En enero pasado se cumplieron dos años de la eliminación del Seguro Popular, por órdenes de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), para sustituirlo por el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), mismo que supuestamente iba a darle continuidad a los servicios de salud, pero con mejor calidad y con cobertura total. AMLO decía que el Seguro Popular ni era seguro, ni era popular.
Creo que a más de uno lo convenció con ese discurso, porque decía que íbamos a tener un sistema de salud como el de Dinamarca, me imagino que allá la salud es de primera y de calidad.
Sin embargo, los mexicanos seguimos esperando esa oferta de campaña que en su momento fue exitosa, pues en los hospitales tanto generales como del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el ISSSTE, todos los días se quejan los pacientes o derechohabientes de que no hay en existencia los medicamentos que les recetaron los médicos, si esto pasa en las ciudades, ¿cómo estará en los pueblos y municipios de nuestro estado?
La situación es preocupante, en municipios como Mezquital en donde el 80 por ciento de su población es indígena y ocupa una alta marginación en todos los aspectos, la gente vive sin agua potable, alcantarillado, electrificación y en salud no es la excepción la gente vive de milagro porque existe un total abandono en este sector, que, por cierto, se agravó aún más con el gobierno de extracción morenista.
Desde 2020, no se surten medicamentos con los auxiliares de salud, que era a donde acudían los pobladores de una localidad como primera instancia, pero tampoco hay suficientes medicamentos en las clínicas; además, en varias de estas, solo atienden de lunes a viernes, como si los fines de semana la gente no se enfermara; han sucedido casos tan lamentables, que si se tuviera el cuadro básico o los primeros auxilios mucha gente se salvaría, como ocurre con quienes han sido picados por un alacrán o con las mujeres con complicaciones de parto.
Ante esta situación, ¿quién es el responsable?; el responsable es, sin duda, el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus diputados federales, son ellos los que hacen y deshacen, el ejecutivo presentando sus iniciativas y los diputados aprobándole sus caprichos, como lo hemos visto desde el primer día de su mandato.
A estas alturas, nos ha quedado claro que al Gobierno federal le preocupa más regalar dinero, a través de sus programas sociales (Sembrando Vida, Becas Benito Juarez, Tercera edad, etcétera,), y no se ocupa en la salud de la gente y mucho menos, en sus servicios básicos que son tan elementales. Con la eliminación del Seguro Popular más de 35 millones de mexicanos estan sin acceso a los servicios de salud pública.
Las consecuencias se resintieron en plena pandemia, las personas de la tercera edad o las que padecen alguna enfermedad crónica, desafortunadamente murieron, y a pesar de que familiares de niños con cáncer, pacientes de diabetes y de VIH, expresaran y denunciaran su inconformidad en varias ocasiones y de manera pública, tomando calles, plazas, haciendo mítines. Este gobierno morenista no se sensibiliza, prefiere invertir en sus megaproyectos como el Tren Maya, La Refinería de Dos Bocas y el reciente inaugurado Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. En vez de destinarle recursos suficientes al sector salud a través del programa INSABI.
Es momento de que el pueblo (varios de ellos le dieron el voto al actual gobierno) recapacite y se dé cuenta de la realidad por la que estamos atravesando, hechos como la cancelación de Escuelas de Tiempo Completo (ETC), la eliminación de apoyos agroincentivos, como fertilizantes o implementos agrícolas a los campesinos o la desaparición del Progan. Y las gasolinas cada vez más caras, nos debe motivar para un cambio de rumbo, un gobierno más nacionalista, que vea por su pueblo, no en el discurso sino en los hechos. Urge la unidad nacional.
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