Febrero, mes de las inscripciones. En nuestra región, como seguramente en todo México, durante el presente mes dos actividades escolares tradicionales se deben realizar. La primera, año con año durante el mes de febrero los padres de familia buscan un lugar en las escuelas de la comunidad para que los niños y jóvenes en edad escolar, queden inscritos para continuar su educación el próximo ciclo escolar a iniciar el próximo mes de agosto. La segunda, los jóvenes universitarios inician el primer semestre del año, su inicio está programado para la última semana del presente mes.
Todo pareciera que sigue su curso normal, sin embargo, no es así, hay infinidad de opiniones, sobre la situación que está presente en el país a causa la propagación del virus SARS-CoV-2 y la mortandad que causa la covid-19, la enfermedad que este virus provoca.
Todos los sectores sociales han sido afectados, infinidad de testimonios se han publicado, pero parece que no han sido suficientes para encontrar la sensibilidad social necesaria en las autoridades federales para que estas se avoquen a facilitar las condiciones que permita a estos sectores, los más necesitados, contar con las condiciones suficientes para superar esta crisis de salud. Es importante remarcar que, a pesar de los cuestionables resultados del manejo de la pandemia en nuestro país, las autoridades responsables, empezando por el mismísimo señor presidente Andrés Manuel López Obrador, se niegan a instrumentar medidas básicas y suficientes que permita a las clases más necesitadas, estar en condiciones de salir adelante con esta difícil situación. Baste señalar, como ejemplo de soberbia e irresponsabilidad que, recién apareció nuevamente en las "mañaneras” el señor presidente, a pregunta concreta de un periodista si, después de haber superado el contagio que padeció del coronavirus SARS-CoV-2, ahora sí creía conveniente el uso del cubrebocas; su respuesta fue un contundente no. Así de irresponsable la actitud de la persona que tenemos como presidente de México.
Regresemos a nuestro comentario de hoy. ¿Qué pasa con el sector estudiantil? Las actividades que realiza este sector de nuestra sociedad, en algún momento también las realizamos y por eso las conocemos bien. Señalaremos algo por todos conocido, en la mayoría de los hogares, difícilmente se pueden contar con las condiciones mínimas para que un párvulo realice sus actividades escolares. La familia se compone de varios integrantes, cada uno de ellos tiene sus prioridades, sin embargo, la actividad prioritaria de los responsables de la familia es garantizar el sustento diario de sus integrantes, por lo que las actividades escolares, en estas condiciones de pobreza, casi nunca son prioritarias.
¿Con qué cuentan los niños y jóvenes en edad escolar para realizar sus actividades académicas? No cuentan con mucho. De hecho, solo cuentan con el espacio que existe en la escuela de su comunidad y con las herramientas educativas que a veces hay ahí y, ¡nada más!
No se necesita hacer mucho esfuerzo para tener una idea de cuáles son los resultados del rendimiento escolar después de un año del arribo del coronavirus SARS-CoV-2 a México. Al conocer las opiniones de quienes se dedican a registrar el impacto de la pandemia en el sector escolar, se nos genera una sensación de impotencia, porque de antemano sabemos que son los resultados del erróneo manejo de esta crisis en nuestro país.
Se pudo reducir el negativo impacto de la pandemia sobre los estudiantes, pero al igual que en los demás sectores precarios, aquí tampoco se hizo ni se hace nada. Son tan malos los resultados que, a seis meses de iniciado el ciclo escolar 2020-2021, la Secretaría de Educación Pública (SEP) no se ha atrevido siquiera a publicar los números estadísticos que informen sobre los alumnos inscritos en el país, en este momento no se cuenta con ningún dato que ayude a calcular la deserción escolar durante la pandemia. El personal administrativo de las diferentes instituciones de educación básica, con el suficiente sentido de responsabilidad, aseguran que es la primera vez que la información estadística que comentamos no se encuentra en el Sistema de Información y Gestión Educativa (Siged) para consulta de quién le interese conocer estos reveladores números. El colmo, ni siquiera a la Comisión Nacional para la Mejora Continua en Educación (Mejoredu), el organismo autónomo encargado de hacer investigaciones y determinar indicadores de mejora educativa, se le ha hecho llegar esta información para la realización de su trabajo.
No es aventurado afirmar que el propio Gobierno federal y la SEP desconocen la realidad de lo que pasa con la educación en México. Si no es así y saben de esta situación, es evidente entonces que no dan a conocer estos datos simplemente porque no les es conveniente hacerlo.
Afirmamos que, con base en esta poco honesta actitud del gobierno de la Cuartaté, al Gobierno federal le tiene sin cuidado la educación. Con su actitud condenan a que la educación, ya de por sí muy rezagada, se deteriore más. Es lo que se están provocando al ocultar importante información que permita atacar y erradicar los problemas que propician el rezago educativo. En el campo de la educación, también se manifiesta el deficiente oficio social y político de las autoridades federales.
Hago un fraterno llamado a profesores, alumnos y padres de familia a observar más de cerca el problema de la educación, a conocer más a fondo el daño que se está ocasionando a nuestros jóvenes al no facilitarles los medios y herramientas necesarias que, garanticen su aprendizaje en estas nuevas condiciones que nos vemos obligados a afrontar. Debemos registrar puntualmente, para que no se nos olvide, que quienes tienen la obligación y tuvieron la oportunidad de facilitar apoyos e instrumentar las medidas necesarias para reducir al mínimo los estragos de la pandemia en este campo; no lo hicieron, ni tuvieron siquiera el interés de hacerlo. Que conste.
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