MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México, un país que no lee

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¿Quién no ha escuchado las burlas que le hacen a Enrique Peña Nieto por el bochornoso incidente en el que se vio involucrado hace 10 años en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara cuando era candidato a la Presidencia de la República? Cuando le pidieron que mencionara tres libros que habían marcado su vida personal y política, entre balbuceos alcanzó a mencionar la Biblia (aunque no la leyó completa) y La silla del águila…,"de Krauze”(su autor es Carlos Fuentes). No pudo decir más y, para justificar su traspié, señaló que difícilmente se acordaba del título de los libros.

O, para no irnos tan lejos, una anécdota más reciente: en una entrevista que le hicieron, la "escritora e investigadora” Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del actual presidente de la República, confundió el nombre del poeta Amado Nervo con "Mamado Nervo, además de los constantes errores ortográficos que comete en sus publicaciones. Y podemos seguir con más casos de este tipo, pero no es el objetivo de este escrito. Sencillamente son dos ejemplos muy claros del nivel académico de la clase académica y política de México, a pesar de que han tenido acceso a una buena educación. Y, si así están muchos de el nos preguntamos muchos, ¿cómo estará el resto de los mexicanos que es víctima de nuestro sistema educativo? 

Lamentablemente, México es reconocido a nivel mundial como un país ignorante y atrasado, en el que sus habitantes se preocupan más por otras actividades que por la lectura. Esta caracterización, a mi juicio, no es del todo justa, sobre todo para la clase trabajadora; sin embargo, es común que juzguemos a cada una de las personas que no leen, ¿pero es completamente culpa de ellos?

De acuerdo con los resultados del Módulo de Lectura (Molec) 2020, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en nuestro país se leen en promedio solo 3.4 libros por año, pero sólo 2 de cada 10 lectores comprenden el contenido que leyó. Más grave aún: según este mismo estudio, el cual se levanta en localidades con 100 mil habitantes o más, de los 52.9 millones de personas mayores de 18 años que habitan en ellas, el 40.5% declara que no acostumbra leer; es decir, 21.42 millones de personas no leen ni libros ni revistas ni periódicos. Nunca.

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De los que leen, solo 15.6 millones (41.1%) leen libros y, en promedio, uno cada tres meses; aunque no es garantía de que lean buenos materiales, pues lo común es que se consuman materiales de muy mala calidad: "materiales de muy alto contenido violento, machista y hasta misógino, y libros de ‘superación personal’ o ‘best sellers’”. Peor aún: la sesión de lectura de las personas es de 40 minutos cada ocasión que dedican tiempo para leer alguno de los materiales, dato que contrasta drásticamente con el tiempo que los mexicanos utilizamos para navegar en internet a través de cualquier dispositivo: 8 horas y 21 minutos por usuario y más de 88 millones de usuarios, de acuerdo con un estudio realizado por la plataforma de gestión de redes sociales "Hootsuite”. 

Esta situación, que es absolutamente deprimente, se agrava con la actual pandemia y con la consecuente crisis económica.

En 2019, el sector editorial registró un decremento de 4.2%, cifra que para el primer semestre de 2020 (en plena pandemia) se duplicó, con un 9.2%, de acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), quien agregó que los ingresos del sector editorial han disminuido en promedio 41% por mes respecto a 2019.

¿Pero es solo que la gente no quiere leer?

Al preguntarles por qué no leen, más de la mitad de los habitantes aseguró que no tiene tiempo suficiente para dedicar a leer y 1 de cada 4 dijo que no lo hace porque sus padres no le fomentaron el hábito de la lectura cuando era pequeño. Que no tengan tiempo para leer no es extrañar en un país como el nuestro: México es el país en el que las personas dedican más tiempo de su vida a su trabajo, la cifra más alta de las economías que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Para hacer una simple comparación, en Alemania los empleados trabajan cada año 1,363 horas y leen 12 libros al año; en México, cada trabajador destina 2,255 horas anuales, que se traduce en 43 horas semanales. Si a estas horas le agregamos el tiempo que los mexicanos destinan para viajar a sus centros de trabajo y regresar a sus casas a dormir, ¿cuándo tendrán tiempo de leer si lo único que quieren hacer es descansar para poder regresar al otro día a trabajar? Es claro que el desarrollo económico está relacionado con la educación y los hábitos de lectura. 

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