En puerta la realización del XXIII Encuentro Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista Nacional, a realizarse el 22, 23 y 24 de noviembre, en el máximo recinto cultural de San Luis Potosí, el majestuoso Teatro de la Paz, joya arquitectónica, orgullo de todos los potosinos, así como en el teatro Raúl Gamboa del Instituto Potosino de Bellas Artes.
El evento, además de su valor intrínseco, propio de la manifestación de una de las bellas artes y, por tanto, exposición de verdadera cultura, necesaria para el pueblo en cualquier época de su desarrollo histórico, es digno de elogio mayormente en estos calamitosos tiempos como diría Cervantes.
Recordemos la invasión de otras culturas a la nuestra, como la anglosajona, que conlleva una riesgosa pérdida de identidad; visible, por ejemplo, en el avance del mentado Halloween o noche de brujas, en comparación con nuestro tradicional día de muertos.
El Encuentro Nacional de Teatro es una importantísima oportunidad que tiene el pueblo pobre de aculturarse, de educarse y de politizarse en beneficio de sus propios intereses.
Además, hace falta actividad lectora, que a grandes trancos es sustituida cada vez más por el imperio del mundo de las imágenes, mayormente si son animadas.
Atestiguamos también el arrollador uso y avance de la tecnología para hacernos consumidores pasivos de la misma, que nos arrastra peligrosamente a la continua transformación de homo sapiens a homo videns, como alertara hace tiempo Giovanni Sartori.
Nos afecta, asimismo, el consumo directo de propaganda, mal disimulada por cierto, en el cine y otros medios, los cuales deforman o maquillan a conveniencia constantemente la realidad, haciendo a un lado burdamente la razón, el pensamiento crítico y hasta la lógica elemental, con tal de enderezar sus fobias hacia otros pueblos o civilizaciones del mundo, o promoviendo la indiscriminada creencia popular en seres y eventos fantásticos, por sobre la propia naturaleza, para fomentar el irracionalismo que le arrebate a la sociedad de manera definitiva la fe en sí misma y en su posibilidad real de cambio y transformación en beneficio de todos los seres humanos sin distinción.
Vista, pues, la cultura como parte sustancial de la especie humana (cierto que no la única ni fundamental, puesto que ese lugar lo tiene reservado a la producción de los bienes materiales de existencia que la misma sociedad necesita para existir), como expresión del alma de los pueblos, como forma de la identidad, como constitutiva del sentido de pertenencia y como elemento, creo yo, necesario de unidad nacional, la realización del evento es de una importancia innegable.
Pero, además, es muestra de verdadero humanismo y es un acto de necesaria justicia social para con los más humildes y desprotegidos de los mexicanos, que asume Antorcha porque sí es congruente con la lucha por un mundo mejor y la construcción de una sociedad más próspera, humana, justa y equitativa donde todos sus miembros tengan lo indispensable de manera suficiente para el desarrollo pleno de sus capacidades humanas.
Parafraseando al poeta que lo dijo: donde no haya derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto.
Pero aún hay más. Porque la cultura es el cultivo de la inteligencia y la sensibilidad, y el teatro es un arte que facilita la comprensión de mensajes, algunos bastante complejos, propios de lo mejor de la dramaturgia mundial de todos los tiempos.
El Encuentro Nacional de Teatro es una importantísima oportunidad que tiene el pueblo pobre de aculturarse, de educarse y de politizarse en beneficio de sus propios intereses, ya que, debido a los escasos recursos económicos de que dispone, objetivamente se encuentra privado de este tipo de oportunidades, pues en una sociedad dividida en clases sociales, como la que existe actualmente en muchos países como el nuestro, la clase poderosa, detentadora de la riqueza social y de todos los medios, incluidos los de ideologización, los monopoliza, acapara y utiliza en su provecho, incluso económico al volverlas mercancías, que sólo unos cuantos pueden pagar por ellas.
Devolver el arte al pueblo, devolverle su utilidad pedagógica, retornarle su capacidad política para favorecer los intereses de las mayorías masificándolo, sin castrarlo de su significado, incluso filosófico, son apuestas de las puestas en escena que habrán de realizarse en este importante Encuentro Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista Nacional, en San Luis Potosí capital, para el pueblo pobre de México. Esta es segunda llamada; segunda.
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