En todo el país estamos a unos días de que inicie el segundo semestre del ciclo escolar 2023-2024, pero el estado de Michoacán tiene sus particularidades y es que la comunidad estudiantil del nivel medio superior, es decir de nivel bachillerato recibió la noticia, como balde de agua fría, del alza de cuotas para cualquier trámite, incluida la reinscripción desde luego, que en el semestre pasado fue de $450, ahora será de $882, es decir, un aumento de $432, lo que representa un 96% de incremento.
Pero aún hay más, si el alumno necesita una carta de buena conducta, constancia de estudios para los que egresan este año, certificado, diploma, etc., se debe de pagar y también se aumentó al doble el costo; si a esto agregamos las cuotas internas de cada plantel que en muchos de los casos no son al gusto de los directivos si no de la necesidad ineludible de las instituciones porque funcionan con notables carencias de infraestructura y servicios, la cosa se vuelve una verdadera tragedia.
En Michoacán hay poco más de 160 mil alumnos de nivel bachillerato, mismos que ahora están en la incertidumbre porque no saben si la ya de por sí precaria economía familiar resista este golpe.
De viva voz pude constatar la gran preocupación que existe entre padres de familia y alumnos; en una de las zonas más marginas del estado de Michoacán, me refiero a la zona purhépecha de la Cañada de los Once Pueblos, donde el jefe o jefa de familia tienen que trabajar en el campo una jornada extenuante desde las 5 o 6 de la mañana que salen de su casa para regresar a las 5 o 6 de la tarde por un salario mísero de $200 por jornal.
¿Y las becas Benito Juárez a las que tanta difusión le hace el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y la 4T? Pues como atinadamente dijo el señor G.F.H, padre de familia, “el gobierno sólo usa los programas sociales para hacer campaña, aquí se demuestra una vez más que lo que con una mano te dan con la otra te lo quitan”.
Sí ya de por sí es una mala política la entrega directa de dinero a los jóvenes, con el cual se busca corromperlos y mediatizarlos para contener la inconformidad que puedan provocar los males sociales a los que se enfrentan día a día, y que muy poco hace el gobierno para darles una solución, ahora con medidas como las que se están aplicando en el estado de Michoacán, seguramente no sólo mediatizarán la voluntad de los jóvenes sino algo peor, los expulsarán por la vía del hecho de las instituciones educativas.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) Michoacán llegó a registrar una tasa de deserción del 14.4 % durante el ciclo escolar 2021-2022, con lo cual el estado se ubica en el tercer lugar de los que presentan más alta deserción escolar en educación media superior.
En el año que corre, el presupuesto para la educación va a la baja, el presupuesto de este año para este rubro a nivel federal es del 2% menor al anterior, obviamente que ni la educación, ni los jóvenes son la prioridad del gobierno de la 4T.
Así iniciamos el 2024 los michoacanos, pero estamos conscientes de que el problema no se reduce sólo al estado, si no que es resultado de una política federal encaminada a debilitar la educación pública o terminar con la misma si fuera posible.
Por eso jóvenes que hoy son víctimas de estas agresiones y que pronto serán mayores de edad los llamo a que se vuelvan críticos del sistema que los está asfixiando y actúen en consecuencia luchando por una educación crítica, científica, democrática y popular, digna para las futuras generaciones.
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