La violencia que vive el país está a la vista de todos los que quieran verla. La violencia criminal no es un fenómeno que nace con el actual gobierno, está claro; sin embargo, el crecimiento explosivo de este fenómeno en el periodo lopezobradorista es escandaloso y, lamentable, tan solo en los primeros cuatro meses de este año se contabilizaron nueve mil 912 asesinatos, un promedio de 83 al día, según lo informó Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
Queramos o no, es un padecimiento social grave, y que cada vez suma a más mexicanos en el reclamo de ¡paz y justicia!, pues, aunado a los crímenes la gran impunidad, como gemela, hermana.
No olvidemos que una de las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador fue acabar con este lastre social, con una estrategia que consistía, en primer lugar, en acabar con la corrupción como fuente de todos los problemas sociales. Sin duda, la corrupción está presente dentro de los niveles de gobierno para que se acontezcan delitos, algunos muy graves y sin embargo impunes. La corrupción a un paso de que López Obrador pise fuera de palacio nacional, goza de cabal salud.
Para terminar con las bandas del narcotráfico, también hablaba, en campaña y en los primeros meses de su gobierno, de no enfrentar a los delincuentes, amenazando acusarlos con sus mamás; en resumidas cuentas, la política de seguridad de abrazos no balazos.
El tercer elemento de su estrategia para desarticular a las bandas del crimen organizado, dejarlas sin elementos, consistía en atender la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades, lo que empuja a los jóvenes a enrolarse en tales oficios. Al contrario de lo que venían haciendo los gobiernos neoliberales cero políticas sociales, 100 por ciento de persecución y represión; López Obrador dice ahora que cero persecución y castigo para los criminales y 100 por ciento de atención a los factores sociales.
Sin embargo, el método que utilizó, a estas alturas, lo podemos evaluar como un rotundo fracaso, el dar apoyos directos no le ha servido más que de manipulación para las contiendas electorales. La pobreza ha seguido su curso y de una forma acelerada, con el advenimiento de la pandemia, se sumaron 10 millones de mexicanos a las filas de la pobreza y la alta inflación en la canasta básica encamina a las clases medias a un rango que roza en algún sector de la misma.
¿Qué resultados palpables tenemos del actual sexenio y de Morena en el tema de seguridad? La 4T ha sido una transformación negativa por donde se le quiera ver. En materia de seguridad concretamente, un interesante informe elaborado con la participación de 350 especialistas sobre la situación de la criminalidad en 193 países miembros de la ONU, “México es el país con el mayor mercado criminal en el mundo”. (El Economista, 29 de septiembre de 2021).
Rolando Ramos e Iván Rodríguez, en El Economista, del 21 de abril de 2021, publicaron lo siguiente: “En México, 18 de las 50 ciudades más violentas del mundo. Si, entre las cincuenta ciudades más violentas del mundo figuran 18 ciudades mexicanas, es decir, el 36 por ciento del total mundial. Una verdadera tragedia.
Por si no fuera suficiente, en una nota de Maritza Pérez en El Economista del 23 de mayo de 2023, encontramos lo siguiente: “Durante un período de 8 años, se registró una disminución de aproximadamente el 15 por ciento en los niveles de paz en México de acuerdo a un estudio realizado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP)... En este contexto se indicó que la tasa de homicidios aumentó 62.6 por ciento entre 2022 y 2015, mientras que la tasa de delitos cometidos con armas de fuego fue 68.3 por ciento más alta en el mismo periodo. En 2022 la tasa de homicidios se ubicó en 24.5 muertes por cada 100,000 habitantes, lo que se traduce en unas 32,000 víctimas. Esto equivale a aproximadamente 87 homicidios por día.
Y como decía al principio de este artículo, al lado de la extrema violencia que vive el país, encontramos la gran impunidad. En el portal Animal Político, el 3 de febrero de 2023, se publicó una nota de Rubén Aguilar la cual título “México, territorio de impunidad” en la que se lee: De cada 100 homicidios que se perpetraron en México entre 2016 y 2021, quedaron en la total impunidad 93, de acuerdo con Impunidad Cero (…) El índice de impunidad criminal se da en el 93 por ciento de los casos y solo el 7 por ciento es esclarecido y el responsable presentado a la justicia. La estadística de impunidad en el gobierno del presidente López Obrador es la misma que en los gobiernos anteriores. No se ha dado ningún cambio.
El porcentaje de la impunidad no crece de manera significativa, pero sí el número absoluto de los impunes porque es el sexenio con más homicidios en la historia moderna de México. Y más abajo dice: El promedio nacional de impunidad, que en 2021 fue de 91.4 por ciento, lo superan Oaxaca con 100 por ciento; Tlaxcala con 100 por ciento; Chihuahua con 98.8 por ciento y Colima con 92.1 por ciento. Los asesinos, en particular del crimen organizado, conocen bien estas estadísticas y en ese margen actúan. Saben que nunca serán llevados a la justicia. La impunidad es uno de sus mayores aliados y mientras puedan matar en la certeza de que nunca pisarán la cárcel seguirán sintiéndose seguros. Unamos todos por la lucha de un nuevo México de paz y justicia social, Antorcha tiene un proyecto integral y científico. Termino con palabras de Martin Niemöller
«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
ya que no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
ya que no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
ya que no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar».
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