Muchas veces pensamos que el actuar de un individuo, en un mundo de miles de ellos, no perjudica el resultado de una acción: por ejemplo, el tirar una pequeña envoltura de un dulce, creemos que no contamina por ser algo minúsculo, sin embargo, si de manera individual pensáramos así, contaminaríamos el medio ambiente, ignorando que somos parte del problema. La ciudadanía está harta de lo sucede en política y deja de creer en los que en ella intervienen directamente; pero este desinterés trae consecuencias graves en el desarrollo del país.
Esto sucedió en las elecciones del Estado de México recientemente; si analizamos los resultados de las dos alianzas que participaron, resulta que el porcentaje de participación en este proceso para elegir a la nueva gobernadora, en la región más poblada del país, donde se convocaron a algo más de 12 millones de personas, sólo acudieron a la cita 6.2 millones, un 49,9 por ciento del electorado.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el gobierno desde hace 94 años, perdió su bastión más importante al arrebatarlo el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena); y esto sería normal si nos dejamos llevar ante los resultados ocurridos a nivel nacional en donde el color guinda va tiñendo al país, pero no es así, sabemos que hay descontento a nivel nacional ante las políticas de Andrés Manuel López Obrador y su llamada cuarta transformación en seguridad, economía, salud, empleo, y mucha de la población cree que dejando de votar se castiga a los políticos, sin embargo, ese castigo nos alcanza a nosotros mismos porque nos quejamos y dejamos la puerta abierta para que sigan haciendo de las suyas.
No es defender a ningún partido o alianza, habrá quienes digan que Morena ganó limpiamente en esas elecciones, claro hay denuncias de compra de votos en algunos municipios como Tecámac, La Paz y Cuautitlán Izcalli, sin embargo, haciendo un lado eso, que tampoco es peccata minuta, y vemos por ejemplo que en el oriente del ese estado tienen problemas con el agua y las autoridades no hacen nada por resolver y aun así, algunos votan por los mismos; es su gusto pero resulta inverosímil que aquellos que están molestos se abstengan de votar pensando en que ese hartazgo lo van a resolver de esa manera.
¿Ahora cómo gana Morena?, en repetidas ocasiones el presidente de la república ha señalado que la mayoría de sus seguidores son quienes tiene menos estudios; un segmento más fácil de engañar en política, esto se refleja en los resultados ya que por Delfina votó un 49 por ciento de ciudadanos con educación primaria terminada, secundaria y algo de preparatoria, y 23 por ciento quienes reciben de entre 5 y más salarios mínimos, y para Alejandra 31 por ciento de quienes votaron por ella tienen nivel universitario; 52.2 por ciento quienes ganan un de tres a cinco salarios mínimos; a primera vista cualquiera diría, los pobres están con Morena, pero es difícil pensar que, si ya de por sí alguien que vive con poco salario y casi no tiene estudio quiera seguir de esa manera, porque esto no es exclusivo del Estado de México, sino también de lugares donde ya gobierna la 4T.
Estamos a un paso de las elecciones de 2024 y si creemos que absteniéndose, castigamos a los políticos que nos gobiernan estamos equivocados, pronto empezaremos a ver que algunas dependencias desaparecerán en el Estado de México, cambiará el color pero la pobreza no, recordemos que la mejor forma de defender al país es asistir a las urnas de manera consciente después de ver las propuestas de los candidatos y de haber evaluado su desempeño político, sólo eso nos queda por ahora, pero el pueblo debe organizarse y buscar que sea el mismo pueblo quien gobierne, en caso contrario no nos quejemos de lo que uno mismo propiciamos.
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