Señalan algunos analistas en los medios que la desaparición de los fideicomisos del Poder Judicial de la Federación (PJF) es una embestida más, burda por cierto, llevada a cabo por el Ejecutivo federal en contra de las instituciones y entes autónomos del país para, por un lado, intentar someterlos y, por otro, para hacerse del dinero del que ellos disponen porque el gobierno ya no tiene con qué salirle a sus compromisos.
Al contrario: ha tenido que endeudarse, como nunca antes, con más de 3 billones (3 millones de millones) de pesos, que ha tenido que pedir prestados, sin que hasta la fecha haya crecido la riqueza del país, bajado el precio de la gasolina o decrecido la pobreza de las familias mexicanas, a las que ya no les alcanza ni para la canasta básica y ahora tienen que depender del dinero en las tarjetitas electoreras, o como decían cuando ellos eran oposición, de lo que les quiera dar papá gobierno.
?El argumento fundamental esgrimido por la 4T y sus paleros para atacar al Poder Judicial consiste en señalar que se trata de combatir la corrupción y los privilegios de jueces y magistrados, que ganan mucho y viven con lujos cuando hay familias que no tienen ni para comer. Pero veamos:
?Primero: Si fuera cierto que se está combatiendo la corrupción y los privilegios, ¿por qué no se ha sabido nada de las penas impuestas o castigo a quienes ellos señalaron desde hace años como corruptos; ni tampoco de lo que iban a devolver al pueblo de lo robado, salvo que se lo volvieron a robar; ni se ha sabido de castigos o, cuando menos, de desmentidos reales y fehacientes a los casos nuevos dados a conocer, documentados hasta con videos, como el de Segalmex; el de los responsables de la tragedia de los calcinados en el centro para migrantes en Ciudad Juárez; el del recibo de cantidades millonarias en sobres amarillos o cuentas bancarias porparte del primer círculo de colaboradores o familiares de quien gobierna; o por la caída de la Línea 12 del metro con más de una decena de usuarios muertos; ni de repercusiones por el conflicto de intereses con motivo de la casa gris de Houston, mucho más grande y lujosa que la “casa blanca” de Peña Nieto, etcétera, etcétera? Todo suena al burlón chiste de algunos cínicos: ¡Hágase la voluntad de Dios… pero en los bueyes de mi compadre, no en los míos!
El Gobierno de AMLO ha tenido que endeudarse, como nunca antes, con más de 3 billones de pesos sin que hasta la fecha haya crecido la riqueza del país.
?Segundo: la corrupción y el privilegio no consisten sólo en obtener beneficios del erario. La corrupción se puede dar, y de hecho se da, también en el ámbito privado porque es hija natural del sistema que la engendra: el capitalismo; donde la única diferencia con respecto al esclavismo y el feudalismo es que “la entrega” del trabajo propio a alguien ajeno es menos evidente porque aquí aparece escondida como un “derecho” de propiedad “surgido” de la compra de fuerza de trabajo y medios con que se producen las mercancías.
Así, el trabajo de más, o plus trabajo, encerrado en la parte excedente de la jornada que el obrero labora por arriba del tiempo que él se tarda en producir un valor igual, o equivalente, al que resulta de la suma de valores de los medios de vida que necesita para producir y reproducir su fuerza del trabajo, se lo apropia muy a su sabor el capitalista (dueño del capital) o patrón, dejando con un palmo de narices a los productores de tal trabajo, los obreros.
Esa es ya la primera gran corrupción que divide a los hombres en pobres y ricos, ciudadanos de primera y de segunda, aunque en la forma todos seamos iguales ante la ley. Y de esto nada se dice, y menos se hace, por parte del actual gobierno “interesado” en combatir la corrupción.
Estos elementos, si son tomados en cuenta, nos conducen a concluir que de lo que se trata entonces en realidad, es que actualmente se utiliza el argumento del combate a la corrupción sólo con la finalidad de exhibir a quienes el Ejecutivo considera sus adversarios o enemigos, pero no de verdaderamente hacer justicia al pueblo. Por tanto, tales argumentos resultan un engaño, que al final, también son corrupción.
Por eso el pueblo debe organizarse, politizarse y luchar por una sociedad justa y equitativa, con otro modo de producción y distribución de los bienes, donde al desaparecer los elementos objetivos que la provocan, y los hombres vivan en relaciones sociales de colaboración recíproca, desaparezca de manera natural el cáncer de la corrupción, que ciertamente tiene que combatirse ya, pero en todos los ámbitos y desde sus raíces profundas para poder lograrse avances significativos en ese sentido, pues de lo contrario, seguirá quedando sólo en un discurso para ilusos.
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