¿Quién no ha escuchado esta frase: “¿Quién mató al comendador? Fuenteovejuna, señor”? Así responde el pueblo de Fuenteovejuna al juez que ha preguntado por el asesino de un cruel y tirano comendador llamado Fernán Gómez de Guzmán y que era el comendador de Calatrava, que ha sido linchado por el pueblo cansado de tanta fechoría. ¿La última? El comendador ha abusado de Laurencia, quien estaba a punto de convertirse en la mujer de Frondoso.
El teatro es, sin duda, una expresión de la época y el pensamiento de su momento; el autor ha plasmado la historia de la humanidad y sus vivencias en cada acto, y son los actores los que habrán de dar vida a los personajes que, con sus miedos, alegrías o tristezas.
La obra fue escrita entre los años 1612 y 1614 por Félix Lope de Vega y Carpio, basándose en un hecho real. Su publicación es casi al unísono de la publicación de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”.
¿Y quién no recuerda esta otra frase: “Ser o no ser, esa es la cuestión”, que aparece en el acto tercero de la obra “Hamlet”, de William Shakespeare, y que a su vez es el monólogo más famoso jamás escrito? En él, el joven príncipe Hamlet diserta sobre la vida y la muerte ante la lamentable pérdida de su padre, el rey Hamlet, que ha sido asesinado por su propio hermano Claudio para hacerse del trono.
¿Y quién no ha llorado por la terrible suerte de “Romeo y Julieta”, también de Shakespeare y la obra de amor más reconocida de la historia?

En ella, Romeo Montesco, joven de dieciséis años de edad, se enamora de Julieta Capuleto, quien también cuenta con la misma edad, ambos hijos únicos de dos familias que se odian a muerte y que por ello mismo se casan en secreto, pero su felicidad sólo duraría cuatro días, cuando los dos morirían a causa de un suicidio provocado por un malentendido.
¿Qué opinión merece “La casa de Bernarda Alba”, de Federico García Lorca? Escrita en 1936, narra cómo doña Bernarda somete a un rigor extremo a sus cinco hijas, controla y oprime su pensamiento y su libertad hasta provocar la desgracia.
Y, escribiendo de García Lorca, aquí cabe hacer mención de su gran obra “Bodas de sangre”, que fue adaptada y montada por los maestros Vania Mejía López, responsable de los grupos culturales nacionales del Movimiento Antorchista, y el maestro César Zárate Rodríguez, y que, con sus más de 60 actores en escena, se ha presentado con mucho éxito y reconocimiento en varios foros de nuestro hermoso México.

¿Qué del musical “El fantasma de la ópera”, del francés Gastón Leroux? ¿O cómo dejar a un lado a “Don Juan Tenorio”, de José Zorrilla, que año con año se presenta en los foros?
El teatro es, sin duda, una expresión de la época y el pensamiento de su momento; el autor ha plasmado la historia de la humanidad y sus vivencias en cada acto y en cada escena, y son los actores los que habrán de darles vida a los personajes que, con sus miedos, pasiones, alegrías, penas, tristezas o entusiasmos, habrán de crear una historia.
El teatro tiene sus inicios en ritos sagrados entre cazadores y agricultores, que, entre cantos de coros, se conectaban con sus dioses para encomendarles la tarea de regresar con una buena caza o bien que la siembra fuese abundante.
Pero el teatro tal y como lo conocemos se empezó a crear alrededor del siglo V antes de Cristo, en la Grecia ya consolidada, cuando su poderío militar le trajo la paz y la prosperidad, lo que le permitió poder dedicarse a las “bellas artes” y, entre ellas, a la disciplina del teatro.

Representaciones de las vivencias diarias o bien de actos bélicos fueron las primeras obras que se presentaron en los teatros al aire libre; con ellas vendrían las obras chuscas o bien los dramas basados en hechos reales.
El paso del tiempo consolidó el teatro con actores preparados y ya no improvisados, también con teatros acústicamente diseñados: las voces ya no se perdían y la arquitectura permitía que fuese apreciado por espectadores sentados.
Los escritores perfeccionaron sus obras a través de los años. Algunas obras se musicalizaron y se combinó el canto, el vestuario, la actuación, la escenografía y una historia, por lo general dramática, y así surgió la ópera, que es un género del teatro. Y así, durante siglos, el teatro fue uno de los pocos esparcimientos de la humanidad y se llevaba de pueblo en pueblo en caravanas de actores. Así nacieron las compañías.
Nuestro líder, secretario general, el maestro Aquiles Córdova Morán, ha insistido en numerosas ocasiones en que la práctica de la cultura es una acción que debe ser permanente y en la cual debemos estar inmiscuidos todos y cada uno de nosotros, y debemos ser persistentes, pues es a través de ella, de la cultura y su constante práctica, que defenderemos nuestra identidad y con ello combatiremos el divisionismo que pretenden agentes internos y externos, y con ello dividirnos, despersonalizarnos y desnacionalizarnos, hasta lograr que sintamos vergüenza de nuestros orígenes y hasta de nuestro color de piel.

Por ello, el Movimiento Antorchista desde hace muchos años ha promovido la cultura en todas las disciplinas, y el teatro no es la excepción; es por eso que en esta ocasión celebrará su XXIV Encuentro Nacional de Teatro, que habrá de llevarse a cabo los días 28, 29 y 30 de noviembre en el bello pueblo de Tecomatlán, Puebla, conocido como “La Atenas de la Mixteca”, donde se presentarán 32 obras de teatro, donde más de 600 actores participarán y darán vida a distintos personajes.
Para ello, Tecomatlán cuenta con dos excelentes auditorios: el “Clara Córdova Morán”, que ha visto pasar por él a los mejores elementos artísticos de México, y el nuevo teatro “Aquiles Córdova Morán”, que es un auténtico “Partenón cultural” y que es por donde habrán de pasearse impunemente Talía y Melpómene, la primera musa de la comedia y la segunda musa de la tragedia.
Podemos ser luchadores incansables, pero siempre tenemos tiempo para el arte y la cultura; por eso ya estamos ansiosos por escuchar la famosa frase: ¡Que se levante el telón!
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