A estas alturas, los que vivimos en Sinaloa conocemos los resultados de las pasadas elecciones, donde se eligieron gobernador del estado, diputados locales y presidentes municipales. Fuimos testigos de lo que son capaces todos "nuestros" políticos con tal de llegar al poder. De todo hubo en la campaña: dimes y diretes, campañas de lodo, donde lo que menos importaba era demostrar lo dicho, sino dañar la imagen del oponente, haciéndose pasar todos como los salvadores del pueblo. Nunca escuchamos un compromiso sincero de atender las necesidades básicas del pueblo, como lo es generar empleos bien remunerados, dotar de vivienda digna a todos los sinaloenses que carecen de ella, garantizar el suministro de agua potable suficiente, mejorar el servicio de salud, de educación y recreación, otorgar un apoyo verdadero a los pequeños productores agrícolas y ganaderos. Escuchamos puras generalidades como "voy a traer inversiones", "facilitaremos la instalación de empresas", "por un mejor Sinaloa", etcétera.
Tan huecas sonaron sus propuestas que esto se reflejo el día de la jornada electoral, provocando una baja asistencia de los electores, quienes ven que los actuales partidos políticos no representan los verdaderos intereses de la población; así se explica que haya acudido a votar sólo el 44%, menos de la mitad del padrón electoral. Hay diputados que van a llegar a la "máxima representación del pueblo", con tan sólo el 30% de votos. Los ganadores están felices porque ven la posibilidad, en sus nuevos cargos, de aumentar su riqueza, pues, como todos sabemos, no pelean el "hueso" por su real preocupación para mejorar la vida de los ciudadanos, sino para hacerse más ricos; los que perdieron van a esconder la cabeza hasta que nuevamente se presente otra campaña y vuelvan con su cantaleta y se pongan nuevamente la careta de redentores del pueblo.
¿Qué vamos a hacer los antorchistas? En primer lugar, organizar al pueblo, educarlo, hacerle conciencia que sólo unido con otros miles y millones de mexicanos en iguales condiciones de miseria y de pobreza, podrá hacer valer su voz ante cualquier autoridad, del partido que sea, y entonces sí, con dicha unión, exigir sus derechos y hacer que los recursos que manejan los diferentes niveles de gobierno, se destinen verdaderamente a resolver las necesidades y carencias del pueblo trabajador de Sinaloa, a eso llamamos al pueblo, a unirse, organizarse y luchar. Segundo, en los primeros días de ejercicio de las nuevas autoridades, en los municipios donde antorcha tiene presencia, vamos a presentar nuestras peticiones, mismas a las que daremos puntual seguimiento y, de encontrar cerrazón e insensibilidad a pesar de la justeza de nuestras demandas, o simplemente se nos ignore o maltrate por no haber votado a favor de quien ganó el puesto, estaremos listos para movilizarnos e iniciar las protestas y exigencias para que respeten nuestro derecho a una vida mejor. Esta es la tarea compañeros antorchistas; nosotros no debemos de adoptar la actitud que precisamente quieren que adoptemos los políticos de siempre, quienes creen que el pueblo sólo tiene derecho a votar y, de ahí para adelante, dejar en sus manos el manejo discrecional de los recursos públicos. Con nosotros se equivocan; por experiencia y años de lucha, hemos visto como se comportan estos políticos, que una vez que llegan al poder se olvidan de sus compromisos y se dedican solo a beneficiarse ellos y sus cercanos colaboradores, saqueando los recursos públicos; los antorchistas también sabemos que el único remedio efectivo para que la autoridad cumpla, es que el pueblo este organizado y le exija que atienda las necesidades de sus gobernados, especialmente la de los más pobres.
No perdamos tiempo, a educarnos, a organizarnos mejor, a fortalecer nuestra unión y a estar listos para luchar en el momento que se requiera. Que así sea.
¡QUE VIVA LA ORGANIZACIóN DE LOS POBRES DE MéXICO!
¡QUE VIVA EL MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL!
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