A principios del año pasado con la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador al municipio de Cedral de ésta entidad, para presentar los productos que debieran de incluirse en la canasta básica que impondría el gobierno de la Cuarta Transformación, muchos mexicanos, sobre todo, los que viven en pobreza extrema creyeron que ahora la forma para allegarse el pan a la boca, sería menos complicado dado que se ofreció el apoyo oficial "este es un programa muy humano para que podamos combatir el hambre, que se combata la desnutrición y no se padezca de la injusticia de no tener lo más elemental, lo básico, que es la comida", decía el mandatario federal.
El ofrecimiento de la nueva canasta básica en Cedral que suman 40 productos, entusiasmó mucho a los potosinos de aquella zona del altiplano, porque contenía productos para el consumo humano que ni en sueños se imaginaban los habitantes del desierto potosino, como lo es el pescado, la carne de res, de pollo, de puerco; huevo fresco, leche, chocolate, pan, galletas, pastas, frijol, harinas, jabón para lavar ropa y trastes, y entre otros productos, pasta dental.
A poco más de un año de la presentación de tal canasta básica, se hizo tan volátil que ahora resulta inalcanzable para la mayoría de los mexicanos por el incremento a los precios de los productos. Entre los productos que incrementaron sus costos destacan; huevo (16.75%), azúcar (10.43%), frijol (10.39%), chocolate líquido y para preparar bebidas (6.39%), pan de caja (6.28%), sopas instantáneas y puré de tomate (6.20%), pasta para sopa (5.46%), jamón (5.38%), concentrado de pollo y sal (5.31%), chiles envasados (5.18%), pan blanco (4.85%), refrescos (4.62%), leche fresca pasteurizada (4.43%) y las masas y harinas de maíz (4.59%), información que fue dada a conocer por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) a principios de éste año.
Y que llega el coronavirus...
Todos los días me voy a "pepena" a los basureros a recoger papel, envases de plástico, fierro y aluminio; para venderlo y sacar algo para la comida, para comprar las tortillas o para los frijoles. Nos comenta Sonia Velázquez Bravo, obrera despedida de la fábrica de pastas Barilla, por las acciones de contingencia sanitaria para evitar la propagación de la pandemia del coronavirus.
¿Ya comiste? Le pregunte a ésta joven mujer habitante de la colonia ampliación Héroes Antorchistas de Chimalhuacán.
Si ya comí, fui a vender una bolsa de botellas de plástico y me dieron 15 pesos, con eso compré las tortillas, y en la basura encontré pan y hasta una botanita de cacahuates, saben rancios, pero eso fue lo que comimos hoy, mis hijos y yo.
La obrera despedida tiene una niña de dos años que tiene problemas de asma y un niño de 7 años con problemas de hiperactividad, quienes también acompañan a su mamá a recoger basura para allegarse recursos para su alimentación. Una alimentación mucho muy raquítica que mantendrá en la desnutrición a ésta joven familia seguro por varios años, siempre y cuando logren sobrevivir a los efectos de contagio de la presente pandemia.
ésta humilde familia al igual que otras miles en la entidad – según datos del Consejo Nacional de Evaluación y Políticas de Desarrollo Social, 2018, existen más de 480 mil potosinos que tienen carencia alimentaria- tienen problemas de desnutrición y son familias de alto riesgo para enfrentar el contagio del coronavirus, y que según los pronósticos de Servicios de Salud del Gobierno del Estado, más de 30 mil potosinos nos contagiaremos del mortal virus en la próximas semanas, una fatalidad para los potosinos que no podemos quedarnos en casa porque tenemos que salir a la calle a trabajar, y en la mayoría de los casos en condiciones de trabajo de alto riesgo e insalubres, como en el caso de ésta familia que se mantiene de la recolección de basura.
¿Un destino fatal?
Los que sobrevivan en los próximos años en nuestro país y en el mundo será una generación de millones y millones de seres desnutridos, con deficiencias físicas y mentales por falta de nutrientes, con baja estatura, flacos y débiles; pero además, con nuevos grilletes a su dura existencia, por el desempleo y bajos salarios que enfrentarán los sectores laborantes y por la imposición de nuevas condiciones de explotación del capitalismo rapaz.
¿Alguna esperanza?
Como lo dijera el genio del proletario mundial Carlos Marx, hace más de siglo y medio: "La emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera", es momento organización y de lucha de los sectores productivos del mundo y del país, por la conservación y superación de su clase social, como hace más de un siglo, cuando lucharon por la reducción de la jornada laboral y mejores condiciones de trabajo. Hoy se impone en nuestro país que se garantice la alimentación de las familias vulnerables, porque los sectores sociales empobrecidos no pueden permanecer en casa para evitar contagiarse del coronavirus, dado que tienen que salir a la calle a buscar que comer aunque sea en los basureros; y para ello, hace falta que los mexicanos luchemos por un programa de abastecimiento alimentario para las familias de extracción humilde en éstos momentos de contingencia sanitaria, una lucha que con valentía y congruencia viene impulsando la organización social a la que pertenezco, el Movimiento Antorchista Nacional.
Hoy la lucha por alimentación es una de tantas que habrán de librar los trabajadores en México y también por empleo bien renumerado como lo plantea el Movimiento Antorchista Nacional, y finalmente por la conquista del poder político en el país, porque Antorcha si sabe gobernar con justicia y honestidad, y que nos podrá llevar a puerto seguro.
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