El pasado sábado 15 de agosto, el presidente municipal de Morelia, Raúl Morón Orozco llevó a cabo su segundo informe de actividades gubernamentales en la plaza del Jardín Morelos al que acudieron cerca de 400 personas, evidentemente con todas las medidas sanitarias, un evento para que el que la administración morenista gastó 1 millón 871 mil 421 pesos para su organización y promoción, dinero que pudo utilizarse en cosas más importantes en medio del panorama que vivimos en todo el país y por supuesto en la capital michoacana.
Este hecho podría pasar desapercibido, de no ser porque en Michoacán estamos en la etapa más difícil de la pandemia y la capital del estado es de las ciudades con más casos confirmados de contagio, junto con Lázaro Cárdenas, un detalle que parece no importarle al edil, pues fue un evento abierto, poniendo en riesgo la salud de los ciudadanos.Además, para la promoción de su informe, la administración municipal autorizó varios espectaculares en puntos estratégicos de la ciudad utilizando su imagen, violando así, el artículo 134 constitucional, párrafo octavo, en el que se señala que: "La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social.En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público".
Un "lujo" que se da el alcalde a pesar de que, en Morelia, miles de familias siguen sin empleo a raíz del confinamiento por covid-19, cinco meses en los que madres y padres de familia se las han visto negras porque se les pide no salir de casa, pero ante el hambre y la desesperación de ver que cada día la alacena se va vaciando y que el trabajo no llega, ¿se quedan de brazos cruzados en sus hogares? No, se ven en la terrible necesidad de buscar otras formas de obtener ingresos, vendiendo lo que puedan para llevar pan a la mesa, pero no es suficiente si consideramos que una familia se integra de 4 o más miembros y que los hijos que no se han independizado están en etapa de desarrollo físico y mental, lo cual quiere decir que no es suficiente con comer un pan, un plato de frijoles o un café para que su crecimiento sea el adecuado.
Agreguemos a ello que en las colonias más pobres de la "Ciudad de la Cantera Rosa" las familias ni siquiera tienen una vivienda digna.Sé por algunos de mis compañeros antorchistas que viven en diferentes puntos dentro y fuera de la mancha urbana, que desde 2018, año en el que Raúl Morón tomó el cargo como presidente municipal, se le hizo la petición de atender el rezago en materia de vivienda, a la cual, para zafarse temporalmente del problema de forma cortés, accedió atender con detenimiento y dar pronta solución, sin embargo, casi dos años después, los resultados en el terreno de los hechos a favor de los colonos se siguen esperando.Quiero recalcar que los morelianos afectados no son solo integrantes del Movimiento Antorchista, no, son familias de escasos de recursos de todo el municipio, de colonias y comunidades, muchas de ellas trabajan en el empleo informal, lavando coches, vendiendo en las calles, trabajando como albañiles, como recolectores de basura, etcétera, oficios que se vieron bruscamente parados por la cuarentena que todos tuvimos que cumplir y que sólo una minoría pudo y puede sobrellevar sin preocupaciones mayores.
En su informe de gobierno, el alcalde morenista presumió que se han logrado colocar un total de 99.5 por ciento de las 76 mil luminarias en todo Morelia, para beneficio de 850 mil morelianos, ¿será? Dijo, también que se han invertido un total de mil 368 millones de pesos en obra pública, en mil 261 obras y acciones; "logros" que más de un ciudadano sabe que no llegan a los rincones más apartados del área céntrica de la ciudad, la zona "no turista", ya que entre fraccionamientos en constante crecimiento, se contrastan a la vista pequeñas casas construidas con retazos de madera vieja, con láminas negras, con cartón; sin agua potable, sin electrificación, con calles en mal estado, espacios en los que el edil morenista no se ha preocupado invertir, como si el pueblo trabajador que vive al día y con sus propias uñas no fuera importante para su gobierno, esto no es más que el vivo reflejo del jefe mayor del mismo partido, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ante estos contrastes, a la población moreliana debería quedarle claro que las prioridades de ayuntamiento encabezado por Raúl Morón, al igual que las del gobierno federal liderado por López Obrador están encaminadas a sus propios intereses, dejando muy de lado aquella frase que enardecía el ánimo de las millones de personas que votaron por los candidatos de Morena en 2018: "primero los pobres", tres palabras que la gente más humilde creía se harían realidad y que el rezago en el que vivían por fin tendría una solución con los ideales del partido obradorista, sin embargo, poco hemos visto de ambos políticos para el buen destino de sus gobernados.En Morelia, Morón y Morena no han sido buena diferencia de progreso y desarrollo para los sectores más vulnerables.
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