Con motivo del pronunciamiento que emití, a través de las redes sociales, el pasado tres de noviembre respecto de la reforma político-electoral que proponen el presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena, han habido diversas personas que me han llamado para decirme que no les quedó claro el asunto relacionado a la eliminación de los diputados federales y senadores plurinominales o de representación proporcional, pues existe la duda de cuál será el nuevo método que se utilizará para elegir a los legisladores de ambas cámaras del Congreso de la Unión, de aprobarse la iniciativa presidencial. Es por eso que le dí una nueva revisada a la iniciativa y trataré de exponer brevemente qué es lo que entiendo sobre este tema:
En primer lugar, la iniciativa de reforma electoral presentada el pasado 28 de abril, sí propone la eliminación de los 200 diputados federales plurinominales de las cinco circunscripciones que hay en el país, así como de los 32 senadores electos por este mismo principio, arguyendo que en México existe una alta proporción de representantes populares con respecto a la población del país y “que este alto número de legisladores no se ha traducido en una mejor democracia”.
En segundo lugar, la iniciativa presidencial propone que la Cámara de Diputados quede conformada únicamente por 300 curules y el Senado de la República por 96 escaños y la forma en que propone se elijan sería la siguiente: “su elección será a través del sistema de listas por cada entidad federativa. La aplicación de este método daría como resultado una representación plural más amplía”.
El nuevo sistema de elección será, según sostiene la iniciativa, de “representación pura” en donde el porcentaje de votos que obtenga cada partido político al interior de cada una de las 32 entidades federativas será directamente proporcional al porcentaje de legisladores a los que tenga derecho colocar en el Congreso. Ahora los ciudadanos solo votarán por el partido político de su preferencia, que previamente determinarían las listas y el orden de los candidatos según su propia conveniencia.
Según el analista Eduardo Nava Hernández, en un artículo para el sitio web Rebellion.org del pasado tres de noviembre, “La propuesta presidencial actual va en sentido contrario a la democratización. Lejos de eliminar los listados de candidatos plurinominales pretende convertir a todos los legisladores en tales, surgidos todos ellos de la determinación cupular [de los partidos políticos]. El ciudadano no votaría ya por candidatos sino sólo por partidos, y éstos estarían determinando de antemano, por el orden en la lista, quiénes se integrarían a la representación nacional o en los legislativos estatales. Es una reforma, dígase nuevamente, para fortalecer la partidocracia, en realidad una deformación o simulación de la democracia. Nuevamente también, Morena razona como el partido de régimen que ya es, una calca de su antecedente tricolor.”
Otro argumento que da la presidencia para utilizar este nuevo método es que se obligaría a las personas candidatas a realizar campaña territorial, contrario a lo que ocurre actualmente con las cinco listas de las circunscripciones plurinominales del país. Aquí, el impulsor de dicha iniciativa, cae en una contradicción flagrante porque omite decir que actualmente los 300 diputados uninominales hacen campaña electoral en su respectivo distrito por lo que son representantes más cercanos de la gente que vive en esos distritos electorales y con el nuevo método, efectivamente quienes van a definir quienes serán los diputados y senadores serán las cúpulas partidarias.
Finalmente lo que queda claro de esta iniciativa es un batiburrillo dentro de la cual se esconde la intención de apoderarse del Instituto Nacional Electoral (INE) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para eternizarse en el poder, porque primero dicen que van a eliminar a los plurinominales porque no hacen campaña, que no representan a la ciudadanía, y ahora a todos los nuevos diputados y senadores serán eliminados de la misma manera. El INE es una institución que se ha formado con el impulso del pueblo y de la misma oposición a lo largo de muchos años de lucha y ha garantizado elecciones limpias, pero ahora le estorba a López Obrador y a Morena para concretar sus fines; los mexicanos honrados y trabajadores no debemos permitir que lo destruyan.
Al eliminar al INE y crear un nuevo órgano electoral, realmente las elecciones quedarían en manos de la Secretaría de Gobernación, que depende del presidente, quien controlaría a los nuevos consejeros, al dinero para organizar las elecciones, manejaría el padrón electoral y toda la estructura para organizar elecciones a modo, de tal manera que con estas trampas ganarían las elecciones los candidatos propuestos por Morena. De tal manera que sí esta iniciativa se aprueba las cosas quedarán peor que antes.
En realidad no hay verdadera democracia en México ni habrá en el corto plazo como consecuencia de que en la actualidad la inmensa mayoría de los electores no están bien informados sobre las verdaderas propuestas e intenciones de los candidatos, la gente no las conoce bien y se deja llevar por la publicidad, los clichés y las frases vacías; porque los procesos electorales se han corrompido con el dinero sucio de los grupos con poderosos intereses económicos, de la delincuencia organizada y la intromisión del mismo gobierno para coaccionar el voto en favor de los candidatos de su partido y, lo principal, que las clases trabajadoras no están suficientemente organizadas y conscientes de cómo hacer valer sus derechos y sus intereses en las urnas. Esto último, organizar y concientizar a las clases trabajadoras es la tarea más importante del momento.
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