El año 2020 ha sido un año muy difícil para el país y el mundo entero, pero especialmente para los pobres de México. Se estima que de las 114 mil muertes por covid-19 (hasta el día 14 de diciembre) al menos 80 mil tenían una escolaridad máxima de primaria y vivían en la pobreza. Personas que en ningún momento tuvieron la posibilidad de dejar de trabajar, mexicanos para los que la pandemia significó agregar un cubrebocas a su rutina de trabajo diario, jóvenes que han tenido que dejar sus estudios en último lugar para tomar un empleo que ayude a su familia a paliar la miseria en la que viven y que la pandemia ha agudizado aún más; a causa de esto, familias completas se han quedado sin el pilar de hogar, niños y adultos mayores se han quedado a la deriva, sin tener quien vele por ellos.
Pero veamos más datos. Según los cálculos del Centro de Estudios Educativos y Sociales, dirigido por Miguel Székely, el porcentaje de pobreza laboral pasó de 34.9% en febrero a 48.1% en junio, de este modo se registró que al menos 12 millones de personas ingresaron a la clasificación de personas en pobreza y las estadísticas registran que la pobreza total en México aumentó de 56.3% en febrero a 66.9% en junio. Estadísticas arrojadas por el mismo estudio señalan que el porcentaje de personas que se sienten seguras de llevar alimentos a casa, se ha reducido de un 38.9% en abril a tan sólo 27.2% en julio; es decir, 7 de cada 10 hogares tienen dificultades para adquirir la alimentación básica.
Aunado a esto, se estima que en México se perdieron alrededor de un millón 113 mil empleos formales en el primer semestre de 2020, sin embargo, la gran parte de los mexicanos en edad laboral debe trabajar en el empleo informal (del cual no se habla en las estadísticas) aunque es bien sabido que es mucho peor. Pequeñas empresas familiares, que generaban empleos, han tenido que cerrar definitivamente sus puertas.
Por su parte, el Gobierno hace oídos sordos a los que le sugieren cambios respecto al manejo de la pandemia, ya que el tiempo ha demostrado que el método aplicado ha sido el incorrecto, pues las muertes y contagios siguen aumentando de manera alarmante. El mismo presidente en sus conferencias mañaneras se ha dedicado a desacreditar las opiniones de los expertos, argumentando que son parte de la mafia del poder y demás cantaletas ya muy conocidas. El recinto donde se hacen dichas conferencias se ha convertido en una sede del santo oficio donde se enjuicia y dicta sentencia a quienes no compartan las mismas ideas.
El Movimiento Antorchista ha demostrado en repetidas ocasiones que solo el pueblo puede salvar al pueblo. Mientras que Andrés Manuel López Obrador (el mismo que en su campaña pregonaba hasta el cansancio que "primero los pobres”) decidió "evitar” daños en la capital tabasqueña inundando los municipios más pobres del estado, el Movimiento Antorchista Nacional inició una campaña nacional de centros de acopio para la recolección de víveres destinados a los damnificados, en los cuales se recaudaron poco más de 200 toneladas entre comida enlatada, agua, ropa, etc. Todo esto donado por miles de mexicanos que atendieron el llamado de Antorcha, compatriotas solidarios que han comprendido la fuerza que hace el pueblo organizado.
En el 2021 tocan elecciones y es el momento para quitarnos de políticos arribistas que solo buscan el poder para beneficio propio, lacras del país que han vivido de las arcas públicas, politiquillos mediocres e improvisados. El Movimiento Antorchista nos llama a crear un frente nacional que dé la pelea por el poder nacional, es momento de poner en las cámaras a verdaderos representantes del pueblo, hombres y mujeres honorables que no se sometan a un mandato absurdo, que no se conviertan en marionetas de poder ejecutivo.
Es momento de unirnos todos los que hemos sido golpeados y perseguidos por este gobierno, organizaciones, partidos políticos, feministas, reporteros, científicos, estudiantes.
Seamos unidad en un país donde el gobierno solo quiere dividirnos, tal vez esta sea nuestra única oportunidad.
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