El actual modelo económico conocido como economía de mercado o de libre empresa, funciona de tal modo que concentra la riqueza en pocas manos, mientras que la gran mayoría de la población vive con alguna carencia.
Al respecto, “la riqueza de los mil millonarios ha aumentado a un ritmo desconcertante. Desde 2020, con la pandemia y la crisis del coste de la vida, el 1% más rico acaparó 26 billones de dólares (el 63 por ciento de la nueva riqueza generada), mientras que tan solo 16 billones de dólares (el 37 por ciento) llegaban al resto de la población mundial. Por cada dólar de nueva riqueza global que percibe una persona perteneciente al 90 por ciento más pobre de la humanidad, un mil millonario se embolsa 1.7 millones de dólares. La fortuna de los mil millonarios ha crecido a un ritmo de 2 mil 700 millones de dólares diarios”, señaló OXFAM apenas este 16 de enero de 2023.
Este sistema produce mucha riqueza, pero carece de un mecanismo que la reparta. Este es el problema toral, la mano invisible que proclamaba Adam Smith resultó no existir, pues hoy por hoy las economías de los países, víctimas de este modelo, año con año producen millones de pobres.
La contradicción principal del modelo económico en el que nos movemos es que la gran riqueza es producida por millones de trabajadores alrededor del mundo. La producción es un acto colectivo y la apropiación del producto final, mercancía, es privado, se lo queda el dueño o los dueños del capital y los obreros un salario con muy poco poder de compra.
La mala distribución de la riqueza es nutricia de la migración, el crimen organizado y el comercio ambulante, porque antes de que el hombre perezca de hambre tiene un instinto natural de supervivencia. El desempleo, “los recortes de personal” son consustanciales al desarrollo capitalista, insensible a la suerte de millones de trabajadores arrojados a la calle, sacrificados al dios del capital que, cual moderno e insaciable Moloch, reclama vidas en sacrificio. A esa masa de desocupados que necesariamente genera el modelo económico Marx lo denominó ejército industrial de reserva.
Los despidos son inherentes al avance tecnológico en la industria, pues abaratan costos de mano de obra, tarde o temprano todas las industrias tienen que automatizarse o desaparecer ante la competencia. Un ejemplo: “el problema de cancelación de contratos en Zentrix se extendió a la planta que opera en Ciudad Industrial Xicohténcatl (CIX) II de Huamantla, pues la empresa recortará a 400 de los mil 200 trabajadores, los cuales se sumarán a los 600 obreros que fueron liquidados el pasado lunes… Esta línea de producción se confeccionará en un país asiático, debido a los costos más económicos de la mano de obra, aunque confió en que en el futuro regrese a Tlaxcala [es fecha que no ha regresado] (E-consulta, 14 de marzo de 2014).
¿Es posible impulsar la automatización de la producción asegurando la participación y el bienestar de la masa de trabajadora?
Al respecto tomo palabras, del doctor en Economía Abel Pérez Zamorano, de un artículo que escribió el 19 de junio del 2018 titulado Automatización en la producción y desempleo: “Valorando en una perspectiva histórica las implicaciones de la automatización, podemos concluir que esta no es en sí misma una calamidad, como no lo eran las máquinas que los luditas veían como enemigas y destruían. No son las máquinas en sí mismas las que desplazan a los trabajadores, sino las actuales relaciones sociales de producción, y, consecuentemente, si estas cambian, no es fatal que robots e inteligencia artificial sean enemigos del hombre; al contrario, pueden ser eficaces ayudantes suyos. Su desarrollo tiene implicaciones mucho más trascendentes y complejas, pues pone a discusión la vigencia e inamovilidad del orden económico existente, con su organización de la propiedad, de la producción y distribución de la riqueza. La automatización está creando condiciones para un cambio estructural. Mientras imperen la ganancia privada y la soberanía absoluta del empresario en su ámbito de poder, la tecnificación sí seguirá sirviendo a los dueños de las empresas para expulsar trabajadores y ‘abatir costos’; más si estos últimos gobiernan la producción, obviamente no se dejarán expulsar; más bien poseerán las máquinas, las dominarán, las usarán para ahorrar esfuerzo y cosecharán los frutos que con ellas obtengan… los hombres dispondrán de más tiempo para su plena realización humana, para desarrollar sus capacidades, y se generará una mayor libertad”.
¿Qué está haciendo el actual gobierno para atacar al modelo económico como agente principal de los grandes males sociales de nuestro país?
Lamentablemente el actual gobierno que encabeza López Obrador, se ha enfilado al modelo económico, realmente nunca se propuso enfrentarlo, y es justo decirlo, no tenía los medios para hacerlo, su gobierno es una pieza más que ha jugado el capital gobernante en nuestro país y posiblemente en el mundo. Esta falsa izquierda nos ha acercado un paso más a la verdadera emancipación del pueblo. Como es lógico, ninguna de las corcholatas propone algo diferente, nada nuevo sino más pobreza, desastres, inseguridad y lamentablemente más muertes.
¿Qué sistema puede y debe implementarse en nuestro país para cambiar la situación del pueblo mexicano?
La Oxfam (organismo internacional) propone, al igual que el Movimiento Antorchista, una tasa impositiva progresiva, que el pago de impuestos sea equivalente a la riqueza que acapara el contribuyente, que pague más el que más tiene y que pague menos el que no tiene nada. Segundo: Con un presupuesto grande, consecuencia de la anterior tasa impositiva en México, el nuevo gobierno debe invertir en infraestructura y servicios públicos, vivienda, salud, educación, cultura ciencia e innovación, un gran gasto público orientado al pueblo, pero no en dádivas, porque eso no es repartir la riqueza, sino todo lo contrario.
Tercero: Empleo para todos, que cada hombre y mujer al terminar una carrera esté seguro de que obtendrá un trabajo, que cada hombre y mujer en edad de trabajar no mendigue un trabajo digno; que por falta de éste tenga que salir de su país, dejando a sus seres queridos; o deba enrolarse en el crimen organizado, arriesgando su vida; o tenga que vender cualquier chachará para poder llevarse algo a la boca. Cuarto: El salario que perciba la clase trabajadora debe ser suficiente para cubrir las necesidades básicas de una familia: calzado, ropa, alimentación, salud, transporte, hogar, recreación y educación. Un salario 300 % más alto del que se percibe ahora. Somos el país de la OCDE donde el obrero recibe el sueldo más bajo y trabaja más horas.
¿Quién verdaderamente puede implementar un modelo que combata la injusta repartición de la riqueza?
La única forma de que vivamos en una sociedad más justa, donde la riqueza esté repartida de forma equitativa, donde los lastres sociales que vemos hoy, sean cosas de un terrible pasado, solo es posible si el pueblo se organiza y lucha, se concientiza de su papel histórico y conquista, por la vía democrática, el poder político. La liberación del pueblo debe ser obra del pueblo mismo, no de personajes, de mal iluminados ni de “corcholatas”. Vale.
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