La llamada cuesta de enero fue difícil para miles de familias que no han logrado estabilizarse económicamente, situación que se complica ante el desempleo y el aumento alarmante de precios de productos de la canasta básica; la cuesta se ha prolongado en los hogares de miles de habitantes de Guerrero.
La cuesta de enero es conocida como un fenómeno económico que inicia a principios de cada año por el alza de precios de productos debido a la inflación que se tiene a nivel nacional y los gastos excesivos, afectando la capacidad de compra de millones de consumidores que hicieron un gasto exagerado en el último mes del año anterior.
El año empezó con una tasa de inflación de 7.91%, el nivel más alto para un enero, desde el 2001, lamentablemente lo que más ha encarecido durante esta ola inflacionaria es la comida; según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), durante el mes de enero, la canasta básica en zonas rurales y urbanas se registró un encarecimiento de 11 por ciento y la canasta básica ampliada, que incluye bienes y servicios alimentarios no fundamentales para la vida, registró un encarecimiento del 9 por ciento en zonas rurales y 8% en zonas urbanas.
La inflación no ha logrado ceder al ritmo que se esperaba, en Chilpancingo y varios municipios más del estado de Guerrero, las familias sufren por el aumento a los precios de productos de la canasta básica y al transporte; el casillero de huevo (30 piezas) cuesta entre 90 y 100 pesos, el pollo tiene un costo aproximado de 240 pesos, hace poco, tres piezas de bolillo costaban 10 pesos, ahora, un solo bolillo cuesta entre 5 y 6 pesos y el kilo de tortillas llega hasta 30 pesos en municipios como Acapulco; también aumentaron los precios de carnes, leche, aceite, frijoles, arroz, frutas, verduras, etcétera, sin que haya una política seria para frenar los incremento. Por si fuera poco, aumentó también el precio del transporte público.
El incremento de precios complica a los pobladores más humildes de las siete regiones de Guerrero -Montaña, Costa Chica, Costa Grande, Acapulco, Centro, Tierra Caliente y Norte-, la adquisición de productos de la canasta básica, a pesar de la dispersión de recursos a través de programas sociales electoreros de Morena; en el caso de La Montaña, pobladores de los 19 municipios que integran la región tienen que trasladarse hasta Tlapa de Comonfort a cobrar su apoyo, que en muchas ocasiones sólo llega a seguidores de los denominados Siervos de la Nación y no a gente que realmente lo necesita.
Y al aumento sin control de precios de productos de la canasta básica se suma la alarmante cifra de desempleo en la entidad, que propicia que cada vez más personas se sumen a las filas del comercio informal (vendedores ambulantes) con el fin de llevar sustento a sus hogares; ante esta carestía, el recurso dispersado a través de programas sociales es insuficiente para solventar las necesidades básicas de los guerrerenses, como alimentación, salud, vestido, calzado, etcétera.
Para las familias humildes de Guerrero, estado gobernado por Morena, aspirar a un servicio de salud digno y a la educación de calidad, es sólo una quimera porque primero hay que garantizar el sustento alimenticio de la familia, que es todo un reto; en más de 600 comunidades de La Montaña, donde los programas sociales llegan a cuentagotas, la escuela queda en segundo término porque acudir a planteles de educación básica tiene un costo. Pero no sólo en La Montaña, en Chilpancingo, capital del estado, jóvenes de una escuela de educación superior están integrados en un grupo de 40 alumnos que cursan su octavo semestre; en el primer semestre eran tres grupos de 50 estudiantes pese al otorgamiento de becas.
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