Las recientes declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre el “fortalecimiento” de Pemex y su plan estratégico para 2027 –donde supuestamente la paraestatal dejará de necesitar apoyo financiero del gobierno– chocan frontalmente con una realidad incontestable: Pemex es una empresa técnicamente quebrada, Dos Bocas una megaobra fallida, y la política energética actual un barril sin fondo para el erario público.
Pemex sobrevive únicamente con transfusiones fiscales y sus beneficios recientes dependen de subsidios masivos que se financian con recursos que deberían destinarse a salud, educación y otros servicios públicos esenciales.
El pasado 5 de agosto, en un acto cargado de simbolismo, la presidenta Sheinbaum presentó el Plan Estratégico para el Fortalecimiento de Petróleos Mexicanos (Pemex) 2025-2035. El anuncio estrella: Pemex dejará de requerir apoyos financieros de la Secretaría de Hacienda para 2027.
“Los cálculos que tenemos y todo el trabajo es que para 2027 Pemex no va a necesitar apoyo de la Secretaría de Hacienda”, afirmó con contundencia la mandataria, añadiendo que la empresa tendría “suficientes ingresos para pagar su deuda, amortizaciones e inversión”.
El optimismo parecía respaldarse por un dato concreto: Pemex reportó beneficios netos de 873 millones de dólares en el primer semestre de 2025, una mejora significativa frente a las pérdidas de casi 14 mil 479 millones de dólares en el mismo periodo de 2024.
Sin embargo, esta narrativa de “recuperación milagrosa” se desvanece al analizar la estructura financiera y operativa de la empresa: Pemex arrastra una deuda financiera de 99 mil millones de dólares y una deuda con proveedores de 23 mil millones de dólares.
Aunque el plan promete reducirla en 26 % para 2030, esta meta depende de que Dos Bocas y otros proyectos operen a plena capacidad, algo que expertos y datos desmienten. Además, sólo la semana pasada al anuncio del plan, el gobierno inyectó 12 mil millones de dólares mediante “notas pre capitalizadas”. Esto no es autonomía financiera; es soporte vital continuo.
Según datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), la extracción de crudo ha caído sistemáticamente: de 1.83 millones de barriles diarios en 2018 a 1.76 millones en 2022. El plan Sheinbaum no explica cómo revertirá esta tendencia estructural con reservas petroleras declinantes.
Si hay un símbolo de la desconexión entre las promesas oficiales y la realidad, es la Refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco. Proclamada como la pieza clave para la autosuficiencia energética, su historia es un catálogo de fechas incumplidas, sobrecostos y operación deficiente:
2022: Fecha original prometida para inicio de operaciones (incumplida).
Septiembre 2023: AMLO anuncia la salida del “primer barril de gasolina”. Se reveló después que era “gasolina primaria” –una etapa temprana no comercializable–; producto de pruebas, no de operación continua.
Junio 2024: En inauguración con AMLO y Sheinbaum, el entonces director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, prometió operación al 100 % (340 mil barriles diarios) para agosto de 2024.
Agosto 2024: Romero y AMLO aseguraron que el 3 de agosto sería el “arranque definitivo”. Hoy, Dos Bocas opera al 9.4 % de su capacidad.
Por último, la inversión actual de esta megaobra “emblema del sexenio de AMLO” es de 20 mil 168 millones de dólares, más del doble de los 8 mil millones presupuestados inicialmente.
Expertos como Ramsés Pech (analista energético) son contundentes: Dos Bocas podría alcanzar operación plena recién en 2027. Más grave aún: Edmundo Gamas, director del Instituto Mexicano de Desarrollo de Infraestructura (Imexdi), señala un error estructural:
“Es un proyecto absurdo que se planeó con una plataforma de producción de 2.6 millones de barriles diarios de extracción, pero ahora la base es de sólo 1.8 millones (…) Tenemos una refinería sin petróleo suficiente”. Pemex exporta hoy más crudo del que Dos Bocas procesa –incluso a Cuba– mientras importa gasolina cara. La autosuficiencia es un espejismo.
En resumen, Pemex sobrevive sólo con transfusiones fiscales. La narrativa gubernamental de “Pemex rentable” ignora un hecho macroeconómico crucial: los beneficios recientes son artificiales y dependen de subsidios masivos.
El “éxito” del primer semestre 2025 (+873 millones de dólares) sólo fue posible tras 12 mil millones de dólares inyectados semanas antes. Entre 2019 y 2024, Pemex recibió apoyos fiscales por 142 mil millones de dólares (vía reducción de derechos sobre hidrocarburos e inyecciones directas), según el CIEP.
Y el pago de deuda con dinero público: en 2025, Hacienda asumió pagos de amortización por 230 mil millones de pesos (unos 12 mil 216 millones de dólares) a proveedores de Pemex.
Hay un círculo vicioso donde los ingresos no cubren los costos financieros. Mientras la deuda total (122 mil millones de dólares) y los intereses devoran cualquier ganancia operativa, el “plan estratégico” 2025-2035 es, en realidad, un ejercicio de extender plazos y refinanciar deuda con aval estatal, no un plan de viabilidad comercial.
Si Pemex es un pozo sin fondo y Dos Bocas un elefante blanco, ¿por qué persiste esta política? La respuesta está en identificar a los ganadores: la construcción de Dos Bocas evitó licitaciones públicas tras declararse “desierta” la licitación inicial en 2019. Se otorgaron contratos directos que beneficiaron a empresas como Grupo Higa, Grupo Indi y Delta Construcciones, vinculadas a redes de influencia política.
El sobrecosto del 152 % (12 mil 168 millones de dólares extra) no es “ineficiencia”, es rentismo extractivo. Mientras Pemex emite bonos con altos rendimientos (respaldados implícitamente por el Estado), bancos como JP Morgan, HSBC y Bank of America obtienen jugosos ingresos por intereses. El rescate público socializa pérdidas y privatiza ganancias.
Así, el gobierno de la 4T, contrario a sus discursos de “primero el pueblo”, privilegia los intereses privados inyectando recursos del presupuesto público que se dejan de invertir en necesidades de los mexicanos como salud, educación, apoyo al campo, vivienda, etcétera. Mientras en México no gobierne el pueblo, sus intereses seguirán dejándose de lado para beneficiar intereses privados.
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