetivo. Cada año, en Hidalgo se reúnen cantantes de los 32 estados de la República mexicana para hacer un honor a la verdadera música del pueblo, y es aquí donde la música adquiere un verdadero significado, aquí es donde Antorcha ve en su proyecto un verdadero resultado de su trabajo. El próximo 24 de septiembre se hará gala de este gran trabajo y todos seremos parte de ello.
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