MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Quién está ganando la guerra de Ucrania

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Los medios que sostienen a la OTAN y al gobierno de Volodimir Zelensky presentan ambigüedades cuando se trata de responder el cuestionamiento sobre ¿quién está ganando la guerra de Ucrania?

Por un lado, ofrecen análisis militares, políticos y sociales que no sólo nos inundan con sus datos sobre el supuesto fracaso de la operación rusa en Ucrania, sino que incluso llegan a explorar la masculinidad tóxica de Putin. Pero, por otro lado, dejan escapar destellos que contradicen el triunfalismo occidental: se informa que el único ejército que está ganando terreno en Ucrania sin grandes pérdidas no es el de Zelensky, sino el de la Federación Rusa, y se registra que las posiciones de los rusos no están flaqueando en lo más mínimo.

Uno de esos destellos es un análisis del historiador militar israelí Martin van Creveld, publicado en la revista alemana Welt a finales de junio.  Ese autor es todo menos prorruso y en su colaboración dice que en febrero de este año, tal como otros observadores occidentales, esto es jefes de Estado, ministros, militares, servicios secretos y medios de comunicación, él pensaba que Rusia perdería la guerra por dos situaciones hipotéticas: 

1) los ucranianos se levantarían contra la operación especial de Putin en una imparable guerra nacional de guerrillas,

2) los rusos no podrían cubrir las operaciones en un territorio tan vasto como Ucrania. 

Sin embargo, van Creveld señala que el asunto se ve muy diferente después de los cuatro meses que ha durado el conflicto por cinco razones: 

1) no hay un movimiento popular de guerrillas y, por las armas que se han solicitado a Occidente, es claro que Zelensky está apostando por una guerra convencional entre ejércitos profesionales, es decir, un tipo de enfrentamiento en que el ejército ruso es muy superior;

2) los rusos han cambiado su táctica: pues no se trata, como en febrero, de dominar toda Ucrania de una sola vez, sino de una guerra prolongada de resistencia con un avance territorial progresivo basado en el uso de su arma más importante, la artillería, que causa entre 100 y 200 bajas diarias entre los mejores combatientes ucranianos; 

3) el equipo y profesionalismo de las tropas ucranianas no son fáciles de reponer, porque no hay reservas nacionales suficientes y porque es casi imposible pasar las kilométricas llanuras ucranianas sin toparse con la aviación rusa; 

4) La economía rusa está resistiendo más que las de Occidente: Putin vinculó su moneda al oro y el rublo se ha recuperado como no lo había hecho desde hace 7 años, además, su intercambio de energía y materias primas contra los productos industriales de China e India está favoreciendo mucho a los rusos, y 

5) las consecuencias sobre las economías occidentales son muy graves, porque Rusia les está negando el suministro de energía para el funcionamiento de las industrias europeas (esto último afecta directamente a Alemania, el motor de la economía de Europa).

En resumen, siguiendo los elementos que expone van Creveld, se puede considerar que las circunstancias están orillando a Occidente a tomar una de dos salidas posibles: 1) perder la guerra, cediendo a las demandas de Rusia y respetando la existencia de un mundo multipolar opuesto a la visión unipolar de hegemonía de Estados Unidos, o 2) ganar la guerra aplastando a Rusia con armas nucleares, lo que implicaría una respuesta similar por parte de los rusos, una catástrofe sin parangón para la humanidad y la destrucción de buena parte de la vida sobre el planeta. Así, la salida del conflicto, la respuesta de quién va a ganar la guerra está en manos de quienes defienden el predominio de la OTAN sobre Ucrania.

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