Desafortunadamente en el municipio de Corregidora, "Orgullo de Querétaro”, le llaman, administrado por segundo trienio consecutivo por Roberto Sosa Pichardo, alcalde perteneciente al Partido Acción Nacional (PAN), este considera que es irracional y ofensivo que la población necesitada de la delegación de La Negreta acuda al Centro de Atención Municipal (CAM) a recordarle que no ha cumplido los compromisos que hizo hace cinco años, entre ellos las obras de drenaje, agua potable, energía eléctrica, alumbrado público, empedrado de calles o seguridad pública para las colonias.
Cuando los pacíficos vecinos esperaban un recibimiento respetuoso y de puertas abiertas, propio de personas inteligentes, sencillas y sensibles, el alcalde tomó la malísima decisión —una vez más, pues así acostumbra tratar a la gente de bajos recursos económicos, propia de gobiernos autoritarios—, de cerrar con candado la puerta de las instalaciones del CAM y colocar un grupo de policías armados para impedir el paso si algún colono se atrevía a intentarlo.
Tan pronto como llegó el grupo, de aproximadamente 20 personas, empleados de gobernación municipal salieron con la orden de “no entran porque son indicaciones superiores”; sólo puede entrar una comisión de cuatro personas, si quieren.
Pero el desatino del señor Roberto Sosa no quedó allí: en ese momento envió precisamente a las colonias Benito Juárez y Altos del Pueblito una camioneta con el logotipo del municipio y la leyenda: “Un obsequio del presidente”, a repartir cobijas, transparentes por cierto, para intentar sobornar a los vecinos. Los vecinos fueron testigos de este humillante y vergonzoso espectáculo del alcalde Roberto Sosa.
¿Qué lo hace actuar de esta manera tan corriente?, ¿por qué se niega a cumplir con su obligación y sus promesas?
Los vecinos ciertamente son pobres pero no van a pedirle nada regalado, pues mucho aportan con los impuestos que pagan hasta por trabajar, cosa que no hace el señor presidente.
A pesar de que se dice que Corregidora es un municipio donde la gente vive feliz, durante doce años han gobernado a pobres e indefensos con garrote en mano.
Lo sorprendente de esta actitud de Sosa Pichardo es que mientras maltrata a la gente, está ocupado también en brincar de un cargo público a otro. Después de seis años al frente de la presidencia municipal, busca ahora ser senador de la república o cuando menos, diputado federal. A costa, claro, de gobernar con el garrote y protegiendo “líderes” y grupos de personas afines a su partido a quienes emplea en la entrega de cobijas, despensas, y sometiendo a quienes protestan, con agresiones verbales y físicas, y quitándoles sus propiedades, como lo hacen Reina Bañuelos y Joel Arias, entre otros.
Sería interesante que la ciudadanía exigiera que se castigue a los funcionarios con la inhabilitación de por vida, por financiar y proteger a este tipo de golpeadores y vivales que les garantizan “estabilidad” en los municipios. Esta no sólo ha sido la política de Sosa Pichardo, sino del actual diputado local, Antonio Zapata Guerrero.
No exagero al decir que a pesar de que mediáticamente se ha creado la idea de haber hecho de Corregidora un municipio donde la gente vive feliz, durante doce años han gobernado a la población pobre e indefensa con garrote en mano, mientras se brinda todas las facilidades a propietarios de empresas del ramo inmoviliario, que de un día a otro se han reproducido como hongos, con la creación de enormes fraccionamientos con todos los servicios de agua, alcantarillado, pavimento hidráulico, grandes áreas verdes y seguridad casi personalizada durante las vienticuatro horas.
Mientras la gente humilde carece de calles y se les mantiene sometidas, con limosnas de despensas y cobijas, en el municipio han surgido, se sabe que con el “empuje de las autoridades”, grandes edificios y exclusivos condominios, con vista a la Pirámide del Pueblito, grandes plazas comerciales, donde no tienen cabida los “changarritos” de comerciantes pobres.
¿Será por eso que Corregidora es el “Orgullo de Querétaro”? Por un lado enormes y jugosos negocios y por otro, las colonias populares de las que sólo se acuerdan cuando necesitan votos. Irregulares o no, lo que quieren es arrancarles el voto a como dé lugar para alcanzar su interés personal. Se prevé que la política del garrote continuará con el ya cantado candidato panista, cuyo mérito personal es ser secretario particular del gobernador.
A los colonos organizados no les queda más que fortalecer su organización para resistir los embates de los políticos de siempre. Solo así impedirán que no los utilicen, ni pisoteen sus derechos constitucionales.
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