“Y fue a esa edad... Llegó la poesía a buscarme. No sé, no sé de dónde salió, de invierno o río. No sé cómo ni cuándo, no, no eran voces, no eran palabras, ni silencio, pero desde una calle me llamaba”… así comienza uno de los poemas escritos por Pablo Neruda, poeta universal, comprometido con las grandes causas de la humanidad; quien describe la emoción que provocó en su tierna edad, el entender la literatura y el poder expresar sus sentimientos por este medio; su primer acercamiento con la poesía y cómo ésta se convierte en su guía, su camino hacia la percepción de nuevos detalles, de nuevos mundos que le acompañarán toda la vida. La poesía lo conmueve, lo sensibiliza, lo hace solidario y comprometido con el entorno social que lo rodea y el empeño que pone en transformarlo, porque el arte es así, formador y transformador.
Con esta visión, el Movimiento Antorchista Nacional, inculca, entre sus agremiados y amigos, el uso de las bellas artes como un medio de sensibilización social y de compromiso con los más desvalidos que son quienes tienen menores posibilidades de acercarse a ellas; a lo largo de sus 48 años, Antorcha promueve y practica el teatro, la música, el baile, la oratoria, poesía y en particular la declamación, porque “el declamador hace el milagro de extraer de la tumba del libro la poesía escrita, para volverla a hacer eficiente, transformadora de hombres y mujeres, que fue el propósito de quien creó la poesía y el pueblo tiene que saberlo, tiene que escuchar poesía a sabiendas que fue escrita para él, porque el arte de la poesía ayuda a sensibilizar al hombre, que lo hace más humano y más solidario”, escribe el Ing. Aquiles Córdova Morán, en su libro “Poesía y Lenguaje”.
Hoy a falta de condiciones para reunirnos de manera presencial, Antorcha presentará de forma virtual al pueblo de México, su primera Muestra de Declamación Infantil, con el claro propósito de inculcar en nuestros niños el amor a la poesía, que éstos conozcan los sentimientos más humanos y bellos que grandes poetas de todos los tiempos nos han legado, para hacer de su vida difícil algo más llevadero, pero sobre todo, que se formen como seres humanos acometedores, orgullosos de lo que son y se sientan capaces de enfrentar y triunfar sobre las adversidades a las que tendrán que enfrentarse siempre.
Los niños son una parte importante de cualquier sociedad, pues el día de mañana serán quienes participarán en el desarrollo económico, cultural, educativo y laboral de este país. Por ello y por su condición de vulnerabilidad es que debemos cuidar y proteger a nuestros niños para que se eduquen, tengan buena salud y gocen de los cuidados necesarios que se requiere para que crezcan sin problema alguno y puedan desarrollarse plenamente. En México, a pesar que los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes están previstos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; estos siguen siendo letra muerta e invisible para el gobierno.
En nuestro país, desafortunadamente es cada vez más común ver en los cruceros a niños haciendo malabares, limpiando parabrisas, pidiendo limosna en diferentes puntos de las ciudades o ya como chalanes de albañil o de peones en el campo, etcétera, etcétera, violando con ello su derecho al sano crecimiento, a la educación, al descanso y esparcimiento, a la seguridad jurídica y el derecho de aspirar a una vida mejor.
Pudiera parecer a algunos que esta situación podría resolverse con la sensibilidad de las diferentes instancias de gobierno y la aplicación de programas sociales como la otorgación de becas “Benito Juárez”, hoy baluarte de la 4T, de las que hay que decir, serán siempre insuficientes pues son bastante precarias. Tenemos que decir que el sistema económico que prevalece en nuestro país, aunque Adrés Manuel López Obrador diga lo contrario, muestra una vez más su incapacidad para atender esta situación que cada día se agudiza más. Debemos darnos cuenta que la situación que padece la niñez mexicana, es una de las consecuencia de la injusta distribución de la riqueza en nuestro país, provocada por quienes conviene que este modelo económico de producción siga prevaleciendo, pues sólo les importa acumular riqueza sin considerar las consecuencias que esto pudiera causar.
Para atacar este problema de falta de atención y mucha veces de explotación de nuestros niños, el gobierno debería comenzar por atacar sus causas más profundas, como la creación de empleos y mejora de salarios de la clase trabajadora, que les permita obtener los satisfactores necesarios para la alimentación y desarrollo de sus hijos y evitar así que por hambre, tengan que salir a trabajar a la ciudad, a la industria o al campo, además de diseñar y aplicar políticas y programas para garantizar su educación y atención médica.
Si bien es cierto que la declamación no cura directamente estos males, en Antorcha sí consideramos que la poesía hace al individuo más sensible y comprometido con las causas sociales, por eso, es nuestro propósito que la poesía se popularice, que llegue a las masas, al pueblo trabajador y en particular a nuestros niños, pues con ellos crecerá una sociedad menos egoísta y más solidaria con sus semejantes.
Los antorchistas estamos convencidos de que la poesía en boca del declamador, transforma al individuo, al pueblo y lo dispone a cambiar la sociedad en la que vive; por eso promovemos las bellas artes, porque nos permiten dejar nuestra visión sobre el arte y dejar sentada nuestra postura sobre cómo vemos la realidad del país y del mundo entero, sus desigualdades y problemas; estamos convencidos que la poesía, no sólo transforma a quien lo practica, sino a quien la aprecia y la valora.
Vaya esta primera Muestra de Declamación Infantil, valiosísimo esfuerzo que realiza la Comisión Nacional Cultural del antorchismo, como un homenaje y reconocimiento de las capacidades y virtudes del pueblo mexicano y en particular de los niños antorchistas que practican este arte tan bello, comprometedor y transformador.
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