MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

López Obrador y el coronavirus, ¿de verdad se contagió?

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El día domingo 24 de enero por la tarde, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dio a conocer a través de sus redes sociales que de acuerdo con una prueba que se realizó, resultó positivo para coronavirus. La verdad, a nadie le extrañó, si hasta pareciera que él la estuvo buscando, provocando e invitando para que lo contagiara. Desde el inicio de la pandemia, AMLO estuvo exponiéndose de manera innecesaria ante el coronavirus del SARS-CoV-2. Cuando en China ya habían dado la voz de alerta y cuando en Europa, ya estaban confinándose, aquí en México, AMLO, conminaba a salir a pasear, a comer en paraderos, asistir al teatro y a abrazarse y besarse. Cuando le preguntaron si iba a utilizar el cubrebocas, dijo que no y, fue más allá, dijo que ni el secretario de Salud, Jorge Alcocer, ni el subsecretario Hugo López-Gatell, se lo recomendaban. No importando que el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Tedros Adhanom, emitiera un mensaje en el que consideraba "preocupante la situación en México” sic. Y pidiéndoles a sus líderes poner el ejemplo, así como destacó la importancia de lavarse las manos de manera reiterada, usar cubrebocas y confinarnos. No lo dijo Brozo ni el expresidente Calderón ni Loret, ni los de "la mafia del poder&rdquo, ni los acérrimos enemigos reales o imaginarios de AMLO, lo dijo el representante mundial de la Salud. El director general de la OMS, ¿acaso, no es él la voz autorizada a nivel mundial para hacer semejantes recomendaciones? Por supuesto que sí, pero de nada sirvió. El presidente López Obrador siguió con sus giras donde lo mismo abrazaba muchachas, saludaba de mano a ancianas, o cargaba y chupaba niñas que mostraban su desagrado, así como propiciaba la concentración de asistentes a sus giras, tampoco interrumpió sus repetitivas y nada funcionales conferencias mañaneras. Así se expuso y con su mal ejemplo, expuso a millones de mexicanos a contagiarse. Finalmente se contagió y con él se han contagiado 2 millones, 187 mil, 511 personas más. Con una letalidad de 174 mil, 207 fallecidos a causa de la covid-19, cifras dadas a conocer por la Secretaría de Salud (14/02/21). Datos muy dudosos, por cierto, ya que el titular del INEGI, Julio Santaella, dio a conocer que la cifra real de decesos confirmados a causa de la covid-19 es 45 por ciento superior a la que se reporta diariamente (Animal Político 27/01/21) y que las cifras de muertos rebasan los 1,700 casos por día. Siendo, la Ciudad de México, así como el Estado de México, las zonas donde el virus más se ha ensañado, ya que al no haber establecido métodos de apoyo a las familias para que pudieran mantenerse aisladas, estas tuvieron que reintegrarse a sus labores con tal de no perder lo poco que tienen y así, al reactivarse la vida laboral en industrias y oficinas la propagación del virus fue inevitable, los saturados sistemas de transporte público, resultaron y siguen siendo los principales centros de contagio. 

Los trabajadores del sector de la Salud, se han visto muy dañados con un promedio de incremento superior al de Estados Unidos y Canadá donde casualmente están disminuyendo, se calcula que la tasa de contagio en México, es seis veces superior que, en China, 5 veces más que en Estados Unidos y el doble que en Italia. Total, nuestros médicos, enfermeras asistentes de limpieza, de cocina y personal administrativo son, han sido y serán los que intentando salvarnos, perecen en cumplimiento de su trabajo, con cerca de 2 mil 500 defunciones reconocidas por las autoridades, México es uno de los países con más muertos en este ramo en casi todo el mundo. Pero, en realidad, se estima que la cifra es mucho mayor, ya que la opacidad en el manejo de decesos a nivel nacional es una práctica constante y repetitiva. 

Otro de los sectores que se han visto más afectados por la pandemia, son los trabajadores del ramo funerario, ya que, de los 49 mil empleados de dicho sector, el 40% de ellos han sido contagiados de covid-19, y como resultado, 3 mil han perdido la vida, sin contar a sus familiares a los que después involuntariamente contagiaron, de acuerdo con Francisco Alvarado Madera, líder de la Asociación Nacional de Funerarias de México, quien le dirige un llamado a AMLO para ser incluidos con urgencia en el programa nacional de vacunación, (Animal Político 26/01/21) sin que hasta el momento haya tenido una respuesta. 

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Así, con esta realidad, después de estar en confinamiento durante dos semanas, AMLO reapareció el día 8 de febrero en su consabida conferencia mañanera, se presentó sin mostrar secuelas de la enfermedad, pero eso sí, sin el cubrebocas y ante propios y extraños anunció que no usará el cubrebocas, que seguirá sin usarlo ya que no es obligatorio, que él ya no puede contagiar a nadie y remató "prohibido prohibir” así, sentenció una vez más a millones de mexicanos al contagio masivo, indudable e inevitable. 

Pero de verdad que tozudez, o es descaro y cinismo, o es perversión o es patología pura. Me explico. A mí me parece muy sospechoso que, aunque las cifras son escalofriantes, AMLO no dé un golpe de timón a las acciones realizadas por su gobierno para la contención del Coronavirus, ya que en los hechos son un rotundo fracaso, somos exhibidos como el país que más acciones negativas comete en esta lucha que perdemos día a día. Ante los hechos y las evidencias, ante las cifras y los pésimos e imperdonables resultados ¿Por qué no cambiar la estrategia? O mejor dicho ¿Por qué no establecer una estrategia? De haberse enfermado en la realidad, entonces ¿Por qué se no se conduele de sus compatriotas, que sufren lo que él dice que padeció? ¿Por qué no implementa programas que prevengan el avance del mortal virus, apoyos para quienes lo padecen y para quienes se recuperan del mismo? Al día de hoy, no sabemos cuántos huérfanos ha dejado la pandemia, mucho menos quienes son y ni siquiera existe un seguimiento de sus necesidades, el único dato obtenido es el que da a conocer El Economista el día 26/11/20 con la cifra de 2 mil, 731 niños huérfanos, sólo en la ciudad de México. Ante estas implicaciones, solo puedo pensar que es por puro y absoluto desinterés. Lo suyo, lo suyo, son las grandes y fastuosas obras que lo harán pasar a la historia como un megalómano empedernido, así como un consagrado mitómano ya que se considera que alrededor del 50 por ciento de sus aseveraciones, son falsas (Verificado.com.mx). De haber sido cierto la noticia de su contagio, debería ser empático con los que han padecido y están padeciendo tamaña calamidad, el no hacerlo lo presenta como un ser insensible, repleto de patologías que lo descalifican para cumplir cabalmente con la responsabilidad que le fue asignada. 

Con base en estos hechos, es que baso mi opinión de que AMLO no se contagió del virus de la covid-19 y que sólo fue uno más de sus actos cirquences. Sus padecimientos son otros y mucho más mortíferos, pero no para él, sino para los poco más de 126 millones de mexicanos y que no merecemos semejante presidente. La única manera de poder cambiar esta situación, es agruparnos en un frente, para que, en las próximas elecciones, de manera democrática elijamos a gobernantes realmente emergidos del pueblo pobre y trabajador y que estén dispuestos a corregir el rumbo y sacar al país de la pobreza y desigualdad, resultado de la pésima política de gobierno de López Obrador y su fallida Cuarta Transformación.

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