MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Lecciones de la revocación de mandato

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“Nos respaldan 30 millones de mexicanos”, esta frase se volvió la muletilla favorita del gobierno de la Cuarta Transformación ante cada crítica que periodistas, analistas, intelectuales o el pueblo en general hacen hacía el gobierno de López Obrador, pero después de la tan difundida revocación de mandato, este argumento, como muchos más del lopezobradorismo terminaron rodando por el suelo. 

Durante varias semanas, gran parte del territorio mexicano se cubrió con la propaganda morenista; se montaron miles de espectaculares, muchas bardas se pintaron con el color de Morena, muchos de sus representantes aún en plena veda electoral se dedicaron a seguir promoviendo el voto en redes sociales y en reuniones privadas con vecinos; pero toda esta difusión no tuvo los resultados que el partido guinda esperaba. 

Este ejercicio democrático, como decidieron llamarle, para tener efecto vinculante, es decir, que fuera de carácter oficial obligatorio, necesitaba juntar 37 millones de participantes (40 por ciento de la lista nominal), pero los resultados del 10 de abril fueron un estrepitoso fracaso: menos de 16 millones de votos. Definitivamente, la revocación de mandato, aunque López Obrador y los morenistas digan lo contrario, es otra clara prueba de la pérdida de aprobación y rechazo creciente que enfrenta su gobierno. 

A pesar de que en esta ocasión el único nombre que apareció en la boleta fue el del propio presidente Andrés Manuel López Obrador, no pudo mantenerse ni obtener los resultados que esperaba, a pesar de haber sido él mismo quien lo promovió y movió a todo el aparato del Estado para cumplir, una vez más, otras de sus ocurrencias de autopromoción, y aunque todos vimos cómo el vaso comienza a vaciarse, él se ha encargado de difundir y tratar de convencer a los mexicanos que el vaso no está medio vacío, sino medio lleno.

La columna de Enrique Quintana en El Financiero publicada el 3 de marzo y titulada “La popularidad de AMLO: ¿en un punto de quiebre?, nos muestra un amplio panorama de esta baja; dice: “El presidente López Obrador perdió 13 puntos en su nivel de aprobación en los últimos dos meses”, y continúa, “lo relevante no sólo es la pérdida de aprobación, sino el hecho de que se encuentra en el nivel más bajo de todo el sexenio con 54 por ciento de apoyo”, pues agrega, “después de abril del año 2020, cuando tuvimos el confinamiento más duro asociado a la pandemia, hubo una caída de 12 puntos en apenas un par de meses”.

Pero toda esta relatoría, no es mera casualidad, sino un reflejo de las acciones y el abandono real en que el gobierno ha tenido al país; pues es bien sabido que ningún tipo de apoyo se brindó a la población en la época más dura de la pandemia; se le mandó a confinarse, pero sin garantía de cómo alimentar a sus familias; asimismo, se perdieron innumerables empleos, lo sumó más mexicanos a las filas del empleo informal, y por si esto fuera poco, la inflación de la canasta básica superó ya la tasa esperada, lo que significaría que lo poco que ganaban lo mexicanos ya no les alcanzaría para comprar la misma cantidad de productos que compraban antes, es decir, menos comida para las familias mexicanas. 

Y ante un panorama así, no es de sorprender la pérdida de confianza hacia este gobierno. La tan manida frase manipulatoria y demagógica del presidente de que el pueblo es sabio está operando ya en contra de él mismo; el pueblo está percatándose de lo que en realidad es el gobierno morenista, y se erosiona el encanto inicial en la 4T. Hemos pasado ya la etapa en la que el gobierno podría justificar su inacción culpando a los gobiernos anteriores, y nos encontramos en la segunda fase, la más crítica quizá, y en la que deberemos estar más atentos: se acercan las elecciones de 2024. 

El ejercicio de revocación de mandato, desvirtuado e impuesto por el propio presidente, deja para los mexicanos dos lecciones importantes: la primera es que el Gobierno federal ha comenzado a trabajar y a medir sus fuerzas para las elecciones que se avecinan en 2024, pero al mismo tiempo logró mostrar también sus debilidades y dejó al descubierto la pérdida de confianza por gran parte de la población mexicana. 

La segunda, y quizás la más importante, es que el pueblo ha comenzado a darse cuenta del error de 2018; el velo con que se ocultó el engaño a los mexicanos y se les hizo creer que llegaría un iluminado a resolver todos sus problemas, ha comenzado a caer; la frase de campaña, y luego de gobierno, de primero los pobres ha pasado a la historia como una frase hueca y sin nada que la respalde pues es sabidísimo que en la agenda política presidencial lo primordial son las obras faraónicas del presidente, y ninguna acción real y concreta para sacar al pueblo mexicano de la miseria y el abandono en el que se encuentra. 

Pero aún quedan fuerzas a Morena y a su presidente. No nos engañemos. Así que, al igual que en 2018, el Movimiento Antorchista Nacional sigue llamando a la unión del pueblo, advirtiendo que ningún partido político existente logrará, por sí solo, vencer fácilmente a este gobierno en 2024; que se necesita la unión de todos los mexicanos para corregir el mal rumbo por el que se ha llevado al país, al despeñadero, pero reconocer, sobre todo, que la participación más importante debe ser la del pueblo mismo, un pueblo educado y consciente de las acciones a tomar pues debe tener en claro que la liberación de la clase tabajadora deberá ser lograda y conquistada por esa misma clase; por nadie más.

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