Una vez que entra en la tercera fase y final la administración de María del Carmen Nava Martínez al frente de Acatlán de Osorio, Puebla, podemos ya examinar su desempeño y calificarla como una gestión fallida, porque no hubo obra pública. El balance es claro, los acatecos cumplieron sus obligaciones pagando sus impuestos y contribuciones al gobierno y éste funcionó como un mero parásito, pues sólo recibió, pero no devolvió en obras y servicios los recursos que le entregaron.
La estructuración de un gobierno en una democracia liberal tiene la forma de un pacto entre gobernantes y gobernados. Los ciudadanos los ungen como autoridad, les ceden el derecho de decidir y de administrar los recursos, pero la obligación de los mandatarios es usarlos para beneficio del colectivo. Nada de esto sucedió con la gestión de Meli Nava, por ello la calificamos como fallida.
No mejoró las vías de comunicación, ahí está de ejemplo la carretera que une la cabecera con la junta auxiliar de San Vicente Boquerón, la más importante del municipio, que es una verdadera vergüenza. Meli Nava no puede decir que fue un olvido, pues los habitantes se lo recordaron varias veces en manifestaciones públicas. Otras obras fallidas que prometió son: la planta de tratamiento de aguas negras para la cabecera, la carretera pavimentada a Ilamacingo, la reubicación de los comerciantes, el puente de San Cristóbal. ¿Y el basurero que se incendió? Por todas partes el abandono total por parte de esta administración que se ufana de atender primero a los pobres.
Los espacios y servicios para los jóvenes acatecos también permanecen en el abandono total: el Centro Comunitario de Prevención y Participación Ciudadana, cuya tarea es proporcionar opciones de actividades para que los jóvenes se alejen del vicio y la drogadicción, si dependiera de la voluntad de Meli Nava ya estaría cerrado; sigue funcionando y cumpliendo su tarea salvadora porque su directora, la licenciada Lucy Valle Castelán, sí asume completamente su responsabilidad, a pesar de que no recibe un salario desde hace año y medio. Los equipos de jóvenes deportistas también han marchado demandando agua potable y alumbrado público, para la Unidad Deportiva de San Vicente Boquerón, sin recibir más que el silencio por respuesta.
En materia de salud tampoco entrega buenas cuentas María del Carmen Nava Martínez. No se hicieron campañas de orientación y concientización de la población sobre lo mortífero del virus, no se sanitizaron permanentemente los espacios públicos, no se consiguieron más pruebas para localizar a los asintomáticos y confinar no se guardó la debida distancia, al grado de que hubo muertes hasta entre los miembros del cabildo, y la propagación de la covid-19 mantiene en pánico a la población. Un fracaso completo por donde quiera que se le vea.
La culpable de su gobierno fallido por falta de obras es ella misma. Meli Nava no puede argumentar que el gobierno federal y estatal le recortaron las participaciones, porque ella pertenece ese mismo partido, por tanto, es corresponsable de todas las decisiones buena y malas que hayan tomado. O ¿acaso ya se deslindó de los errores de Morena? Lo lamentable y preocupante del asunto, es que esta falta de obra pública se repite a lo largo y ancho del país, con claro perjuicio de la población en tres aspectos: no se impulsa la actividad productiva ni se generan empleos para los pobladores; no se avanza ni un milímetro en el combate al atraso y la marginación de pueblos y colonias ancestralmente olvidados, ni habrá modo de que el propio gobierno aumente la recaudación de impuestos. Por eso no se falta a la verdad si se afirma que México vive un retroceso con la 4T.
La salida de esta problemática la pueden ver cada vez más clara todos los mixtecos. Ya gobernó por muchos trienios el PRI, y fue tal el hartazgo de la población ante la insensibilidad, la arrogancia y la corrupción de sus alcaldes, que se buscó ansiosamente el cambio. Con los presidentes panistas sucedió algo muy parecido, los oídos sordos, la desatención campearon largos años. Ante la promesa de que ahora sí habría un cambio sustancial con Morena, porque ya no sería ninguno de esos partidos desprestigiados, la gente se volcó a las urnas nuevamente esperanzado de que por fin se atenderían sus carencias. La decepción crece cada día que pasa. La lección es contundente, son los propios pobladores los que deben organizarse y luchar porque gente salida de las entrañas del pueblo sea la que gobierne. Lo que viene diciendo Antorcha campesina hace 46 años.
La experiencia que estamos viviendo con Morena nos dice que no es suficiente con ir a votar, porque el gobierno queda en manos ajenas, hay que organizarse, hay que promover los propios liderazgos de las mismas poblaciones y llevarlos al poder, y una vez ahí, es todavía más urgente y necesario estar organizados para vigilar que la autoridad cumpla con cuatro medidas que resultan de urgente necesidad: se generen suficientes empleos, se eleven sustancialmente los salarios para que se pueda adquirir la canasta básica, se aplique una reforma fiscal progresiva, para que pague más quien tenga mayores ingresos, y se oriente el gasto público a satisfacer las necesidades más apremiantes de la población. Entonces sí se gobernará para el pueblo. Que conste.
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