Cada vez me sorprende más el “optimismo” del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, pues, a pesar de que México es uno de los países con más contagios y muertes en el mundo por la covid-19, afirma que “tenemos que enfrentar las adversidades” y “tenemos que correr ciertos riesgos como todo en la vida”.
Sin embargo, creo que al presidente se le olvida que no todos los mexicanos cuentan con lo más elemental para enfrentar esas adversidades y correr riesgos en la vida. ¿A qué mexicanos se refiere el presidente? ¿A los que tienen, por ejemplo, la oportunidad de curarse en las mejores clínicas privadas del país o del extranjero? o de los que no tienen ni la posibilidad de acceder a un hospital o centro de salud con las mínimas condiciones para curarse.
Y en eso puedo afirmar, que los pobres de nuestro país tienen una gran desventaja, y que, además, las consecuencias para millones de mexicanos pueden ser muy lamentables. Y ahora, los que corren más riesgo ante esta tercera ola de contagios son los niños y jóvenes, ¿valdrá la pena correr el riesgo? Veamos.
El regreso a clases presenciales es inminente y el magisterio ya se encuentra listo para comenzar el 30 de agosto, así lo aseguró la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez. “sin duda, el regreso a clases es algo inminente, debe ser un retorno responsable, coordinado y cauto”.
Además, Gómez Álvarez indicó que el regreso a las aulas es un reto importante para la Secretaría de Educación Pública (SEP); sin embargo, cuentan con el respaldó del gobierno federal y padres de familia. Señaló que el espacio escolar es fundamental para los estudiantes, pues es un entorno formativo que incide en el aprendizaje social de los alumnos.
Los medios locales informaron que; “por su parte, en Colima, Heriberto Valladares Ochoa, secretario de la Sección 39 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), aseguró que los integrantes de este gremio se encuentran listos y preparados para el regreso a clases de manera presencial, aunque advirtió que, de no contar con las condiciones, sanitarias no permitirán que los trabajadores regresen a laborar sin garantías. Refirió que como trabajadores de la educación van a entrarle a esa parte de que arranque el ciclo escolar, “pero también vamos a ser muy claros que si no existen estas condiciones nosotros vamos a tomar una decisión porque no vamos a permitir que estén en riesgo la salud de los trabajadores”, indicó.
Es decir, que los maestros no están dispuestos a correr el riesgo de contagio. Entonces, ¿por qué los alumnos tendrían que hacerlo? Si la variante Delta ha sido señalada como la mutación con mayor capacidad de transmisión y actualmente se encuentra en más de 80 países, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por su parte un estudio realizado en Reino Unido sugiere que dicha infección es hasta cinco veces más prevalente entre niños y jóvenes.
Por si esto fuera poco, la subsecretaria de Epidemiología de la Salud en Colima, Diana Carrasco Alcántara, luego de dar a conocer que en el periodo del 9 al 11 de agosto se acumularon 988 casos nuevos y 25 defunciones, que representan en promedio 329.3 casos y 8.3 muertes al día, aseveró que “es un momento de alerta máxima”. Por lo cual se tuvo que instalar el Hospital Móvil en el Auditorio Multifuncional de la Unidad Deportiva Morelos, para atender a la mayor cantidad de pacientes infectados.
Ante este panorama pregunto: ¿vale la pena señor presidente, arriesgar la vida de miles de niños, jóvenes y sus familias ante este “inminente regreso a clases”? ¿México cuenta con las condiciones sanitarias mínimas para que esto sea posible? Yo la verdad creo que no.
La suerte de millones de niños y jóvenes está echada; así lo anunció el presidente: “el reinicio de clases presenciales se llevará a cabo a finales de agosto, llueve, truene o relampaguee”. Pero los mexicanos más pobres son los que más han arriesgado y enfrentado las adversidades que han venido, pero ahora, también la vida de sus hijos está en juego.
Exijamos pues, escuelas de calidad que les permitan a sus hijos un regreso a clases seguro, vacunas para todos los estudiantes de todos los niveles educativos. A los pobres no nos queda otro camino; después, puede ser demasiado tarde.
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