MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Urge la unidad de la clase trabajadora en Nuevo León

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Más allá de las necesidades para el diario vivir, como el abasto de agua, el suministro de la energía eléctrica, proyectos con prospectiva para la movilidad de la ciudadanía en la metrópoli regia, proyectos productivos que consideren urgentemente el abasto de alimentos y en consecuencia fuentes de empleos, y esto no solo para Nuevo León sino para todo México. Como empecé mi intervención más allá de que nuestro gobierno actual haga lo conducente en cuanto al desarrollo social y económico de nuestro estado, mantenga y sostenga las grandes necesidades como lo antes mencionado, es necesario un cambio de modelo de producción y distribución de la riqueza producida, donde preponderantemente el humano sea el alfa y el omega, un modelo económico verdaderamente humanista que priorice las necesidades básicas, suficientes para una vida decorosa de todo ser humano y esto se puede realizar dentro de las reglas, leyes y más de nuestra carta magna, un verdadero equilibrio donde se tenga que comer, que vestir, donde trabajar, que sea bien remunerado su trabajo, poder acceder a un sistema de salud de primer mundo, a una educación de excelencia que nos permita dar el salto cualitativo que necesita nuestra sociedad neolonesa y mexicana, convirtiéndonos en creadores e innovadores  de ciencia y tecnología y volvernos competitivos a nivel mundial de tal forma que alcancemos los estándares máximos para una vida digna de todo ser humano.

Hoy en Nuevo León tenemos un gran problema entre otros el desabasto del agua y esto por falta de lluvia, por falta de embalses donde almacenar el agua cuando llega a llover y poder captarla, porque nuestro núcleo de población ha crecido, en parte  debido a las migraciones  de las entidades de sur y centro del país hacia los estados del norte y entre ellos el estado de Nuevo león muy atractivo para la llegada de muchos migrantes  sumando además a “extranjeros” lo cual deriva en un gasto mayor del vital líquido el cual no se tiene suficiente, a todo esto sumémosle que en nuestra metrópoli donde reinan los intereses y gasto de las grandes empresas que necesitan de este vital líquido para su existencia y que de otra forma no pueden existir; el problema se complica al no tener un administrador justo que distribuya equitativamente el vital líquido, para el consumo directo o indirecto de todo ser vivo priorizando al humano, la necesidad ahí está, los hogares, las empresas, la agricultura, la ganadería. Ha faltado un proyecto con visión a largo plazo sin descuidar y atender el crecimiento población, la creación de nuevas empresas con necesidades hídricas, la producción de alimentos que necesariamente necesitan del agua para poder existir entre un sin número de factores que influyen o determinan el abasto o desabasto del vital líquido y todo esto se desarrolla se mueve, crece y decrece dentro del modelo económico vigente.  

El carácter emprendedor nacido del modelo capitalista de producir riqueza y más riqueza, impulsado marcadamente por un sector prospero, los dueños de los medios de producción de la población neolonesa, ha sido motor del éxito económico de Nuevo León, pero no así en todo el ámbito social y económico donde se le considere a la clase trabajadora y por supuesto a todo ser humano. El sector privado y otros actores determinantes como el caso de las universidades al servicio de la clase del poder son una conexión entre las necesidades de los grandes corporativos del estado y los nuevos emprendedores y se olvida a la clase trabajadora siempre presente para producir la riqueza, pero no para beneficiarse, no para disfrutarla, y donde en este gran sector de la clase trabajadora sufre los atropellos del estado ya que a un primer plano no tiene como defenderse. 

En el caso del proyecto hídrico para el sostenimiento del estado debiera avanzar y consolidarse, cosa que sería muy bueno para Nuevo León tanto en derrama económica como en empleos mejor pagados, así que conviene no perder de vista futuros proyectos que emanen de gente sensible y humanista que considere y priorice el abasto como es el caso del agua y además de todo el entorno sociocultural humano y su contexto material donde se desenvuelve, el jornalero del campo y el obrero de la ciudad como fuente indispensable para desarrollar una sociedad justa y equitativa en todo ámbito.

Además no podemos perder de vista la relación entre la clase patronal y la clase trabajadora siempre son temas delicadas y complejos, porque simple y llanamente dadas sus condiciones de posicionamiento persiguen objetivos diametralmente opuestos, ya que mientras los dueños de la riqueza de los medios de producción, buscan la ganancia, en buena medida sin importar el medio ambiente, el ecosistema, solo les interesa la riqueza que se produce a costa de la clase trabajadora, prácticamente sin importar más nada; y mientras tanto la clase trabajadora solo busca sobrevivir dignamente, sostenida únicamente por su única fuente de ingreso, la fuerza física e intelectual que es con lo único con lo que cuenta en el ámbito socioeconómico actual; es aquí en donde nuestra clase trabajadora plenamente consciente de su gran fuerza numérica, al unirse, organizarse, dispuesta a la lucha justa y de forma democrática exija al  gobernante de hacerla participe activa propiciando y buscando la transformación social, imperando la necesidad de justicia social allí donde está muy marcado la injusta distribución de la riqueza. 

Todo esto nos lleva a la urgente y necesaria unidad de la clase proletaria, a  que solamente consiente de su gran capital numérico existente, educada, unida y organizada la masa  proletaria podrá cambiar el modelo económico vigente hasta el día de hoy por uno que siga produciendo la riqueza necesaria, pero que su distribución se ejecute solventando las necesidades que las mantenga y sostenga dignamente en todos los aspectos económicos, sociales y culturales solo así  se podrá cambiar nuestro entorno social y económico; solo lo justo y nada más lo justo para todo el género humano y ser viviente que le rodea.

En lucha consiente, constante y perseverante lo creemos factible, sí, un equilibrio de fuerzas productivas actuantes sociedad y gobierno.

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