Aunque Real de Catorce, SLP, es un pueblo pequeño, se ha convertido en un destino turístico que atrae importantes flujos de gente durante las vacaciones de Semana Santa, durante los meses de junio, julio, agosto y octubre, así como en el periodo vacacional decembrino.
Ya no es aquel "pueblo aniquilado", es el lugar turístico de personas originarias de los centros urbanos del norte de México, entre los que destacan Saltillo y Monterrey. Muchos de los catorceños o "descendientes de los mineros" ahora se emplean como veladores, mucamas y cocineras en los hoteles y restaurantes del centro del pueblo; en algunos casos, son propietarios de éstos. Si bien en la actualidad la vocación económica de la comunidad es el turismo, y no la minería, se mantiene una jerarquización de los espacios que conduce a la asignación de prerrogativas diferenciales en función de la clase y la ocupación.
Los empleados de los hoteles y restaurantes (veladores, recamareros, cocineras), así como los pequeños empresarios que ofrecen mercancías y servicios a los peregrinos, viven en donde lo hicieron los peones mineros: la zona marginal de Real de Catorce y en las rancherías aledañas. Las casonas que fueron propiedad de la antigua aristocracia minera albergan actualmente los hoteles y restaurantes de los principales empresarios del pueblo.
Aunque las zonas más privilegiadas por la derrama económica de los peregrinos católicos son aquellas que se encuentran en el camino de los peregrinos a Real de Catorce y, por supuesto, en el santuario mismo, algunas de las personas que viven en las montañas más aisladas de la sierra de Catorce viajan al real de minas para montar negocios temporales. Los catorceños ofrecen servicios sanitarios, platillos regionales, frutas, plantas y semillas locales.
También se comercializan veladoras, imágenes miniatura de San Francisco, "milagritos" y una variedad de souvenirs religiosos. Parte del milagro de San Francisco consiste en que la población femenina de las rancherías, que generalmente se dedica a las labores domésticas no remuneradas, puede salir de la esfera íntima de la casa familiar y obtener dinero. En ese sentido, la peregrinación a Real de Catorce es una manera de establecer relaciones complejas entre origen, identidad y geografía.
Real de catorce ahora con la pandemia de covid-19 se ha vuelto un caos, lo poco que antes generaban los comerciantes no pueden hacerlo debido al confinamiento, y desde luego a la indiferencia del ayuntamiento para ayudar y apoyar a las comunidades más alejadas de la cabecera que no tienen como subsistir.
María Guadalupe Carrillo presidenta municipal ya inició con la campaña electoral, muy lejos de ejecutar un plan alimenticio para la ciudadanía, ayudar con medicamentos, apoyar con despensas, con incentivos a los pequeños comerciantes que viven de sus ventas del día a día para que puedan subsistir, tampoco muestra interés en resolver el asunto del agua potable; los caminos que siguen intransitables han ocasionado que en emergencias las víctimas no lleguen a tiempo y mueran por el mal estado en que estas se encuentran.
Como en cada época de elecciones, es un tema que sólo prometen cuando están en campaña, una vez siendo presidentes municipales se olvidan de estos problemas que aquejan año con año y que siguen de mal en peor.
Hoy más que nunca hagamos de Real de Catorce un pueblo modelo como lo fue en sus épocas de grandeza de bonanza minera, pero ahora con la diferencia de que lo gobierne alguien elegido por el pueblo, alguien que conozca las necesidades, las carencias y la marginación en la que por décadas han sido víctimas; el cambio podrá hacerse organizándose, luchando juntos como pueblo, razonando y entendiendo. Sólo unidos podremos hacer valer nuestros derechos con nuestro voto o de lo contrario seguiremos dándole poder a políticos que sólo quieren seguir acrecentando sus riquezas a costa del sudor del pueblo pobre.
¡Pueblo de Real de Catorce organízate y lucha por todos los que no luchan y pide por todos los que no imploran!
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