De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, México se ubica en el sitio número 12 de los 194 países (reconocidos plenamente por la ONU) con una de las mayores economías del mundo y a pesar de que se ubica en un lugar preponderante, nuestra nación es, paradójicamente, de las más desiguales, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Este organismo nos coloca en un índice de brecha de pobreza de 34.2, muy por encima del promedio del resto de países que son miembros, que ronda el 28.7; sin embargo, dicho porcentaje no contrasta con la realidad mexicana.
El índice de brecha de pobreza del organismo va más allá; el porcentaje de desarrollo social no concuerda con la realidad nacional.
Es indispensable una mejor distribución de las riquezas producidas por los trabajadores a través de un modelo económico justo y que incluya a todos por igual, como el que propone Antorcha.
México Evalúa sitúa los datos del 2023, con el 75.8 %, que equivalen al 97.7 millones de personas en pobreza, lo que contrasta, y muchísimo, con los 34.2 % de la OCDE y los 46.8 millones de pobres que asegura el propio Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Porque si las autoridades tienen esta información, son los que miden diferentes índices que genera la ciudadanía, la población, sus necesidades, lo que tiene, de lo que gozan, de lo que padecen y si son capaces de generar esos datos, ¿por qué no generan soluciones definitivas?
El actual Gobierno aumentó el gasto social respecto del sexenio anterior; en los primeros cinco años el gasto en programas sociales creció 30 por ciento, pero no logra reducir la pobreza y pobreza extrema. Lo cierto es que el derecho presupuestal a los programas sociales, no fue pensado con el objetivo de reducir la pobreza, al contrario, para nadie es un secreto que esos programas son para fines electorales, lamentablemente, sigue aumentando la cifra de pobres en México, además es desproporcionada la distribución de la riqueza nacional y no se ha cumplido el lema y propósito gubernamental de “primero los pobres”.
Es cierto que el salario mínimo ha aumentado notablemente,m; sin embargo, la elevada inflación ha diluido el alza salarial. Los datos duros dejan ver que con todo y las buenas intenciones de beneficiar a los pobres, la condición de la mayoría de los mexicanos sigue en los diferentes niveles de pobreza.
En este sexenio de “primero los pobres”, también se enfatizó en la necesidad de avanzar hacia una sociedad más equitativa en términos de distribución de la riqueza. Y de separar al poder económico del poder político.
La realidad es que los ricos hoy son más ricos. Oxfam, la confederación internacional que integran diecinueve organizaciones no gubernamentales, revela en su último informe, que la desigualdad en México sigue aumentando.
Por lo anterior, coincido plenamente con el premio Nobel Joseph Stiglitz, que señala en su libro El precio de la desigualdad que “el uno por ciento de la población disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, los mejores médicos y el mejor nivel de vida, pero hay una cosa que el dinero no puede comprar: la comprensión de que su destino está ligado a cómo vive el otro 99 por ciento”.
Es de lamentar, cuestionan al “antineoliberal” presidente de la Cuarta Transformación, que en las cifras oficiales destacan catorce multimillonarios que acaparan el 8 % de la riqueza en México; Carlos Slim posee el 4 %. Asimismo, 294 mil personas más ricas acumulan el 60 % de la riqueza de México. Es decir, el 2 % de la población posee seis de cada diez pesos de riqueza en el país.
La Oxfam sostiene que 46.8 millones de personas viven en situación de pobreza y más de nueve millones no saben si podrán comer al día siguiente. El diagnóstico de la confederación internacional de ONG señala que la extrema desigualdad en México es resultado de transferencias masivas de riqueza del Gobierno mexicano a un pequeño grupo de magnates durante las últimas cuatro décadas.
Este sistema produce mucha riqueza, pero carece de un mecanismo que la reparta, pues hoy por hoy las economías de los países, víctimas de este modelo, año con año producen millones de pobres. Por ello, es indispensable una mejor distribución de las riquezas producidas por los mismos trabajadores a través de un modelo económico justo y que incluya a todos por igual.
¿Cómo lograr un cambio en el modelo económico? Antorcha ofrece un proyecto alternativo de nación que se divide fundamentalmente en cuatro ejes: la creación de empleos para todos los mexicanos en condiciones para trabajar; la implementación de salarios justos; la aplicación de una política fiscal progresiva, donde los que ganan más paguen más y, por último, un redireccionamiento del gasto público hacia los que menos tienen, a través de creación de programas donde se invierta más en salud, educación, vivienda, alimentación y los servicios básicos, para acabar con la pobreza y los lastres que de esta se desprende.
Todo esto incluye el cambio de modelo que propone Antorcha. Sin duda es un modelo justo y los mexicanos debemos luchar codo a codo para que en un tiempo no muy lejano podamos instaurarlo. A tiempo.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario