A la oficina de la Comisión de Publicaciones de Antorcha Sonora llega una cantidad impresionante de documentos procedentes de diversos rumbos de la geografía estatal: cartas escritas por la gente más sencilla y humilde, de su propio puño y letra; fotos y videos con escasa técnica fotográfica quizá, pero que muestran verdades lacerantes y ansiedades populares que están aprendiendo a expresar sus más profundos anhelos, ansiedades y temores; mensajes de texto por diversos medios y grabaciones de voz; nos llegan también serios y bien meditados mensajes de dirigentes populares tanto locales como estatales y todo ello coincide: está creciendo el hambre en Sonora.
Para nosotros estos son documentos valiosos que reflejan fielmente la realidad, son auténticos aunque los hayan procurado y recopilado nuestros propios compañeros, es decir, líderes naturales que nosotros llamamos plenistas y activistas de su pueblo, son documentos que merecen ser tratados con toda seriedad y toda la cientificidad posible, como indicadores muy precisos de la realidad objetiva.De todo ello, en nuestra Comisión tratamos de hacer notas y mensajes informativos de diverso tipo, publicados en los escasos medios de que disponemos y difundidos a los medios comerciales aunque con poco éxito, que ilustren a propios y extraños del alarmante crecimiento de este padecer, que los sensibilicen acerca de esta preocupación popular y hacerlos llegar así a los gobiernos y clases sociales poderosas para influir en sus acciones a favor de los pobres de México.Aceptamos que no logramos cumplir muy bien esta inmensa tarea informativa y que nos falta mucho profesionalismo así como la participación consciente de jóvenes periodistas revolucionarios, pero estas deficiencias no anulan la validez de todos esos documentos; más bien son una muestra de que requieren un tratamiento periodístico superior.Algunos piensan que los antorchistas hemos decidido crear campañas propagandísticas de todo esto para sacar raja política, para desestabilizar, para hacernos de supuestos privilegios que la 4T nos quitó, y que todo lo que publicamos no representa más que un lloriqueo y rabietas porque perdimos dichos privilegios que inmoralmente habríamos obtenido desde tiempos de Salinas hasta Peña Nieto.Quien conozca la realidad de Antorcha y no opine de oídas ni de encargo, comprenderá rápidamente que todo eso no es más que lodo para ensuciar y desprestigiar la voz del pueblo, expresada precisamente en documentos como esos de los que estoy hablando, voz a la que nosotros hacemos eco y tratamos de potenciar con nuestros humildes recursos.
En estos tiempos, parte de la lucha que libramos los antorchistas consiste precisamente en defender la validez y autenticidad, como reflejo de la realidad, de nuestros documentos, por muy humildes que sean, y de hacerlos resonar.Los adversarios del pueblo humilde organizado, los que siempre se han aprovechado de su desunión y desorganización, de su falta de unidad de principios ideológicos, tienen como uno de sus objetivos acallar, silenciar nuestros documentos, nuestras opiniones, nuestra voz, apagar la llama de la razón que aviva nuestras mentes y corazones.En los días que corren por un motivo en concreto: porque las decenas de miles fotos y videos de gente que pide ayuda para alimentar a sus familias que se pueden observar en las páginas de Facebook y de Twitter de todos los grupos antorchistas del país, incluidas las de Sonora, revelan que no hay ningún cambio de actitud de fondo ni en el Gobierno estatal, ni en los municipales ni en el gobierno federal, independientemente de los partidos que gobiernen, a cinco semanas de iniciada la fase superior de la crisis económica y de salud, ¡a cinco semanas! Las humildes cartas de nuestros compañeros —casi no publicadas por los medios de comunicación, de nuevo con las honrosas excepciones de siempre— fotos y videos tomados por el mismo pueblo, prueban a las claras que no hay acciones perceptibles y consistentes de apoyo alimentario por los gobiernos, ni un programa nacional para contener no sólo al coronavirus sino al hambre misma; son documentos irrefutables que dan muestra de que los gobiernos han abandonado a su suerte a su pueblo: o han ayudado de manera totalmente insuficiente y desorganizada o de plano no han ayudado.Así concluye Antorcha luego de ver los reportes de más de 250 colonias populares y comunidades sonorenses, que, además, señalan que en sus alrededores y vecinos priva la misma situación.No son invenciones ni robots informativos, es gente de verdad, con hambre, la que habla a través de las publicaciones antorchistas.(Su voz puede encontrarse, entre otros, como Movimiento Antorchista Nacional y Antorcha Televisión en Fb, en www.movimientoantorchista.org.mx, como MAntorchista en YouTube, y en el caso de nuestra entidad como Movimiento Antorchista de Sonora en Fb, lugares electrónicos donde por su capacidad de almacenaje pueden apreciarse impresionantes acervos que dan cuenta de lo aquí afirmado).
