Todos los hidalguenses son testigos de la crisis política y social en el estado. Casi a diario se observan protestas de todos los sectores: maestros, campesinos, personal del sector salud, entre otros. Las manifestaciones no cesan.
Sólo en la última semana, habitantes de Zocuitenco, Huejutla, bloquearon la vía federal de Tehuatlán, a la altura de la subestación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en protesta por la falta de soluciones a sus demandas. Al mismo tiempo, un contingente de maestros procedentes de Jacuba, Actopan y Pachuca se dirigió al Congreso estatal con igual propósito: exigir respuestas reales a sus peticiones.
Las protestas diarias en Hidalgo evidencian que la administración actual no sólo ha fallado en resolver los problemas urgentes de la población, sino que ni siquiera muestra disposición para atender a los ciudadanos.
Recientemente, pobladores indígenas de Ixmiquilpan se manifestaron para denunciar el cese de un programa de regularización desde el inicio de la administración morenista. También causa indignación y protestas la falta de justicia en casos sensibles, como el ataque sexual contra dos menores en el municipio de Zimapán.
Las protestas, que reflejan el creciente descontento ciudadano ante la falta de respuestas claras y efectivas por parte del gobierno, se suman todos los días.
No olvidemos que también el sector salud ha alzado la voz: personal del hospital de Cinta Larga se manifestó exigiendo insumos para sus funciones diarias. De igual manera, el personal del centro de salud de Zacualtipán trabaja bajo protesta, denunciando la falta de material de aseo.
Integrantes del sindicato del hospital general de la Huasteca Hidalguense, del hospital integral de Atlapexco y del hospital Ilusión de Tlanchinol advierten que laboran bajo protesta debido a la escasez de medicamentos, insumos y personal suficiente para atender a los pacientes.
Así, podemos observar que la inconformidad contra el gobierno de Hidalgo no es un hecho aislado encabezado por un grupo opositor, sino una muestra real de que las condiciones de vida de los hidalguenses siguen sin mejorar.
Sobre todo, es una evidencia de que el actual gobierno morenista no ha sabido utilizar los recursos públicos para atender las carencias sociales de los sectores más vulnerables.
Durante cada protesta, se envía a dialogar y calmar a los inconformes a secretarios, subsecretarios y demás funcionarios menores. Sin embargo, no se ve que tengan la capacidad de gestionar crisis y dar respuestas oportunas.
Esperar que el gobernador atienda a los inconformes es tiempo perdido; a estas protestas no se presenta ni escucha a los inconformes.
Los antorchistas también hemos sufrido esta política de demagogia. Durante más de dos años, hemos protestado incansablemente y sólo hemos sido recibidos por funcionarios arrogantes e inexpertos, que no han dado ninguna solución a las demandas presentadas desde diciembre de 2022. Tampoco hemos sido atendidos por el gobernador Julio Menchaca.
Por todo esto, el próximo 12 de marzo, el Movimiento Antorchista Hidalguense marchará nuevamente en la capital hidalguense y en Huejutla. Nos sumaremos al clamor generalizado, pues las calles de Hidalgo siguen siendo escenario de bloqueos, marchas y manifestaciones que exigen atención inmediata.
Las constantes protestas reflejan que en Hidalgo no hay un gobierno efectivo, sino un mal gobierno, sin estrategias claras para atender problemas clave como la falta de servicios de salud, la inseguridad, la falta de infraestructura carretera, la educación y el desarrollo social.
El gobierno de Hidalgo ha demostrado que no podemos esperar que los “primero el pueblo” lleguen a salvarnos; han demostrado que ni quieren ni pueden. Es necesario que los hidalguenses nos organicemos y hagamos un gran frente común que luche por todos los sectores inconformes de nuestro estado.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario