El pasado 3 de mayo pasará a la historia de nuestro país como un día muy triste, un día en que triunfó la negligencia, corrupción y abandono de quienes tienen en sus manos el poder, y éste lo utilizan no para cumplir lo que a la toma de su envestidura de gobernante prometieron: salvaguardar la seguridad y la vida de sus gobernados y ejercer de manera eficaz los recursos que los mexicanos contribuimos con nuestro trabajo a crearlos en las arcas nacionales, pero que hoy vemos con tristeza y coraje cómo descaradamente estos se están aplicando en la compra de conciencias.
Este 3 de mayo murió con el fatal accidente en la línea 12 del Sistema Colectivo Metro, en el que perdieron la vida 26 personas y 80 resultaron heridas, también la esperanza en nuestros gobernantes, los cuales a la luz del problema, en vez de tratar de aliviar un poco el dolor causado por sus errores a las familias de las víctimas, solo están tratando de salir bien librados, lo menos raspada en su imagen ya de por sí desgastada por su fatal administración, que ha desnudado su incapacidad para llevar con inteligencia las riendas de la nación.
Esta tragedia tiene en la guillotina a tres personajes de la política: Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Miguel Ángel Mancera, el primero por haber construido en su administración la línea 12 del metro, quien por acelerar la construcción de esta obra para levantar su imagen política no cumplió con la planeación, programación, licitación, etc., trayendo como resultado una obra que él claramente sabía que está enferma y que por lo tanto ponía en peligro la seguridad de los capitalinos, y aun así se hizo de la vista gorda.
El siguiente, Miguel Ángel Mancera, quien después de Marcelo Ebrard gobernó la Ciudad de México con la bandera del mismo partido, y quien fue el heredero de la piltrafa de obra, por lo tanto, quien estaba obligado en su momento a corregir los errores, y bajo su mando fueron inhabilitadas onces de las 20 estaciones de la línea 12 por representar un peligro para los usuarios y según ellos para componer las fallas, pero ya vimos el desenlace de sus “arreglos”.
La que sigue en lista es Claudia Sheinbaum, actual jefa de Gobierno de la capital del país, hija predilecta del señor presidente de la república, a quien estrechó su mano y le brindó su total apoyo incondicional por la tragedia ocurrida, como si ella hubiera sido la que perdió a algún familiar en este fatal accidente, lo digo porque bien hiciera el presidente de tener este gesto pero con las verdaderas víctimas de esta tragedia que perdieron a sus seres queridos, que regresaban de una intensa jornada laboral y que solo querían llegar a sus hogares para estrechar en sus brazos a su familia, a la que hoy han dejado en total desamparo.
Esta funcionara, también estaba enterada perfectamente de las fallas de la línea 12 y ella tenía la responsabilidad de corregirlas, o al menos tener bien vigilada esta obra para evitar cualquier percance, pero no fue así, la política de austeridad presidencial afectó también la aplicación de las medidas pertinentes que debieron tomarse con tiempo para que no ocurriera la tragedia de la que hoy todos nos lamentamos, por lo tanto, al ruedo entra un cuarto responsable, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, que con su política de reducir recursos de manera arbitraria a los estados ha generado caos como este y víctimas mortales, no solo en accidentes sino de otra índole, como pacientes que están muriendo todos los días por la falta de medicamentos para atender sus graves enfermedades.
Y de él debemos de ocuparnos, porque el daño que le está causando a México es muy grande y continuará. Hoy ya recibimos una de las tantas muestras que se nos están dando pero que muchos de estos ejemplos permanecen ocultos porque no hay voces que los reclamen.
Hoy no debemos quedarnos en silencio, sino alzar la voz si queremos que las cosas se hagan bien, si estamos en desacuerdo en que los recursos públicos estén sirviendo para comprar votos y que se tengan olvidados los servicios fundamentales para que este país siga su marcha, como lo es el STC que a diario transporta a más de cinco millones de usuarios que están en grave peligro latente con las constantes incendios, y hoy con los desplomes.
Razonemos bien nuestro voto el próximo 6 de junio, salvemos a México, salvemos a los mexicanos de una catástrofe que se avecina y que ya está dando muestras de su peligrosidad.
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