MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Morena y su juego de corcholatas

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La farsa electoral encubierta que está llevando a cabo el partido Morena es un claro ejemplo de la falta de compromiso y la manipulación política que hemos presenciado a lo largo del actual sexenio. A pesar de que se autoproclaman como una opción de cambio y transformación para el país, en realidad son más de lo mismo: una clase política que carece de un proyecto real y acciones concretas para llevar a cabo una verdadera revolución en México.

La migración de la clase política tradicional al partido en el poder es evidente. Aquellos que no querían renunciar a sus privilegios y a estar alejados del presupuesto público simplemente cambiaron de bandera, saltando del PRI, PAN y PRD a Morena. Estos políticos están dispuestos a mentir, traicionar, robar y torcer la ley con tal de mantenerse en el poder, sin importarles el bienestar de la población.

El proceso que ha acordado Morena para promover a sus candidatos es ilegal y viola la ley electoral. Las precampañas están iniciando meses antes de lo permitido, lo cual debería llevar a la cancelación del registro del candidato que haya incurrido en esta falta; sin embargo, es poco probable que esto ocurra debido al control y la intimidación que ejerce el Gobierno morenista sobre las autoridades electorales. La impunidad parece ser la norma en este tipo de situaciones.

El financiamiento utilizado para estas decenas de giras y para la propaganda de los aspirantes es igualmente ilegal. El derroche de recursos públicos que se está llevando a cabo es indignante. En lugar de destinar ese dinero a resolver necesidades básicas de vivienda, servicios públicos, salud y educación, se utiliza para promocionar vacías consignas políticas. Es una burla a los ciudadanos que su trabajo y sus impuestos se utilicen de esta manera.

Todo este show mediático ha evitado que se discutan los resultados obtenidos por el gobierno morenista hasta el momento. Los problemas de pobreza, violencia, carencias en infraestructura, la influencia de poderes delictivos y la dependencia del imperialismo son temas que se han quedado en segundo plano. En lugar de hablar de hechos y logros, se enfoca la atención en los nombres de los aspirantes, desviando la discusión de lo verdaderamente importante.

Como decía Karl Marx: "Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de diferentes maneras; de lo que se trata es de transformarlo". Y Lenin nos recordaba: "La confianza del pueblo es el único criterio para determinar si un gobierno es legítimo o no". En estas palabras encontramos la clave para construir un México mejor, basado en la transformación real y en la participación activa de la ciudadanía.

El camino no será fácil, pero es necesario recorrerlo. No podemos conformarnos con más de lo mismo. Debemos luchar por un país sin pobreza, sin violencia y sin corrupción. La tarea es ardua, pero es la única forma de construir un México en el que todos tengamos las mismas oportunidades y podamos vivir dignamente. La verdadera transformación está en nuestras manos, no en las promesas vacías de la clase política tradicional.

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