Yucatán, un estado con amplio bagaje cultural, heroico y valiente, por lo que en su momento hicieron los mayas para no ser conquistados y por lo que han aportado a la nación. Sin embargo, hoy son olvidados, rezagados y marginados por sus mismos compatriotas. Aquellos que deberían de ver por ellos los olvidan.
Si bien la entidad posee una amplia riqueza natural y es un buen lugar para el turismo, la forma de vida de miles de yucatecos es raquítica; sin luz, sin agua, pavimentación de calles, servicios de salud, sin apoyo al campo, vivienda o incluso carecen de alimento, así es, en pleno siglo XXI, la vida de los yucatecos.
El cambió de color llegó al Gobierno estatal y con ello la esperanza de virar el timón del barco, apostarle a un desarrollo para todos y todo Yucatán, de rojo se cambió a blanquiazul; tres años de Gobierno, y con él las esperanzas se han ido esfumando de ver un verdadero cambio para este estado de la península.
Sí, no niego que se le ha dado potencialidad a Yucatán, nacional e internacionalmente; el gobernador, Mauricio Vila Dosal, ha hecho giras para destacar todo lo bueno del estado; lo vemos reunirse con altos empresarios, viajar al extranjero, ir a inauguraciones como el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, pero no lo vemos en su despacho, en Palacio de Gobierno, con lo que deduciría uno que es un hombre trabajador.
Sí, sin duda alguna. Pero el estar haciendo relaciones públicas no sacará de la pobreza a los miles de yucatecos, ese importante sector que en sus múltiples giras no se mencionan, pero sí se dejan en el olvido. Los yucatecos, dado que su gobernador no los vivita, ellos acuden a donde debería estar despachando, en Palacio de Gobierno, pero nunca lo encuentran.
Tres años de Gobierno, dos de pandemia y décadas en el olvido al pueblo maya. En el interior del estado persiste la pobreza, donde se ven las chocitas de humano carentes de mejores materiales, calles; los campos yucatecos sin producir, porque a los pequeños productores no se les dota de apoyo, así como a los apicultores, a pesar de que sea Yucatán uno de los principales productores de miel.
Estadísticas se hacen y publican como “Yucatán tiene al mejor Gobernador”, “Yucatán es seguro”, “Yucatán, entre los 10 Estados con mayor monitoreo de la pobreza”, pero de qué sirve monitorear sino se hace nada de raíz.
Se monitorea y trata de ocultar la realidad, pero ésta siempre saldrá a flote porque así es la dialéctica, nosotros tratamos de olvidarla, pero ella no se olvida de nosotros. Y eso es lo que ocurre con el Gobierno de Mauricio Vila en su intento de ocultar la pobreza y marginación que hay en Yucatán, a pesar de repetir que “no puede haber dos yucatanes el de prosperidad y otro de pobreza”.
Es por ello que el antorchismo lucha desde hace tres años para que justamente no haya dos yucatanes, sino uno porque quienes mal la pasan son los del pueblo pobre que no ven solución a sus peticiones y que confiaron en esta administración y hoy se ven más olvidados que nunca.
El antorchismo no claudicará en su lucha por mejorar las condiciones de vida de los yucatecos, porque ya basta que siempre sea el pueblo el que vea permeada su integridad, su salud y su bienestar por debajo de otros.
El pueblo yucateco organizado en Antorcha continuará su lucha hasta ver eco en sus demandas, porque no son para los dirigentes, sino para el pueblo que, como dije, carece día a día. Me uno a la voz de miles de antorchistas que se ven afectados por los malos comentarios del presidente, Andrés Manuel López Obrador, que dice, sin fundamentos y ni pruebas, que Antorcha es intermediaria porque ha recibido dinero para beneficio propio, desde aquí le digo que ¡Miente presidente! Al calumniar a una organización tan prestigiosa y que su lucha de 48 años la respalda.
Desde todas las trincheras lucharemos y defenderemos a nuestra organización, así como nuestro derecho como ciudadanos de vivir mejor.
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