MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Rusia y México, 100 años de diplomacia

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Las relaciones diplomáticas son de gran relevancia entre los pueblos civilizados del mundo entero, las cuales deben estar basadas en una serie de objetivos e intereses comunes. 

Las relaciones diplomáticas son siempre relaciones oficiales entre Estados. En ellas existe una base de consentimiento mutuo, con las finalidades de representación, protección de intereses, negociación, información y fomento de la cooperación entre el sujeto acreditante y el sujeto receptor.

La diplomacia se puede entender como el arte y la práctica de construir y mantener relaciones y de llevar a cabo negociaciones con personas utilizando el tacto y el respeto mutuo.

El 11 de diciembre se cumplen 134 años de la formalización de relaciones diplomáticas entre Rusia y México, ya que a partir de esta fecha, pero en 1890, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso designó al barón Roman Rosen como enviado extraordinario y plenipotenciario ante el Gobierno de México. 

Aunque desde el punto de vista geográfico, Rusia y México no pueden llamarse vecinos, la simpatía mutua y los sentimientos de amistad no conocen distancias.

Las relaciones con México, tanto como parte de América Latina, tienen para Rusia una importancia particular. Han tenido un continuo enriquecimiento, y se ha acumulado una invaluable experiencia de comunicación mutua.

Nuestros pueblos se asocian espiritualmente por las creaciones artísticas de David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco; la cinematografía de Serguéi Eisenstein, la poesía de Vladimir Mayakovsky, la música de Juventino Rosas y el desciframiento de la escritura maya por Yuri Knórozov.

De igual manera, Rusia y México colaboraron en una lucha encarnizada contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial.

Como parte de la conmemoración del 100 aniversario de las relaciones diplomáticas de México con la Federación Rusa (antiguamente la Unión Soviética), el Movimiento Antorchista Nacional realizó dos conferencias en Ixtapaluca, Estado de México.

Una de esas concluyó fue impartida por el líder nacional del antorchismo, Aquiles Córdova Morán, en el auditorio In Xóchitl la Cuícatl, con motivo de la rememoración, la cual dijo, es importante, porque el mundo quiere el multipolarismo, pero tiene que ser una sociedad donde no sólo haya una economía estable, sino que esta se vea reflejada en el bienestar de toda su población:

“Rusia y China van a la cabeza de ese nuevo mundo; lo que ellos proponen es un paso adelante y lo tenemos que apoyar, porque es la única manera de generar un mundo mejor”.

La otra ponencia fue realizada en el Auditorio Ágora por el analista argentino Christian Lamesa, titulada “Las izquierdas iberoamericanas, los intereses populares y el futuro del socialismo”.

Ante una representación de 2 mil antorchistas que acudieron de todo el país; el Consejero de la Embajada de Rusia, Serguéi Parjósmenko; la Consejera Ministra de la Embajada de China en México, Wang Huijun, y el Embajador de Nicaragua en México, Juan Carlos Gutiérrez Madrigal; Córdova Morán hizo un repaso histórico de los últimos siglos de la historia de ambos países, cuyos primeros contactos datan del siglo XIX con el establecimiento del Fuerte Ross en 1812, un poblado ruso en lo que actualmente es California (cuando este era territorio mexicano).

Posteriormente, la historia de la diplomacia se dividió en tres periodos distintos:


1. De 1890 a 1917 con el imperio ruso.

2. De 1924 a 1991 con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

3. De 1991 a la actualidad con la Federación Rusa.


El líder de los antorchistas mencionó que estos procesos tienen que ser analizados de dos maneras: como relaciones diplomáticas entre naciones y la relación existente entre los pueblos.

Tal relación, dijo, se ha extendido durante 100 años y ha sido de respeto, apoyo y amistad entre ambos países, lo que se ha visto reflejado desde el apoyo del Imperio Ruso al naciente México independiente en 1890, cuando este pretendía ser invadido nuevamente por las potencias europeas.

Uno de los puntos más álgidos, cuando ambos se encontraban en sus procesos revolucionarios entre 1910 y 1917, donde México es la primera nación del continente en reconocer a la nación soviética en 1924.

A partir de ese momento, los caminos de ambas naciones se vieron estrechados, con la participación de diplomáticos como Alexandra Kollontai, quien fue embajadora en nuestro país entre 1926 y 1927.


¡Que viva Rusia!

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