La crisis del agua y el aumento de la pobreza están estrechamente relacionados, y ambos problemas se agravan mutuamente en diversas partes de México. En muchas regiones, la agricultura depende del agua de riego. Sin acceso a agua suficiente, los cultivos fracasan, lo que disminuye los ingresos de los agricultores y provoca escasez de alimentos, subiendo los precios.
La falta de agua puede hacer inhabitables zonas rurales, empujando a las personas hacia las ciudades, donde ya enfrentan desempleo, viviendas precarias y pobreza.
La falta de agua ha convertido a los cauces de los ríos de Chihuahua en lechos secos, afectando directamente la economía agrícola y ganadera.
El estado grande de México no escapa a esta situación preocupante. La crisis del agua en Chihuahua se ha intensificado en 2024 debido a una combinación de sequía extrema y conflictos relacionados con la distribución de agua. Esta situación está impactando gravemente a las comunidades rurales, la agricultura y la ganadería, fundamentales para la economía local.
Chihuahua se ubica en la franja de los grandes desiertos del hemisferio norte, en el gran desierto de Chihuahua, el más grande de Norteamérica, que abarca desde San Luis Potosí y Zacatecas, parte de Durango, Coahuila y Chihuahua, hasta el centro-suroeste de EUA.
Los ríos de Chihuahua que se formaban en las altas serranías boscosas de la Sierra Madre y escurrían hacia la llanura chihuahuense, ya son cauces secos en su casi totalidad; en la Sierra llueve muy poco por la tala de los bosques. Los acuíferos subterráneos se agotan por sobreexplotación. El agua de Chihuahua se acaba.
El 75 % del estado se encuentra en condiciones de sequía extrema, y algunas zonas incluso experimentan una sequía “excepcional”, algo inédito en regiones históricamente húmedas como Camargo y Jiménez. Esta falta de agua ha provocado que varias presas, como La Boquilla y Las Vírgenes, se encuentren en niveles peligrosamente bajos, comprometiendo tanto el ciclo agrícola como la producción ganadera. Esto amenaza con causar pérdidas económicas significativas para 2025 y está poniendo en riesgo el abastecimiento de alimentos y empleos en la región.
Además, el conflicto por el uso del agua se ha agudizado por la necesidad de México de cumplir con el Tratado de Aguas Internacionales con Estados Unidos, lo que ha generado tensiones entre las comunidades locales y el gobierno federal.
Los agricultores han protestado porque el desfogue de las presas para pagar la cuota de agua al país vecino pone en peligro sus actividades productivas.
La situación es especialmente grave en municipios dependientes del sector agropecuario, ya que la falta de agua afecta cultivos como maíz, chile y nogales, así como la producción de leche.
Las repercusiones sociales también son preocupantes: el desempleo en el campo y el deterioro económico han incrementado los problemas de inseguridad en algunas áreas.
La crisis del agua es un problema urgente que requiere cooperación global. Mitigar esta crisis no sólo garantiza el bienestar de millones de personas, sino que también es un paso fundamental para reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida en todo el mundo.
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