Está próxima la conmemoración del Día del Trabajo y, en ese contexto, es relevante que analicemos la situación laboral en Hidalgo, sobre todo ahora que por un lado en los medios de comunicación observamos declaraciones alegres diciendo que ha disminuido la pobreza y, por otro, la cruda realidad a la que se enfrentan las familias trabajadoras revela algo muy diferente.
En Hidalgo, la inmensa mayoría de los trabajadores apenas gana lo suficiente para sobrevivir, así lo revelan incluso los datos oficiales: un trabajador necesita en promedio 12 mil 700 pesos para cubrir sus necesidades, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Finanzas Individuales (Ensafi) 2024.
Con el argumento de que el empleo informal es también trabajo, se oculta la miseria, el cansancio y las precarias condiciones de vida de todos aquellos que se dedican a vender su fuerza de trabajo casi regalada.
Sin embargo, el salario promedio en la entidad es de poco más de 6 mil pesos mensuales (datos del Gobierno de México, economia.gob.mx), apenas la mitad de lo necesario para cubrir las necesidades de los trabajadores y sus familias.
Así, en diciembre de 2024 la pobreza laboral en Hidalgo alcanzó al 43 % de la población; ello significa que ese porcentaje de hidalguenses no pudo adquirir la canasta básica de alimentación con su salario.
La situación se revela más grave si tomamos en cuenta que México, ¿cómo vamos? estima que en el cuarto trimestre de 2024 el 70.9 % de los hidalguenses, es decir, siete de cada diez, no tuvo ingresos suficientes para adquirir la suma de las canastas alimentaria y no alimentaria.
Esta situación de salarios precarios que se vive en Hidalgo se explica en gran parte porque es la cuarta entidad con la informalidad laboral más alta del país (comparte posición con Puebla), según México, ¿cómo vamos?, que reporta un 70.7 % de informalidad laboral en el cuarto trimestre de 2024.
Esto significa que siete de cada diez hidalguenses no tienen un trabajo fijo, no cuentan con prestaciones sociales, vacaciones, salario mínimo ni seguro médico; también se incluye a quienes realizan trabajo no protegido en la actividad agropecuaria, como jornaleros temporales, al servicio doméstico, así como a trabajadores subordinados que, aunque laboran para unidades económicas formales, lo hacen bajo modalidades que evitan el registro ante la seguridad social, violentando sus derechos.
La informalidad laboral oculta condiciones precarias y falta de acceso a derechos básicos, porque con el argumento de que el empleo informal es también trabajo se oculta la miseria, el cansancio y las precarias condiciones de vida de quienes venden su fuerza de trabajo casi regalada.
No exigen ya ni las condiciones mínimas porque no están en situación de pedir nada. No se fijan en el salario porque cualquier cosa es mejor que morirse de hambre o vivir en la mendicidad. Aceptan malos tratos, humillaciones e injusticias porque al menor reclamo se les arroja a la calle.
Además, el impacto de la informalidad laboral no solo se refleja en salarios de hambre, sino también en el acceso a la vivienda. Datos del Coneval muestran que Hidalgo se ubicó entre los seis estados con menor acceso a la vivienda, debido a la elevada informalidad, ya que es una de las entidades con mayor proporción de personas que trabajan en estos rubros en comparación con quienes laboran en el sector formal (El Sol de Hidalgo, 9 de noviembre de 2024).
En resumen, el balance de la situación laboral de los hidalguenses no es bueno. La verdad sobre el trabajo en Hidalgo, como en el país, radica en que más de la inmensa mayoría de los trabajadores apenas consiguen lo suficiente para no morir de hambre; para el 70 % de las familias hidalguenses cada día es una lucha contra la falta de recursos para solventar problemas de salud, vivienda, alimentación, educación, etcétera.
Y si bien es cierto que las familias que reciben tarjetitas y apoyos monetarios tienen un ingreso extra, esto no ha cambiado en lo fundamental la situación laboral de los hidalguenses: se mantiene la informalidad y los salarios precarios que nominalmente aumentan pero en los hechos alcanzan para menos, y ese ingreso extra no es suficiente, tal como atestigua el 70 % de los trabajadores que no puede comer ni brindar lo básico a sus familias.
Urgen políticas encaminadas a mejorar la situación laboral en Hidalgo y en el país, que garanticen empleo para todos los que estén en edad de trabajar y quieran hacerlo, así como un salario digno y suficiente para cubrir las necesidades de los trabajadores y sus familias. Sólo la lucha de los trabajadores será capaz de construir ese México mejor.
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