En 2018, Morena logró llegar al poder. Por fin, el político tabasqueño y fundador de ese partido tenía en sus manos el rumbo de nuestra nación. Tras más de doce años de campaña y con un discurso cambiante, logró convencer a treinta millones de mexicanos para que votaran por su proyecto.
Para algunos actores políticos se trataba de una obsesión del tabasqueño; para otros, la respuesta a todos los males por los que atraviesa México, pues al parecer traía todas las soluciones, ya que según él, gobernar no es tan difícil.
Pero lo que mal comienza mal acaba. Recordemos que el actual mandatario federal se formó en las filas del Partido Revolucionario Institucional (1976-1988), posteriormente formó parte del Partido de la Revolución Democrática (1989-2012), donde ocupó cargos de elección importantes pero cuestionables, y finalmente, desde el año 2014, fundó el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con el que logró llegar a su tan anhelado sueño de ser presidente de México y así poder demostrar cómo se resuelven todos los males ocasionados por los anteriores mandatarios.
¿Cómo, con sólo doscientos pesos en su cartera, AMLO pudo darle una vida de lujos a sus hijos, mismos que antes de 2018 no tenían claro a qué se iban a dedicar, pero que cinco años después se convirtieron en empresarios millonarios?
Con un discurso cambiante, con una imagen de hombre sencillo, con sus doscientos pesos en la cartera, con una familia unida y sin ambiciones políticas, con una visión de que gobernar no es cosa del otro mundo, con la promesa de acabar con la corrupción, finalmente llega al poder en 2018 y, hay que decirlo, arrasando en las votaciones.
“Por el bien de todos, primero los pobres”… frase que sonaba en cada escenario donde el ahora presidente se presentaba. Esa frase quedó en el olvido y todo ese bonito discurso que conquistó a millones de mexicanos poco a poco se fue cayendo y dejando ver el verdadero rostro de la política del morenista.
Para empezar, el pueblo se comenzó a cuestionar cómo, con sólo doscientos pesos en su cartera podía darle una vida de lujos a sus hijos, mismos que antes de 2018 no tenían claro a qué se iban a dedicar, pero que cinco años después se convirtieron en empresarios millonarios y llevan una vida totalmente contraria a la vida austera tan pregonada por el presidente.
No digo que salir adelante esté mal, lo que sí está mal es querer verles la cara a los mexicanos diciendo en las mañaneras una cosa y en la práctica haciendo otra.
Continuando con las contradicciones, el acabar con la corrupción también fue un teatro armado para ganar adeptos.
Ya en la práctica se vio cómo su gabinete estaba conformado por expriistas, experredistas, expanistas, es decir, viejos lobos de la corrupción y, ante los cuestionamientos del pueblo, se limitaba a decir que no son iguales; que llegar a Morena limpiaba todos los pecados anteriores. Nuevamente, se le dio atole con el dedo a los ciudadanos y, para rematar, decía “el PRI robó más”, tratando de justificar lo injustificable.
Y si se analizan los resultados en todos los rubros: económico, educación, salud, seguridad, inversión, apoyo al campo, infraestructura, cultura, deporte, apoyos sociales, etcétera, todo es cuestionable.
Nada de lo prometido se cumplió, y lo que se hizo, como dar dinero a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, solo fomentaba la creación de un ejército de votantes con miras a 2024.
¿Dónde quedaban todas las soluciones para todos los males? Al parecer todo fue un vil y pensado engaño del tabasqueño.
AMLO le dio al pueblo pan y circo, y siendo más honestos, realmente fue solo circo para mantenerlo distraído y que no cuestionara los malos resultados de su Gobierno.
Estamos a unos días de las elecciones y con ello la oportunidad de cambiarle el rostro a nuestro país, que sufre todos los días una política sin sentido, sin rumbo y que va encaminada a seguir generando más pobres, más votos para los morenistas que ya probaron las mieles del poder y harán lo que sea por mantenerlo.
Pero eso se puede evitar si el pueblo se organiza, se educa políticamente y lucha para acabar con este modelo económico al servicio del poder. El reto es grande, pero no imposible.
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