MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Tragedia en Sabinas, consecuencia de explotación capitalista

image

El pasado 3 de agosto, se daba a conocer la noticia de 10 mineros atrapados en el pozo de la mina “El Pinabete”, en Sabinas, Coahuila, la nota acaparó la atención de los medios de comunicación, de la opinión pública y de los funcionarios de los distintos niveles de gobierno, quienes, como el Gobierno federal, afirman que harán todo lo posible para rescatar a los obreros con vida. Han trascurrido 14 días, durante los cuales los familiares de los obreros atrapados han sufrido lo indecible. 

El presente escrito no pretende utilizar de forma amarillista un hecho tan doloroso como este, ni faltarle al respeto a quienes sufren en carne propia esta tragedia. Mi propósito es aportar ideas que sirvan para que quienes somos testigos de este drama, no nos conformemos con sentir empatía con quienes están atrapados y sus familiares, sino que seamos conscientes que este no es un hecho aislado, sino que es resultado de la forma en la que se producen los bienes de consumo, los servicios y los medios de producción, de la forma dominante de producción en México y el mundo, es decir, del modo de producción capitalista.

Quienes a lo largo de los 14 días transcurridos se han referido al tema, coinciden en que la causa principal de este lamentable hecho es, sobre todo, que los propietarios de la concesión para extraer carbón de esta zona del país, explotan de forma brutal la mano de obra de los obreros quienes por un salario miserable, exponen diariamente su vida, introduciéndose en hoyos o pozos a muchos metros de profundidad (en el caso de la mina Pinabete es de más de sesenta metros), sin contar con las mínimas medidas de seguridad.

Lo que no dicen, quienes coinciden en que los mineros son explotados, es que esta forma de explotación es la que caracteriza el modo de producción capitalista, lo cual no es peccata minuta, porque si solo se limitan a decir que se trata de patrones ambiciosos, a quienes funcionarios corruptos los protegen, el problema se reduce a exhibir los nombres de los dueños y los funcionarios, a desgarrarse las vestiduras y pedir cárcel para ellos, lo cual oculta a los ojos del pueblo, la causa principal y por lo tanto la verdadera solución.

El sistema capitalista tiene como base la explotación de la mano de obra, de la fuerza de trabajo del hombre, indispensable para arrancar a la naturaleza sus riquezas, en forma de materia prima, y, después transformarla en productos destinados al mercado, en mercancías; pero no para satisfacer necesidades sociales sino para generar ganancias a quienes son dueños de esa misma materia prima, de las herramientas, de las maquinas, de la instalaciones, de las carreteras, de los medios de transporte, en fin, de todos los medios de producción. En este sistema el obrero es otra mercancía más, cuyo precio es el salario que recibe, el cual está calculado para que el obrero reponga la energía desgastada en su jornada de trabajo y vuelva a levantarse al día siguiente a seguir produciendo más riqueza, la cual se convertirá en propiedad del patrón o capitalista. 

Los obreros de la zona carbonífera de Sabinas, Coahuila, están doblemente atrapados por cientos de toneladas de tierra que los cubren, impidiéndoles salir o por lo menos rescatar sus cuerpos; y por el modo de producción capitalista que desde hace cientos de años surgió y ha ido perfeccionando sus métodos de explotación, arrancando desde hace siglos las riquezas naturales a costa de agotar la energía física y mental de miles y millones de trabajadores en todo el planeta, sin importarle sacrificar la vida de los obreros en accidentes de trabajo previsibles, como al que nos referimos, o de forma lenta, día a día hasta que no le sirvan y los deseche, como trastos viejos. 

Revisando la historia de nuestro país encontramos un ejemplo que confirma lo antes dicho: desde el año de 1743 el conde Pedro Romero de Terreros se asoció con Alejandro Bustamante y Bustillo para realizar trabajos de explotación en la veta llamada la Vizcaína. Esta veta fue la única que se explotó durante los últimos sesenta años del siglo XVIII, y era tan rica que en 1746 se registraron 900 familias de trabajadores asignados a este yacimiento. Romero de Terreros fue considerado, en su época, uno de los hombres más ricos de México y del mundo, regaló a la Armada Española un buque de guerra con 80 cañones (bautizado como Conde de Regla) y otro barco que tenía las alcobas cubiertas de piedras preciosas. Llegó a tener la idea de pavimentar con plata la calzada que uniría la ciudad de Pachuca con el puerto de Veracruz, para cuando el rey hiciera una visita a la Nueva España; esa escandalosa riqueza, ¿fue producida por Romero de Terreros o por miles de trabajadores que perdieron su vida en las minas?, en esa etapa histórica en la que el capitalismo estaba naciendo en las entrañas del feudalismo.

En pleno siglo XXI, el capitalismo domina todas las áreas de la producción, y la minería no es la excepción, según un estudio publicado por la UNAM en el año 2019, denominado Minería en México desde una Visión Integral, a principios de 1990 se modificó la legislación relacionada con la minería: “se amplió el tiempo de vigencia de las concesiones mineras de 25 a 50 años, con posibilidad de renovarlas por el mismo periodo de tiempo, a la vez que los cambios constitucionales legalizaron la venta y arrendamiento de terrenos ejidales y comunales, además de que no se pone un límite a la superficie concesionada. Asimismo, antes sólo se otorgaban concesiones en terrenos continentales y ahora también en el lecho marino o en Áreas Naturales Protegidas, además de que no se pone un límite al número de minerales que se pueden explotar”. El estudio demuestra que la actividad minera se ha expandido tanto en entidades del centro y norte del país, que corresponde desde el periodo colonial, a los principales estados mineros, así como a la parte sur y sureste del país. 

En cuanto a porcentaje de superficie concesionada, el estudio arroja los siguientes datos: “Colima tiene casi 37 por ciento de su superficie concesionada; Morelos, el 24 por ciento y Sonora alrededor del 23 por ciento; nueve entidades federativas concentran 75 por ciento de la superficie concesionada en el país: Sonora, Durango, Chihuahua, Zacatecas, Coahuila, Jalisco, Baja California, Michoacán y Sinaloa. Además, que existen municipios que tienen entre 75 y hasta 100 por ciento de su superficie concesionada a la minería. En estos casos se encuentran algunos de Oaxaca, Jalisco, Coahuila, Chiapas y Guerrero”.

Para los defensores del sistema vigente, estos datos serán aplaudidos como una prueba de que habrá desarrollo económico porque nuestro país incrementará la producción minera, para quienes vemos al capitalismo como un sistema donde la distribución de la riqueza es injusta, nos queda claro que cada nueva concesión minera, representa la explotación de cientos de  trabajadores, quienes con tal de llevar el pan a la mesa de su hogar, aceptarán arriesgar su vida todos los días, como lo hicieron los 10 trabajadores atrapados y con pocas posibilidades de sobrevivir, y como lo hacen millones de obreros todos los días en las diversas áreas de la producción dominadas por el sistema capitalista rapaz. 

Por eso, aunque sea como gota de agua en el desierto, es necesario insistir en la idea de que no basta con conmovernos hasta las lágrimas con sufrimiento de los trabajares atrapados bajo la superficie de la tierra, es necesario entender que debemos cambiar el sistema actual por otro donde la riqueza producida se reparta de forma equitativa y por lo tanto, el obrero trabaje con todas las medidas de seguridad adecuadas, reciba un salario justo, tenga garantizada educación, salud, vivienda y servicios dignos. Para construir un sistema social con esas características hay que estar dispuesto a educarnos, unirnos y luchar todos los días.

 

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más