Los títeres o marionetas, son conocidos desde la antigüedad, el hombre los empezó a fabricar y fueron elaborados con la piel de los animales que cazaba.
En el México colonial, los títeres pasaron a formar parte de lo cotidiano, ya que se convirtió en un medio de diversión callejero y representaban lo relacionado con la época, animales como los tigres, jaguares, xoloitzcuintles y renacuajos eran las figuras que predominaban. Al paso de los años y ya liberados del yugo español, el descontento de la sociedad, por la desigualdad, la injusticia, la miseria y la pobreza a la que estaba sometida la mayoría de la población, se materializó y fue, que las marionetas empezaron a tener forma humana, ahora eran los gobernantes y los voraces comerciantes los que convertidos en muñecos de madera, tela y paja, los que manipulados por manos habilidosas, se movían y mesclaban y harían la delicia de los presentes, serían la diversión de chicos y grandes, de léperos y rotos, de los que lo tenían todo y también, de los que de todo carecían.
Fue en siglo XVIII dónde la compañía de Rosete Aranda surgió y se consolidó como una de las más importantes del mundo presentándose ante los presidentes Juárez y Díaz. El día de hoy los títeres y marionetas siguen más vigentes que nunca. Solo que ahora ya no tienen como misión principal, causar diversión o alegría a los presentes. No, ahora causan pesar, tristeza, enojo e impotencia, así como mucha pobreza y desigualdad social. Me explico.
Ahora las habilidosas manos que mueven los títeres, son los poderes fácticos que son los que tienen el control del país, nada pasa sin su autorización, nada. Ni siquiera un cambio de régimen, no, ni eso. Todo lo controlan, están en todo el esquema político, social y económico del país. Ellos deciden todo, qué, cómo y cuándo, de todo y para todo.
Y así, fue negociada, aprobada y palomeada la transición, pero el cambio, solo fue de partido en el poder, porque el sistema quedó intacto. El establishment que es el titiritero, controla y opera al nuevo títere y a todos sus titeritos. Ellos, todos, no tienen voluntad ni control sobre sus movimientos, son movidos a gusto, antojo e interés del titiritero, que lo mismo decide que es lo que la sociedad debe leer, ver, conocer, vestir, calzar, comer, beber, fumar, saber y escuchar. Y así y de esa manera, controlan a todo un país, a una sociedad, haciendo creer que se pudo derrocar a un régimen mal llamado "PRIAN" y establecer uno nuevo mal llamado la Cuarta Transformación.
Sólo que, aunque el lobo se disfrace de oveja, lobo es y no puede dejar de serlo, no está en sus manos, escapa a su control, el titiritero controla hasta sus más mínimos movimientos. Y aunque, aparenta ser autónomo, y dice que las cosas ya no son como antes, su voz, no es la de él, el titiritero es el que habla. Y aunque diga y repita hasta el cansancio que "lo que diga mi dedito" el dedo no lo mueve él. "Que ya se terminó la corrupción", la verdad es que siguen los mismos corruptos en el poder. Que "Por decreto se acabó el neoliberalismo" es mentira vil, seguimos viviendo en un neoliberalismo rapaz y cínico. Es él, el títere, el que "ungido" como presidente, tristemente, hoy sea el cancerbero, que cuida con feroz denuedo al mismo sistema que lo impuso y de la misma manera gobierna para proteger sus intereses. Claro está que, frente a las cámaras, vocifera en su contra, pero que, en la realidad, lo cuida y custodia.
Imposibilitado de poder tomar las decisiones inherentes al ejercicio del poder, por sí sólo, es un muñeco desmadejado e incapaz de nada, no puede hacer otra cosa, que no sea moverse al ritmo que le impone el titiritero.
El títere, manipulado, se la pasa vociferando, insultando, desprestigiando, calumniando, mintiendo, y denostando a sus "adversarios" y ¿Quiénes son esos adversarios? Todos aquellos que osamos hacer un señalamiento de la rapiña a la que someten al pueblo pobre y por ende a México. Somos antagonistas y él lo sabe, pero nos trata como enemigos y con una fuerza y ferocidad nunca antes vista, todo el aparato del Estado, lo pone en contra de nosotros, el pueblo. Y para acabarla, tiene sus imitadores, ejemplos; Omar Fayad Meneses, Cuitláhuac García Jiménez, Claudia Sheinbaum, Miguel Barbosa y otros titeritos igual de despistados.
El títere que ahora López Obrador usa para atacar directamente a Antorcha es Santiago Nieto, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda que, ahora, que Antorcha a estado insistiendo al gobierno federal un Plan Nacional de Distribución de Alimentos, para las familias más humildes que están siendo gravemente afectados por la cuarentena que se ha decretado por la pandemia del covid-19, ha acusado al Movimiento Antorchista Nacional de "lavado de dinero y huachicoleo", según él, Antorcha a "robado" y sus líderes se han hecho ricos producto del desvió de dinero que le daban los anteriores gobiernos para los campesinos.
Nada de eso es cierto, las finanzas de nuestra organización son sanas y son productos de nuestro esfuerzo de muchos años de trabajo y, están en orden en términos fiscales. Santiago Nieto solo es un títere más que quiere desvirtuar el prestigio de la organización, pero no lo va a lograr, porque Antorcha es una organización honesta y el que nada debe, nada teme. Si tienen pruebas, que las presenten en las autoridades correspondientes y si tienen razón, entonces que las autoridades lo definan, pero como no tienen pruebas, solo se mofa y nos da golpes mediáticos.
Antorcha es una organización grande y fuerte a nivel nacional y no la van a matar a periodicazos como si fuera mosca. Si quieren que Antorcha desaparezca, primero acaben con la pobreza y de manera automática, desapareceremos. Mientras tanto, seguiremos luchando por los pobres de nuestro país, aunque López obrados y sus títeres no quieran.
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