MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Nuestro país es ingobernable con Morena

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La frase esgrimida por el promotor de la llamada Cuarta Transformación y presidente de México Andrés Manuel López Obrador, de abrazos, no balazos, ha quedado reducida a cenizas después de que se ha desatado el infierno en Zacatecas, con asesinatos, agresiones y cuerpos desmembrados, esta entidad ha rebasado la ficticia seguridad promovida por el Gobierno federal que no encuentra la forma de frenar tan enorme tragedia en el país.

Se trata de un estado gobernado por David Monreal Avila, perteneciente al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fracción política que es propiedad del mandatario mexicano y mediante la cual se pretende impulsar al futuro presidente de México, en sustitución de López Obrador, quien anhela reelegirse en el cargo a pesar de decir que no estará participando en esa elección.

Lo cierto es que algo está sucediendo en la nación desde la llegada del actual presidente de la república, porque en las entidades donde gobierna Morena es en donde la violencia se ha recrudecido, como si se tratase de una vendetta de grupos criminales encontrados que mediante el terrorismo pretenden resguardar sus imperios conquistados frente a quienes los quieren desplazar.

Pero hablemos de Zacatecas, entidad gobernada por David Monreal Ávila, entidad que volvió a vivir un fin de semana violento, en el que se registraron asesinatos, hallazgos de restos humanos y agresiones con armas de fuego, además de la fuga de reos también se registró la quema de una caseta, mientras que se registraron diversos bloqueos por intento de motín en el penal de Cieneguillas, a la vez que se quemó una caseta, presuntamente por civiles armados y la presencia de artefactos ponchallantas en diferentes vialidades.

El infierno se comenzó a sentir en esa entidad cuando en Fresnillo, Zacatecas, desde el primero de mayo del año en curso, un niño de tres años de edad fue asesinado al interior de una iglesia, justo cuando dos miembros de un grupo criminal irrumpieron en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe, en búsqueda de uno de sus contrarios.

El niño Caleb, había acudido a Misa acompañado por su madre, sin saber que la tragedia se habría de presentar una vez que varios sujetos activaron sus armas de fuego en contra del hombre al que perseguían, y una de las balas le causó la muerte.

Al respecto, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentó la muerte de Caleb, señalando que este cruento suceso refleja que se están rebasando todos los límites de la violencia y del respeto humano. 

Posteriormente, el sábado 21 de mayo, dos mujeres fueron atacadas a balazos en la calle Emiliano Zapata, cerca del bar Paola Negra de la zona Centro. En tanto, el cuerpo de Bomberos arribó al lugar de los hechos para trasladar a las dos mujeres a un hospital de la localidad para que recibieran atención médica.

Mientras que Ricardo Monreal, uno de los llamados corcholatas del Gobierno federal que busca afanosamente ser candidato a la presidencia de México, esgrimía su apoyo por la inseguridad en la entidad que le viera nacer y que es gobernada por su hermano, en otros hechos registrados en el municipio de Fresnillo, se localizó una maleta que en su interior contenía restos humanos.

Lavándose las manos, como Pilatos, López Obrador trató de justificar tan terribles hechos ocurridos en Zacatecas, asegurando que los grupos que generan violencia en esa entidad han surgido de gobiernos anteriores a su administración.

Es evidente que el control de la seguridad en México se le ha salido de las manos al mandatario federal, que sigue creyendo que basta con su slogan populista de “abrazos no balazos” para contener tan enorme tragedia sufrida en la patria que mal gobierna.

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