Por cuarto año consecutivo, los campesinos de la región de la Tierra Caliente michoacana (y seguramente los de todo el país), no recibirán apoyos para la producción de cultivos básicos como maíz, frijol, ajonjolí, entre otros.
Desde hace muchas décadas, prácticamente desde que finalizó la Revolución Mexicana y se consolidó la burguesía como clase dominante en nuestro país, las políticas gubernamentales hacia el campo han olvidado a los campesinos pobres, aquellos que no tienen suficiente tierra, ni suficiente infraestructura, ni suficientes recursos económicos para hacer producir competitivamente sus parcelas, constriñéndose a la producción llamada de autoconsumo.
Esas políticas de los distintos gobiernos burgueses, esos apoyos al campo mexicano eran, y son, casi exclusivamente para los campesinos medios y ricos y, obviamente, para los que controlaban y controlan políticamente a la población rural: los caciques ligados orgánicamente con los gobiernos y con los grupos de poder locales y nacionales; los apoyos en maquinaria agrícola, insumos, infraestructura, acceso al agua de regadío, ganando fino, semilla mejorada eran, y son, para estos últimos (campesinos medios, ricos y caciques).
¿Y los campesinos pobres? A ellos solamente migajas para mantenerlos vivos a ellos y sus familias y para garantizar, a través del control de caciques y funcionarios corruptos, el voto para mantenerse en el poder como clase.
Sin embargo, algo había en los programas agrícolas de gobierno que hacían menos pesada, menos dura la vida de la población rural. Conasupo, por ejemplo, en algo ayudaba a las familias campesinas al llevar a poblaciones alejadas y marginadas productos básicos a precios accesibles; los programas de fertilizante a bajo costo también permitían que los pobres del campo pudieran trabajar sus tierras y obtener, dependiendo del temporal de lluvias, regulares y buenos resultados. Todo ello a pesar de la corrupción y de las deficiencias en la entrega de los apoyos.
Ahora bien, una de las principales banderas de campaña del actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y por la que muchísimos campesinos votaron por él, fue “primero los pobres” que incluía que “ahora sí” se invertirá como nunca en el campo mexicano para que mejore sustancialmente la producción y salgan de la pobreza los “olvidados de siempre”.
Pero ya en su gobierno, López Obrador no sólo no ha hecho las inversiones prometidas; no sólo no ha sacado de la pobreza a ningún campesino, a pesar de sus programas insignia como “sembrando vida” (por cierto el más oscuro en cuanto a transparencia y el más corrupto de los mismos); no sólo ha seguido apoyando con financiamiento, con maquinaria y con insumos a los caciques y campesinos pudientes; no sólo eso, también cambió su discurso diciendo que la mejor manera de que el campo mexicano salga de la pobreza es regresar a la producción de autoconsumo, que el campesino tenga su maicito, sus frijolitos para que no pase hambre, condenándolo a vivir siempre en la miseria (el sistema capitalista neoliberal en el que nos encontramos -a pesar de que AMLO decretó su abolición-, sigue imperando en México y exige del campo, para su supervivencia, una producción moderna, capitalista, verdaderamente productiva y no la producción de subsistencia).
El gobierno de la 4T, pues, no es igual a los gobiernos anteriores, es peor, porque, como decimos más arriba, por cuarto año consecutivo los campesinos mexicanos, en especial los de la Tierra Caliente michoacana, no recibirán apoyos, principalmente el de fertilizante a bajo costo. Los precios del fertilizante por diversas circunstancias se han elevado exponencialmente desde hace dos años, el bulto de sulfato de amonio costaba, en 2021, aproximadamente 620 pesos y con el apoyo el campesino lo podía adquirir entre 200 y 250 pesos (al 40 por ciento más o menos); ahora y desde el año pasado comercialmente se encuentra entre mil 500 y mil 700 pesos y si no hay apoyos ¿que harán e hicieron el ciclo agrícola anterior, a pesar de que hubo muy buen temporal, los campesinos pobres? Abandonar sus tierras e irse a buscar el sustento en las ciudades o en los Estados Unidos, con todo lo que conlleva esta situación (abandono familiar, discriminación, baja producción alimentaria).
Éste es el “ahora sí”, éste es el “primero los pobres”, ésta es la política (si así se le puede llamar) agropecuaria de la 4T. ¿Por ellos vamos a votar el año que viene?
El campesino mexicano necesita hacer conciencia de su fuerza numérica, necesita organizarse y educarse políticamente, necesita luchar para exigirle al gobierno cualesquiera que sea su color un verdadero, científicamente elaborado, programa nacional para desarrollar en todos los aspectos, incluso el comercial, la productividad en el canpo y que incluya principalmente a los “olvidados de siempre”: a los campesinos pobres.
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