En México, el 52.8% de las personas tiene ingresos insuficientes para adquirir la canasta básica. De este modo, la mayoría de los mexicanos están sujetos a que cualquier perturbación afecte seriamente su situación económica. ¿Qué clase de perturbación? Por ejemplo, accidentes, enfermedades imprevistas, deudas inesperadas. Lo más común son emergencias médicas y atención ordinaria de salud.
En un año, el gasto promedio que destinan los mexicanos para atender su salud rebasa los nueve mil 500 pesos, que para muchas personas representa gastar más de un mes de su sueldo en servicios médicos, informó la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) (La Jornada, julio, 2022). El 87.5% de los gastos en centros de salud privada proviene de hogares de la clase trabajadora.
La directora general de la AMIS describió que los costos promedio más altos de enfermedades frecuentes pueden llegar hasta 200 mil pesos, como la neumonía (209 mil 250 pesos), por ejemplo. Pero hay algunos casos individuales que superaron los cuatro millones, como la diabetes o infarto al miocardio. Son gastos médicos inaplazables que ponen al borde de la ruina a muchos millones de mexicanos.
Según el Inegi, siete de cada 10 mexicanos tienen afiliación a servicios de salud público, pero en términos prácticos esto no se traduce en un alivio al problema, de lo contrario no existiría un 56% de la población que asegura atenderse en el sector privado (incluido farmacias con consultorio). Es decir, la gente puede tener afiliación al INSABI o al IMSS, pero esto no significa que esas instituciones les brinden en tiempo y forma atención de salud adecuada. Es muy conocida la ineficiencia con que han operado estas instituciones públicas. De otro modo, no se explicaría el florecimiento y éxito de las farmacias de medicamentos similares en todos los rincones del país.
Andrés Manuel López Obrador y su héroe, Hugo López Gattel, se han indignado por el favoritismo por este tipo de atención, pero no dicen una sola palabra sobre la razón de fondo: los 18 mil consultorios adyacentes a farmacias que existen en el país son utilizados por millones de mexicanos ante el ineficiente y burocrático sistema de salud, Ssa, IMSS e ISSSTE; son la única opción para quienes no tienen seguridad social y fueron el primer bloque de atención durante la pandemia, por lo que evitaron el colapso de los hospitales públicos, sumado a la escasez de medicamentos que prevalece, señalaron médicos y pacientes de este servicio privado (El Universal, 22, agosto, 2022).
La situación es más grave entre los mexicanos que viven en el ámbito rural. Allí la atención médica representa una verdadera odisea. No sólo en la cuestión económica, que como ya hemos visto es adversa, sino en el tiempo y esfuerzo que se debe invertir para poder ser atendidos regularmente, ya sea en el sector público o privado. Sí en los centros urbanos la escasez de medicamentos ha cobrado relevancia en este sexenio, en los pueblos, comunidades rurales o asentamientos la situación es todavía peor. Es muy común tener centros de salud abandonados sin personal médico o sin medicinas, que permanecen cerrados o de tiempo muy limitado. Si ocurre una emergencia médica en una comunidad que se halla a dos horas y media del centro urbano más cercano, los caminos y falta de movilidad en varias comunidades complican aún más salvar una vida.
De allí que el Movimiento Antorchista, en San Luis Potosí, ha acompañado a miles de campesinos a las ciudades para curarse. Y en los municipios donde gobierna, ha invertido mucho recurso para trasladar, todos los días de la semana, a personas que no tienen la posibilidad de viajar para atenderse. Sin embargo, la gente ha comprendido, que estos traslados médicos no van a sustituir la creación de más hospitales y el equipamiento con medicamentos y atención de médicos bien pagados. Acompañado de una inversión cuantiosa en el mantenimiento de los caminos, y que esto sólo será posible cuando la clase política tenga un compromiso auténticamente social con la clase trabajadora. No a las patrañas electoreras con que la Cuarta Transformación maneja el gasto público en nuestros días.
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