El 1° de septiembre hubo informe de gobierno de la Presidencia de la república. Todos constatamos que los invitados de honor al Primer Informe del presidente de México, Claudia Sheinbaum Pardo, no fueron los pobres de la ciudad, ni los campesinos sudorosos del campo, ni los obreros llenos de grasa de las máquinas, ni los mineros sucios por el carbón, ni los trabajadores de las empresas, ni los estudiantes mal vestidos y peor alimentados que van a las escuelas de palitos de las comunidades marginadas, ni los limosneros de los semáforos y mucho menos los indígenas. Ninguno de ellos fue invitado al evento en Palacio Nacional.
Morena afirma que la gente salió de la pobreza porque entre las capas más humildes ahora ganan dieciséis pesos más al día. Así es, dieciséis pesos más al día que, como ustedes saben, no alcanza ni para el pasaje.
A ninguno de ellos se le consideró un asiento para que escuchara los logros y avances con el segundo piso de la tristemente célebre Cuarta Transformación. No estaban invitados al informe de Sheinbaum porque vivimos en dos mundos: el mundo de los ricos y el mundo de los pobres.
¿Quiénes sí estaban invitados? Los políticos de la élite de Morena y de sus partidos aliados, los gobernadores de los estados, porque todos ellos son, en realidad, los trabajadores del empresariado nacional. Escuchando el informe de Claudia Sheinbaum estuvo el empresario Carlos Slim Helú, presidente emérito de Grupo Carso y América Móvil, y a su lado estuvo Germán Larrea, propietario de Grupo México. Slim Helú y Larrea son los dos hombres más ricos de México. El magnate de las telecomunicaciones cuenta con una fortuna de 104 mil millones de dólares y el empresario minero amasa una fortuna de 44 mil 400 millones de dólares.
Al lado derecho de Slim se sentó su hijo Carlos Slim Domit, presidente del Consejo de Administración de América Móvil y Telmex, y en seguida estuvo el empresario hotelero Daniel Chávez, fundador de Grupo Vidanta, y la empresaria Altagracia Gómez, presidenta de Promotora Empresarial de Occidente y coordinadora del Consejo Empresarial de Sheinbaum.
A escuchar el informe se invita a quienes uno quiere convencer de que el trabajo que se hace le beneficia. Si el presidente invita a su informe a los empresarios, entonces él trabaja para los empresarios. Si el presidente invita a los obreros y campesinos, él trabaja en beneficio de esos ciudadanos. De manera que Claudia Sheinbaum invitó a escuchar su informe a la gente a quien ella le sirve y para quien ella trabaja: el empresariado nacional.
Y vamos a los datos. El dato más relevante que los morenistas festejan es la supuesta reducción de la pobreza. A poco ustedes no vieron a los morenistas saltando muy contentos, porque afirmaban que durante los primeros años de Morena en el poder presidencial habían logrado reducir la pobreza de 13 millones 400 mil personas en el país. Es decir, eran pobres antes de Morena y dejaron de ser pobres con Morena.
De ser cierto, esto era para aplaudirse y llamar al mundo a hacer como hace México en el terreno económico para que todos reduzcan la pobreza, que es un mal que se extiende por todos los rincones del planeta, causando hambre, desolación y muerte.
Pero no es así, hay —como dijo El Peje— otros datos: según el especialista en medición de la pobreza en México, Julio Boltvinik, en México “son más de 100 millones de personas que viven en pobreza, la mitad de esos en pobreza extrema”. Morena afirma que la gente salió de la pobreza porque entre las capas más humildes ahora ganan dieciséis pesos más al día, así es, dieciséis pesos más al día que, como ustedes saben, no alcanza ni para el pasaje diario. El 1 % más rico del país gana 7 mil 723 pesos más al día. Es decir, la diferencia es descomunal.
Los datos del gobierno dicen que el 10 % de los mexicanos con menores recursos solo gana 2 mil 168 pesos al mes (que no alcanzan para nada), mientras que el 1 % más rico 958 mil 777 pesos al mes (o sea, cerca de 1 millón de pesos). Ya ven ustedes por qué al informe de Sheinbaum no se invitó a los pobres más pobres del país.
Sólo daré un dato más: durante la gestión de López Obrador, la riqueza de Carlos Slim aumentó 109.8 %, de 51 mil 800 millones de dólares a 107 mil millones; la de Germán Larrea despegó 944.2 %, al incrementarse de 3 mil 600 a 37 mil 800 millones de dólares. Eso es no ser pobre. Ah, pero los morenistas brincan como chivos en cristalería porque los pobres ganan, ahora, dieciséis pesos más que con el PRI. ¿No creen ustedes que es una burla?
Formemos el partido de los pobres, tomemos el poder y luchemos en serio para acabar con la pobreza. Es la única salida que nos queda a los que ahora ganamos dieciséis pesos más. ¿Queremos dejar de ser pobres y miserables? Confiemos en la organización y la lucha del pueblo para tomar el poder político de México y hacer cambios radicales en la economía, para beneficio de los humildes. No hay otra salida.
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