De las casi 200 naciones del mundo, México está entre las 15 más ricas, los pocos mexicanos más ricos están entre los más ricos del mundo y nuestros documentos populares prueban que habiendo tanta riqueza en la tierra mexicana su pueblo padece hambre y clama por ayuda con humildes trapos blancos y cartulinas borroneadas, desde las puertas de sus hogares o con cartas escritas desde el dolor del estómago vacío.Por ello, una estrategia prioritaria de los expoliadores del pueblo es ocultar nuestra voz, silenciarla, limitando lo más posible que resuene en los medios tradicionales (son cuidadosos los despojadores de no mostrarse abiertamente represores, pero cuando les llega el agua a los tobillos no dudan en quitarse la máscara de demócratas)
Por ello la voz del pueblo se construye en la lucha, y precisamente es lo que está haciendo Antorcha.Debe ser organizada, la voz del pueblo también debe pasar por un proceso de desarrollo, de organización seria, responsable, metódica y científicamente procesada y expuesta.Y en esa aspiración a perfeccionar el sistema popular de información, que exprese los verdaderos intereses de los pobres de México, en ese carácter progresista y crítico, que además está teniendo cada vez más éxitos, es donde los despojadores del pueblo ven una tétrica elaboración, una siniestra conjura perfectamente realizada por "los antorchos" para desestabilizar: les parece imposible que el pueblo sea capaz de organizar su voz, de coordinarla de modo que hable como un solo hombre en todo el país.Y lograr eso no es, no debe ser ningún pecado, sino una virtud conquistada con enormes esfuerzos colectivos que vienen desde lo más profundo del pueblo trabajador: ser parte de este enorme esfuerzo colectivo es motivo de orgullo, no de vergüenza.En realidad el pueblo está dejando de ser un bebé balbuceante y está aprendiendo a expresarse, está mejorando su comunicación, está participando en el proceso de transformarse en millones de portavoces.Y estando en ese momento de su desarrollo es cuando los doctos y engreídos sabelotodo desprecian la nueva voz, la minimizan, la desacreditan desvirtuándola, la acusan de ser mera propaganda manipulativa, ilícita y amoral, que persigue oscuros fines políticos, porque creen al pueblo no dotado intelectualmente para superar sus limitaciones.Están muy equivocados.
La voz del pueblo no puede proceder más que de su propia garganta, de sí mismo y de sus líderes, de sus propios elementos y de sus organizadores.El pueblo debe concebirse como constructor de su propia voz, debe hablar diariamente en la defensa de sus intereses colectivos y no avergonzarse de sí mismo; los jóvenes antorchistas revolucionarios y todos los activistas deben asumir su responsabilidad y cumplir con su pueblo en las tareas colectivas informativas: no deben avergonzarse de aparecer en sus cuentas de redes sociales como lo que son: revolucionarios antorchistas.
Hoy, ante el aislamiento y el paro forzoso a que han obligado la pandemia y la crisis económica capitalista, respectivamente, quedarse en casa también ha limitado las movilizaciones populares, pero ha sido una oportunidad para desarrollar la voz popular, principalmente a través de las redes sociales.Y como respuesta a los éxitos todavía modestos que hemos tenido en nuestras denuncias en ellas, ya se escuchan amenazantes intentos de acallarnos también allí.El pueblo organizado no se dejará arrebatar su voz, y encontrará los medios de hacerla valer.
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