La vida humana es un derecho universal en el ámbito jurídico, debe ser considerado primordial en toda legislación política y entre las normas legales de cualquier país del mundo. Se debe proteger la vida como derecho supremo, pues a falta de ella el titular no puede demandar cualquier otro derecho o garantía constitucional ni hay acción jurídica, económica o social que restituya la condición vital sobre sí mismo, ya que la violación de este derecho no tiene carácter reversible. Es pues, una obligación fundamental de todo gobierno preservar, por sobre todo interés y acción pública, la vida de todos y cada uno de sus ciudadanos, de otra manera su actuar no sólo será negligente sino, sobre todo, criminal.
La pandemia mundial por el coronavirus SARS-CoV-2 ha exigido a los gobiernos del mundo disponer de todos los recursos humanos, económicos y políticos para contener la amenaza de muerte que pende sobre la vida de todos los seres humanos. Pese a ello, son pocos los gobiernos que han destinado recursos suficientes para levantar hospitales, hacer pruebas, comprar medicamentos, adquirir la tecnología e insumos necesarios para brindar condiciones óptimas al personal médico para la mejor atención de su población contagiada. Los casos son contados en los que gobierno y pueblo trabajan conjuntamente para evitar la propagación del virus y las muertes masivas, cito a China entre los casos que han logrado contener la pandemia y están regresando a la normalidad social.
Pero nosotros vivimos en México, con un gobierno que en el discurso dice ser del "pueblo", pero en los hechos se ha mostrado ineficiente y alejado de los problemas y desgracias de las masas populares, pues ha aplicado una fracasada política sanitaria empezando con la falta de presupuesto para atender las necesidades de equipamiento médico e infraestructura hospitalaria, su reticencia de hacer pruebas covid-19 para detectar focos de contagio y, recientemente, la manipulación electoral en la aplicación de las escasas vacunas llegadas al país. En lo económico no brindó apoyos para evitar la quiebra de pequeñas y medianas empresas; no adoptó ninguna medida para contener el desempleo y la pérdida de salarios entre los trabajadores; no implementó un seguro por desempleo ni asistencia alimentaria para las familias humildes durante el confinamiento. Los hechos dicen que la vida de los mexicanos no está entre las preocupaciones de la política presidencial y el gobierno de la 4T.
En los últimos meses de 2020 ya se preveía el recrudecimiento de la pandemia y pese a ello no vimos mayor contundencia por parte de las autoridades de salud, por el contrario, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, responsable ante la crisis sanitaria, se fue de vacaciones a playas de Oaxaca en lugar de redoblar esfuerzos para contener la pandemia dados los pronósticos previos y López Obrador encubrió esta negligencia en el falaz discurso presidencial en lugar de exigir resultados ante el incremento alarmante de las cifras.
Tan sólo del 1 al 31 de enero de 2021 se registraron 438 mil 166 nuevos contagios, con un promedio de 14 mil 334 por día, casi la misma cantidad de contagios que se dieron del 28 de febrero, día en que se confirmó el primer caso, al 2 de agosto del 2020, 156 días, en los que se alcanzaba la cantidad de 439 mil 046 casos totales de contagio, así tenemos un incremento de contagio de 5.03 veces mayor en enero 2021 en comparación al periodo de febrero a agosto ya referido. Con respecto a las muertes tenemos que en enero se registraron 32 mil 729 defunciones, con un promedio de mil 55 por día, casi las mismas muertes que se registraron del 19 de marzo, fecha en la que se declara la primera defunción por el nuevo coronavirus, al 8 de julio de 2020, 111 días, en los que se llega a 32 mil 796 defunciones totales, con un incremento de 3.58 veces la cantidad de muertes en enero en comparación al periodo referido. El 21 de enero se alcanza otra cifra histórica con 22 mil 339 contagios nuevos y mil 803 muertes para ese día. El trágico escenario estaba previsto, pero el Gobierno federal no hizo nada para contener el desbocado aceleramiento de la enfermedad entre los mexicanos. Corren los días de febrero y los contagios y las muertes siguen sumando.
El mal manejo de la pandemia en México destaca entre los demás países del mundo por la alta tasa de mortalidad y las elevadas cifras de contagio. Bloomberg; por ejemplo, señala a México "como el peor país para estar durante la pandemia” debido al deshonroso último lugar en el "Ranking de resiliencia covid”. También refiere que "entre los puntos de alarma que señala Bloomberg está un índice de letalidad de 7,5%, el mayor de los 53 países estudiados” (en forbes.com.mx, enero 26, 2021).
Nunca se ha domado la pandemia y el gobierno lo tiene muy claro, porque las muertes, la saturación de los hospitales, las largas filas en los crematorios, la demanda desbordada de tanques y recargas de oxígeno, la falta de medicamentos, las cifras oficiales reconocidas y no reconocidas, señalan que la contingencia ha rebasado todos los niveles de gobierno. Se le miente vilmente al pueblo mexicano para sostener un gobierno incompetente a costa de condenar miles de vidas, dejando en el desamparo y luto a incontables familias mexicanas, sobre todo las más humildes y empobrecidas.
Los morenistas y su gobierno están entrampados en la designación de sus candidatos y el proceso electoral de 2021; el presidente no se mueve de su guion para denostar contra toda posición crítica o contraria a su 4T, responsabilizando del fracaso de su administración a los gobiernos anteriores, a la corrupción y al neoliberalismo. Los recursos públicos están priorizados a los proyectos faraónicos y a la compra de conciencias con las transferencias directas. Gobierno y partido, la 4T y Morena, se desviven por extender su control sobre el poder público del país, sin reparar en los malos resultados del gobierno y la perniciosa transición hacia el autoritarismo unipersonal de López Obrador. Para la salud y vida de los mexicanos se ofrece la "inmunidad de rebaño&rdquo, entre tanto "obediencia ciega” y lealtad al señor presidente. Todo por el poder. Promesas de democracia, libertad, honestidad, transformación, por encima de las garantías a la vida misma.
Se ha vuelto tan sencilla la muerte entre las familias mexicanas debido al mal gobierno morenista, que podemos enfatizar el acierto de la doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie, jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la UNAM y docotoa en Ciencias Médicas por la Universidad de Harvard, al considerar como criminal la gestión de la pandemia en México (Un daño irreparable: La criminal gestión de la pandemia en México. En planetadelibros.com.mx), guardando la distancia entre su trabajo de carácter científico y las presentes consideraciones, la coincidencia es plena: el gobierno ha hecho un manejo criminal de la pandemia.
Qué designación puede darse a un gobierno que ha antepuesto intereses electorales, que destina recursos públicos a un estadio de beisbol, por encima de la vida de miles de mexicanos, no puede ser otro que un gobierno criminal. Y desafortunadamente, sus víctimas siguen siendo sus defensoras, debido al cotidiano sermón presidencial en el que se les habla de un "paraíso” inexistente para distraerlos del infierno en el que viven. Si estamos obligados a encarar a la muerte por contagio o por hambre, ¿no valdría mejor apostar la vida por la construcción de un país más justo y equitativo? Dejemos esta tarea de reflexión a la consciencia, mientras tanto no se debe bajar la guardia para prevenir las muertes y los contagios.
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