Alta cultura es un concepto utilizado de formas diferentes en entornos académicos, cuyo uso más común es la valoración de ciertos productos artísticos y culturales, especialmente obras de arte, obras literarias y obras musicales para ponderarlos como los de más alta estima.
Pero en México, por ejemplo, esta estima por la alta cultura está en crisis por causa de la autodenominada Cuarta Transformación (4T); pues está construyendo su propio mecanismo de control ideológico, cuyo propósito es mermar el sistema creado por los antiguos gobiernos, aunque manteniendo su condición estructural: escuelas precarias, nulo apoyo a la creación de las bellas artes. Así pues, el gobierno sabotea el desarrollo social a través de mecanismos de exclusión para evitar la expansión de masas críticas y artísticas.
En un país sin masas lectoras, conocedoras e innovadoras de artes, las minorías alto-culturales quedan aisladas y se vuelven dependientes de apoyos privados y por obvias razones solo sirven al mismo.
Para contextualizarnos un poco, doy un ejemplo de lo que hace la Cuarta Transformación y su política contraria de lo que dicen a lo que hacen. Los de Morena pregonan el fin del neoliberalismo con su llegada al poder, pero en los hechos, hacen recortes al presupuesto destinado obras y servicios, a la ciencia, tecnología, artes, infraestructura. Y el recurso que es salido del pueblo, se está empleando mal pues solo vemos que se hacen inversiones en obras faraónicas que ni sirven y otras que ni se hacen. Eso mismo pasó en el gobierno de Carlos Salinas quien ocultó su neoliberalismo llamándole “liberalismo social”, como dicen por ahí (la misma gata, pero revolcada); y la 4T también trae puesto ese saco, nada más que le llama “austeridad republicana”, es decir, se siguen pues los mismos eufemismos neoliberales típicos solo que ahora más disfrazados, por tal razón no es raro que en el ámbito cultural se le quiten recursos a la alta cultura.
Este modelo que utiliza el gobierno de la 4T como forma de mantener en la ignorancia a las masas , obedece a los intereses de la dictadura perfecta mexicana (como la llamó Vargas Llosa en 1990): la libre actividad intelectual legitimaba al régimen como democracia cuando, en verdad, era una dictadura de clase (como la llamó José Revueltas en 1962). A cambio de esta legitimación, la dictadura daba trato de dicta blanda a intelectuales y artistas, quienes a pesar de trabajar bajo la coerción de la hegemonía, no recibían la censura, persecución y muerte dictatorial que sí padecían disidentes, periodistas y activistas.
Pero ahora en la actualidad La 4T da el famoso trato dicta blando hacia la alta cultura que se ve ante una política agresiva contra toda figura pública (incluidos intelectuales letrados) que estorbe al avance de tener el poder absoluto, además de mantener las condiciones económicas, educativas, mediáticas e ideológicas que crean la separación entre cultura alta y cultura de masas, la 4T ha incorporado tres principales tácticas en el terreno cultural:
1. Desarticular el aparato alto-cultural previo, disminuyendo y cuestionando la necesidad de apoyos alto-culturales, ignorando las demandas del sector, desacreditando sus cabecillas de derecha y fomentando la agresión contra la figura del creador artístico, que se manifiestan regularmente en contra de sus políticas represivas.
2. Admitir a los sectores intelectuales compatibles a la 4T (patriarcas obradoristas, feministas 4T, izquierdistas útiles, funcionarios culturales, contratistas mercenarios y supuestos colectivos) cuya función principal es luchar ideológicamente contra la derecha, al mismo tiempo, que callan el avance neoliberal de la propia 4T.
3. Desplazar la lucha ideológica hacia terrenos fuera de la alta cultura, donde operan figuras distintas a las de intelectuales o periodistas tradicionales. Estas nuevas figuras van desde los influencers célebres, artistas musicales, hasta la actividad colectiva cibernética. El comentario, la editorial, la difusión, la popularidad son modalidades predilectas de esta esfera de neo-ideólogos. Es muy probable que ahí será donde contratos, apoyos, institucionalización, discrecionalidad y privilegios fluirán solo a los adeptos que apoyen a la 4T.
Vivimos una transformación donde está en crisis el sistema cultural en México, con el afán de tener más electores-clientelares, se disminuye el apoyo a que las nuevas generaciones puedan disfrutar o desarrollarse en alguna disciplina cultural, promoviendo en su defecto espectáculos con artistas que solo incitan a las adicciones, sexo y violencia. Con todo este contexto solo se torna gris el panorama y más cuando los creadores de arte o artistas mexicanos no se manifiesten con gran ahínco ante esta represión del gobierno actual ya que se encuentran desarticulados, pero aún hay una luz que intenta irradiar a todas esa mentes creadoras y es el movimiento antorchista que impulsa a la masas a que puedan crear cultura.
Tal es el ejemplo de las Espartaqueadas Culturales que organizan un encuentro cultural de las diferentes disciplinas, el Concurso de Voces que fue recientemente en Pachuca, Hidalgo, y el evento del VI Concurso de Folclor Internacional que se realizará este domingo en Oaxaca, donde participan personas del pueblo que hacen un esfuerzo invaluable para crear arte, ya que no se tiene ningún apoyo gubernamental, ellos mismos hacen infinidades de actividades para costear los gastos que implica dicho evento.
Y esto es un ejemplo de que aun con la represión por parte del gobierno federal aún hay una luz que puede iluminar el camino a todas esa mentes creadoras, que Antorcha es la única organización que se preocupa por llevar verdadero arte a las masas más desprotegidas de este bello país.
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